Vingegaard, en la Dauphiné; Pogacar, en Sierra Nevada: comienza el duelo del Tour de Francia
Mientras el esloveno se recupera de su fractura de muñeca concentrado en altitud, el danés se enfrentará desde el domingo en la carrera de los Alpes a los españoles Landa, Mas y Carlos Rodríguez
En junio, el ciclismo empieza a oler a Tour. Huele a Tour en los Alpes, donde se concentra la montaña de la Dauphiné Libéré en la que las esperanzas españolas, Carlos Rodríguez, Enric Mas, Mikel Landa, se medirán y en las que los aficionados medirán a Jonas Vingegaard, el último campeón de la grande boucle. Huele a Tour también en Sierra Nevada, donde ...
En junio, el ciclismo empieza a oler a Tour. Huele a Tour en los Alpes, donde se concentra la montaña de la Dauphiné Libéré en la que las esperanzas españolas, Carlos Rodríguez, Enric Mas, Mikel Landa, se medirán y en las que los aficionados medirán a Jonas Vingegaard, el último campeón de la grande boucle. Huele a Tour también en Sierra Nevada, donde Tadej Pogacar, el rival, comienza a pedalear al aire libre después de cinco semanas de rodillo, y una muñeca rota y una férula plástica.
Cuatro son los favoritos del ciclismo, pero solo uno, Jonas Vingegaard, participará en la Dauphiné Libéré, que comienza el domingo, la carrera que se considera barómetro a tres semanas del Tour de Francia. Ocho días en el Este, una contrarreloj de 31 kilómetros, varias etapas variadas por el Averno, repechos, algún sprint, fugas y montañas, Jura, viejo Alpes, Madeleine, Mollard y Croix de Fer, a Chartreuse, Granier, Porte, y final en la Bastilla de Grenoble (una milla al 14%), y respuestas tentativas a las preguntas de siempre en junio, cómo están los viejos conocidos, quién será joven sorpresa en el Tour.
En la Dauphiné (del 4 al 11 de junio) actuará el último ganador de la grande boucle, pero no Primoz Roglic –ganador del Giro hace nada y de la Dauphiné en 2022, el maduro esloveno ha renunciado al dorsal número uno en Francia para asaltar el Tour de Suiza la semana siguiente (11 a 18 de junio), la única carrera de una semana del WorldTour que le falta en su palmarés— ni Remco Evenepoel, que reanudará en los Alpes suizos el duelo con el esloveno iniciado en el Giro e interrumpido por su covid. A ninguno de los dos se les espera en el Tour, pero sí al número uno mundial, Tadej Pogacar, que termina de recuperarse en Sierra Nevada de la fractura de muñeca que le bajó de la bicicleta al caerse en la Lieja el 23 de abril.
Mientras Vingegaard no se ha desviado ni un milímetro del camino hacia el Tour proyectado en invierno —una carrera por etapas cada mes, febrero, marzo, abril, junio, 26 días de competición antes del 1 de julio en Bilbao, concentraciones en altura entre medias—, Pogacar ha debido improvisar. “Pero creo que estaré al 100% en el Tour”, dice el esloveno, siempre riéndose, siempre aparentemente despreocupado, que habla con la prensa por primera vez desde su caída en abril y llegará el 1 de julio al grand départ de Bilbao con solo 21 días de competición. “Quizás la muñeca no estará perfecta, pero las piernas sí. No se necesitan las muñecas para entrenar las piernas. A veces, un accidente de este tipo puede venir hasta bien, sobre todo con estas temporadas tan largas. Son semanas en las que das descanso al cuerpo y a la mente. Y tampoco ha sido para tanto, ha sido una mano lo que me he roto, no las piernas, no la cabeza”.
La Dauphiné no permitirá aventurar el estado en el que Pogacar llegará al Tour, lo que nunca ha hecho –los dos últimos años, el esloveno prefería correr menos estresado, más lejos de los focos, su pequeño Tour nacional, que ha ganado sin despeinarse, antes que enfrentarse a otros favoritos—, ni ninguna otra carrera por etapas. “Antes del Tour solo correré los dos campeonatos eslovenos, el de ruta y también el de contrarreloj, que este año será montañosa y me vendrá muy bien de cara a la del Tour”, dice Pogacar en teleconferencia de prensa desde la concentración en la altura, 2.300 metros, de Sierra Nevada, adonde llegó el lunes y donde estará hasta el domingo 11, antes de reconocer cuatro etapas del Tour y terminar su preparación con una nueva concentración en altura, en esta ocasión en Sestriere, Alpes junto a Turín. “He perdido días de entrenamiento en carretera y después de volumen tengo que empezar a hacer intervalos y salidas largas. Pero un buen mes en altitud será suficiente, y entrenando tras moto podré simular bien el ritmo de carrera. No estoy preocupado en absoluto”.
La dureza de las etapas vascas, y la temprana entrada en los grandes Pirineos, quinta y sexta etapa, no le preocupan al ganador de los Tours de 2020 y 2021, y segundo en 2022, “Será difícil llegar fresco y a tope el primer día, pero lo prefiero así, con comienzo duro, a tener solo etapas llanas”, dice Pogacar. “Así ya sabremos enseguida quién es quién, quién coge el liderato, y no serán tan estresantes los días siguientes. Hace dos años ya fue así el comienzo y me fue ideal. Es el tipo de Tour que me gusta”.
Atasco en el Puy de Dôme
Huele a Tour en los Alpes y también en el Puy de Dôme, el volcán del Averno, junto a la Michelín de Clermont Ferrand, que inauguró Fausto Coppi en 1952, en el que Bahamontes (1959) y Ocaña, hace 50 años, ganaron el Tour, y al que la grande boucle después del Tour de Perico, hace 35 años. Por sus laderas, cercanas a Chambon, de donde sale el domingo la Dauphiné y cerradas al tráfico, pedalearon el viernes Mas, Vingegaard, Rodríguez y Egan, el corazón a 200, la cabeza en el Tour. “El Tour logró que nos abrieran la carretera solo para ciclistas el viernes de 9.30 a 10.15, y muchos corredores aprovecharon para conocer la subida”, dice Iván Velasco, el director del Movistar que llevaba unos días en los Alpes concentrado con Enric Mas, Matteo Jorgenson y otros corredores del equipo. “Estuvimos nosotros, muchos Ineos, Gaudu, el UAE... Muchos ciclistas subieron y me contaron que la subida es muy estrecha y muy regular, muy constante, cuatro kilómetros al 12%, y muy dura. Será un día clave del Tour”.
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