Una resaca de campeonato para el Barcelona
El Valladolid impone su intensidad y golea a un conjunto azulgrana desfigurado y destensado desde que cantó el alirón
El Barça lleva una resaca de campeonato desde que ganó la Liga. La sensación es que no se ha bajado de la rúa por las calles de Barcelona y no se entera ni le importa que le sometan a escarnios como el de Zorrilla. No da pie con bola, falto de tensión competitiva y de concentración, y también de vergüenza, ridiculizado en cancha contraria ...
El Barça lleva una resaca de campeonato desde que ganó la Liga. La sensación es que no se ha bajado de la rúa por las calles de Barcelona y no se entera ni le importa que le sometan a escarnios como el de Zorrilla. No da pie con bola, falto de tensión competitiva y de concentración, y también de vergüenza, ridiculizado en cancha contraria después de ser abatido ya en el Camp Nou por la Real. Ha perdido solidez y clarividencia por las lesiones de Araujo y Pedri y no ha quedado ni rastro del campeón de Liga.
A Xavi le cuesta cuadrar un once porque en juego ha entrado también la lista de altas y bajas y se está a la espera de que la Liga apruebe el plan de viabilidad para afrontar la próxima temporada que jugará como local en Montjuïc. La coyuntura azulgrana favorece a los rivales necesitados de puntos, como la Real y el Valladolid, e indigna a los que están pendientes de sus resultados, ninguno tan molesto como el Espanyol, que por una vez apostaba por una victoria barcelonista para reforzar sus aspiraciones de permanencia en la Liga. Las expectativas blanquiazules se acabaron nada más empezar el partido de Zorrilla.
Arriesgó Pezzolano con la alineación para espantar la dinámica derrotista del equipo, abatido en los últimos cinco partidos, y su valentía fue correspondida generosamente por el Barça. Los azulgrana regalaron un gol al minuto de juego cuando Christensen, seguramente hasta anoche el futbolista azulgrana más fiable, cabeceó de forma impecable un centro de Machís ante el asombro de Ter Stegen. Los récords a los que aspira el meta peligran más por las últimas concesiones de sus defensas que por el acierto anterior de las delanteras de la Liga. Xavi optó incluso por sustituir a Ter Stegen en el descanso para evitar que se escape el Trofeo Zamora.
Ya son seis los goles encajados por el alemán en los tres últimos partidos para un total de 17 desde que un 0-4 se convirtió en un 2-4 en el derbi del alirón en Cornellà-El Prat. Y es que al error de Christensen siguió un penalti de Eric García a Gonzalo Plata que transformó Larin. La extemporánea zancadilla del central azulgrana delató su incomodidad en la cancha y la precaria formación dispuesta por Xavi. Eric García se ha vestido en dos partidos de medio centro después de no encontrar sitio en una defensa de la que también se ha caído Koundé.
El francés alegó fatiga muscular después de ser desbordado como central por Sorloth en la cita con la Real Sociedad. Tampoco parece muy a gusto como lateral y no se descarta que pueda salir próximamente del Camp Nou. El confundido Koundé no jugó en Zorrilla y, sin embargo, el Barcelona también fue muy permeable en su área para desespero de Ter Stegen. Los zagueros eran tan indulgentes como los atacantes porque el equipo se garantizó unas cuantas llegadas y una serie de remates de Raphinha, Lewandowski y Christensen a los que respondió con acierto Masip.
No jugaban de salida Ansu Fati ni Ferran y, en ausencia también de Busquets, ninguno de los dos equipos era consistente, de manera que las idas y venidas se sucedían en las dos porterías con distinta suerte para satisfacción de una hinchada que vistió al estadio de negro para expresar su irritación con un colectivo arbitral al que de alguna manera responsabiliza de su mala situación en la Liga.
Los cambios únicamente acentuaron la superioridad del Valladolid, siempre más intenso que el ausente Barcelona. Los buenos apuntes del debutante como titular Pablo Torre no duraron más de una hora, falto de ritmo, y sustituido por Ferran. La noticia desde el bando azulgrana fue la sustitución de Raphinha. El brasileño, puño en alto, se quitó la camiseta para mostrar un mensaje de solidaridad y apoyo a Vinicius: “Vamos juntos Vini”. El árbitro aplicó el reglamento y le mostró la tarjeta amarilla mientras la hinchada no paraba de vitorear a su equipo, protagonista único del encuentro porque todavía contó dos tiros al palo y un tercer gol marcado por Gonzalo Plata.
Volvió a quedar enganchado Eric García en el 3-0 para refrendar el despropósito del plan azulgrana, solo remendado a última hora por el gol del honor de Lewandowski, que va camino del Pichichi. El tanto no evitó el bochorno del Barça. La reputación también se gana y se pierde en partidos contra los rivales que hacen de la necesidad virtud como el Valladolid.
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