Reencuentros y reválidas en cuartos de la Euroliga
Obradovic se cruza con el Real Madrid y ‘examina’ a Chus Mateo, y Jasikevicius volverá a Kaunas pendiente de su futuro en el Barça
Zeljko Obradovic en el camino del Real Madrid y Saras Jasikevicius de regreso a Kaunas con el Barça. Los cuartos de la Euroliga mezclan para los equipos españoles la nostalgia del pasado, la exigencia del presente y las dudas del futuro. El conjunto blanco parte este martes en casa (20.45, Dazn) la serie que abre la puerta de la Final Four frente a un equipo que luce a su estrella más reluciente en el banquillo. ...
Zeljko Obradovic en el camino del Real Madrid y Saras Jasikevicius de regreso a Kaunas con el Barça. Los cuartos de la Euroliga mezclan para los equipos españoles la nostalgia del pasado, la exigencia del presente y las dudas del futuro. El conjunto blanco parte este martes en casa (20.45, Dazn) la serie que abre la puerta de la Final Four frente a un equipo que luce a su estrella más reluciente en el banquillo. Obradovic es dueño de nueve Copas de Europa, una de ellas en su trienio blanco (1994-97). Es el gran tótem europeo, el sabio que se las sabe todas y cuya pizarra de mil garabatos pondrá a prueba a Chus Mateo en su primer curso como entrenador principal madridista tras la era de Pablo Laso. “Cuando yo estaba en la cantera él ya ganaba Copas de Europa. Iba a verle entrenar. Es un referente, una fiera. Siempre le he admirado”, asumió ayer Mateo.
El curso es un examen continuo para el técnico madrileño, de 54 años, nueve menos que Zeljko. Desde enlazar el triunfo en la pasada Liga hasta conquistar la Supercopa, perder en semifinales de la Copa, ser tercero en la fase regular de la Euroliga (23 victorias, como el Barça, a una del Olympiacos) y estar por detrás del Baskonia y de los azulgrana ahora en la ACB. Mateo bajo la lupa y bajo la alargada sombra de Laso, conquistador de 22 títulos.
La exigencia es máxima para los blancos por la baja de Poirier, operado de apendicitis y que deja a Tavares como único cinco puro, y por la falta de descanso, apenas 48 horas entre su partido ante el Joventut en Badalona y la cita contra el Partizán. “Nos debemos vaciar. Es lo más duro del año”, comentó este lunes Mateo. “Estamos en nuestro mejor momento de la temporada, a un altísimo nivel de química. Necesitábamos tiempo”, explicó Hezonja. Enfrente, un Partizán que anota mucho pero que también deja anotar, con abundantes posesiones por encuentro y sobre todo enganchado a la caldera del Stark Arena de Belgrado, el pabellón que en la fase regular ha registrado la mayor asistencia media por encuentro: 17.763 espectadores, por los 14.801 del Zalguiris (el Baskonia, 8.911; el Madrid, 7.625; el Barça, 6.291; y el Valencia, 5.995).
El Barça recibirá este miércoles (20.00, Dazn) al Zalgiris en otro reencuentro sentimental, el de Jasikevicius con el equipo de Kaunas. Fue su último conjunto como jugador, allí donde se rodó como asistente y donde fue primer entrenador cuatro años (2016-2020) antes de recalar en el Palau. El Barça reclutó a uno de sus mitos con el foco puesto en levantar la Euroliga, pero se ha estrellado en la final contra el Efes y en la semifinal ante el Madrid en los dos últimos cursos. Una nueva decepción puede condicionar el futuro de Saras en el banquillo azulgrana después de que cada verano el club diera una vuelta de tuerca más a la plantilla.
Barça y Madrid serán de nuevo rivales en el primer escalón de la Final Four si ambos superan los cuartos. La diana está en Kaunas, la sede que decidirá al campeón del 19 al 21 de mayo. Por la otra parte del cuadro, Olympiacos-Fenerbahçe y Mónaco-Maccabi. En el camino quedó apeado el campeón de los dos últimos años, el Efes de Ergin Ataman, en 11ª posición con 17 victorias y 17 derrotas pese a su nómina de lujo: Larkin, Micic, Clyburn, Polonara, Zizic… Fuera el equipo turco, y sin conjuntos rusos, la Euroliga se abre a cualquier aspirante.
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