EL PAÍS

El Barça suda de lo lindo para someter al Zalgiris

El equipo azulgrana, espoleado por Vesely y Mirotic, madura el triunfo (89-81) para poner la serie 2 a 0 y arrimar la Final Four de la Euroliga

EuroLiga
Vesely, que con 26 puntos hizo su récord de anotación como azulgrana, pelea con Hayes por el balón.Enric Fontcuberta (EFE)

Jokubaitis festejó su triple haciendo la u con la boca al tiempo que Abrines, Mirotic y Sanli alzaron los brazos para desatar esa comunión tan íntima y apasionada con el Palau, para poner siete puntos de ventaja frente a un Zalgiris que no arrojaba la toalla. Quedaban menos de dos minutos y al fin el equipo azulgrana tenía un respiro en un duelo que maduró con paciencia y tesón, triunfo final con la lengua fuera por el esfuerzo y laurel que pone la serie 2 a 0. La Final Four a la vuelta de la esquina, por...

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Jokubaitis festejó su triple haciendo la u con la boca al tiempo que Abrines, Mirotic y Sanli alzaron los brazos para desatar esa comunión tan íntima y apasionada con el Palau, para poner siete puntos de ventaja frente a un Zalgiris que no arrojaba la toalla. Quedaban menos de dos minutos y al fin el equipo azulgrana tenía un respiro en un duelo que maduró con paciencia y tesón, triunfo final con la lengua fuera por el esfuerzo y laurel que pone la serie 2 a 0. La Final Four a la vuelta de la esquina, por más que ahora se jugarán los dos siguientes envites en tierras lituanas.

Lejos de mostrar esa versión lánguida del primer encuentro, el Zalgiris salió al parquet brioso y decidido. Movía la pelota con celeridad y, sobre todo, ya no jugaba con la muñeca encogida -entonces falló los 13 triples que intentó- porque Ulanovas y Brazdeikis hicieron diana desde el perímetro para abrir boca. El Barça, demasiado blando en defensa, sufría en su cancha del mismo modo que también encontró la manera de expresarse en el aro contrario porque Vesely imponía su ley en el poste bajo, más corpachón y vigoroso que Smits. Una lucha de tú a tú que también se trasladó a la grada porque los lituanos, que coparon los asientos reservados para la hinchada rival, eran tan animosos como estruendosos, orgullosos también de enseñar que el baloncesto en el país es lo más importante de lo menos importante. Pero nadie gritaba más que Jasikevicius desde el área técnica del Barça, expresivamente enrabietado, disconforme de inicio con la mentalidad competitiva de su equipo, argumento que no se cansó de repetir en la previa, cansado de que su equipo dé por hechos triunfos de antemano, tara que ha hecho callo. Pero no se repitió anoche.

Incómodo porque el Zalgiris castigaba sin piedad al Barça desde la zona, el Palau se desgañitaba en azuzar a los suyos para que no se amilanaran ante el duelo físico que planteaba el rival. Se podía masticar la tensión. Bronca de época de Jasikevicius a Sergi Martínez, tres faltas de carrerilla a Sanli en un santiamén y un mate de Polonara que festejó con demasiada efusividad y altanería que descorchó la pita. También a Vesely, que seguía sin corsé bajo el aro -18 puntos al entreacto-, también un Kalinic desde el exterior que quiere volver a ganarse al técnico (le echó del banquillo ante el Efes en noviembre) ahora que llega lo bueno.

El regreso al parquet fue más de lo mismo, duelo de alternancias y brega por bandera, aunque con una mayor intensidad en defensa por parte de los dos equipos, sobre todo de un Barça que tiró de las ayudas y el dos contra uno para provocar pérdidas y nerviosismo en el rival. Algo que también estimuló Mirotic, que tuvo su momento de acelgas y Popeye con dos triples consecutivos. Pero ni con esas abría brecha el Barça, que necesitó de un triple sobre la bocina de Laprovittola para tomar una vez más la delantera (68-66). Barbecho para el último baile. “¡Vamos! ¡Vamos!”, gritó con rabia Satoransky tras un robo y una canasta, a falta de cuatro minutos para el cierre del duelo y poner cinco puntos de ventaja. Pero el Zalgiris, de pie hasta el final, se apoyaba en Brazdeikis para exigirle un poco más al equipo de Jasikevicius. Y bien que lo dio. Lo hizo, claro, Mirotic porque tocaba; Vesely porque no tenía fin (26 puntos y récord anotador como azulgrana); y el equipo en general. Señal de que quiere más. Y le falta poco, ya con la Final Four a la vuelta de la esquina.

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