Djokovic, a vueltas con el codo que le martirizó hace un lustro
A poco más de un mes para Roland Garros, el número uno sufre otra vez de la articulación, el mismo mal que le obligó a pasar por el quirófano en 2018
La semana pasada, Novak Djokovic abandonó la arena de Montecarlo enfurruñado, después de haber perdido en su primera aparición de la actual gira de tierra batida –su segundo partido de la temporada– y con un contratiempo todavía mucho mayor recorriéndole la mente. “Después de jugar así la sensación es muy mala, así que no puedo decir nada. No estoy de humor…”, le respondió al periodista que le preguntó por cómo estaba su codo, envuelvo por un protector oscuro y que durante el duelo contra el italiano Lorenzo Musseti le devolvió a los viejos fantasmas. De nuevo, la articulación. En la ronda pre...
La semana pasada, Novak Djokovic abandonó la arena de Montecarlo enfurruñado, después de haber perdido en su primera aparición de la actual gira de tierra batida –su segundo partido de la temporada– y con un contratiempo todavía mucho mayor recorriéndole la mente. “Después de jugar así la sensación es muy mala, así que no puedo decir nada. No estoy de humor…”, le respondió al periodista que le preguntó por cómo estaba su codo, envuelvo por un protector oscuro y que durante el duelo contra el italiano Lorenzo Musseti le devolvió a los viejos fantasmas. De nuevo, la articulación. En la ronda previa, el número uno ya había tenido serios problemas para doblegar al ruso Ivan Gakhov (198º del mundo) y se marchó del Principado verdaderamente contrariado.
Djokovic es, sin duda, uno de los mayores portentos físicos que se recuerdan, elástico a más no poder y con una fisonomía –alto, pero ligero y potente a la vez– que le ha permitido abordar una gran cantidad de plusmarcas de su deporte sin que las lesiones le castigaran excesivamente. A lo largo de su trayectoria, 20 años ya en la élite, apenas ha sufrido contratiempos significativos. Salvo uno. En enero de 2018, después de atravesar por la mayor crisis de su carrera y de haber hecho una pausa de medio año –a partir de la caída en Wimbledon, vacío por dentro y dañado por fuera–, reapareció y se desmoronó; cayó en su coto de Australia frente al coreano Hyeon Chung (octavos) y unas semanas después, una instantánea reveló el origen del mal. Pero esta vez, la causa no era la mente.
”Hace unos días, acepté con mi equipo llevar a cabo una pequeña intervención médica en mi codo. Ahora parece que estoy en el camino correcto hacia la recuperación. Llevo con esta lesión desde hace dos años y durante este tiempo he visto a muchos médicos; me tomé seis meses de parón esperando volver recuperado este año, pero por desgracia aún sentía dolor”, afirmó el balcánico, retratado en un aeropuerto de Suiza con el brazo derecho completamente vendado. Ese instante parecía ser el principio del fin –”llegó a pensar en retirarse”, desvelaría posteriormente su esposa–, pero en realidad fue el inicio de un regreso por todo lo grande.
Al igual que en la competición, Djokovic siempre vuelve. Sin embargo, el vendaje de la semana pasada en Montecarlo –derecha anquilosada, 29 errores no forzados y 15 km/h menos de velocidad media en el servicio– generó runrún y unas imágenes captadas hace un par de días durante un entrenamiento previo a su entrada en el torneo de Banja Luka (Bosnia-Herzegovina) dispararon todas las alarmas. El líder actual del circuito se veía obligado a detener la sesión y a ser tratado de nuevo del codo, que en su día ya le obligó a renovar la mecánica del saque.
“Ha aguantado”
“La situación no es la ideal”, admitió antes del pulso con el francés Luca van Assche, 87º de la ATP. “Pero es lo suficientemente buena y espero estar listo. Hoy por hoy, el mayor obstáculo para mí soy yo mismo”, prorrogó Nole, que este miércoles volvió a sufrir durante un buen rato en su estreno en la segunda cita que afronta este año sobre arcilla. Venció por 6-7(4), 6-3 y 6-2, pero su expresividad volvió a ser preocupante. Durante el primer parcial volvió a lucir el compresor en el brazo y, curiosamente, cuando se despojó de él logró remontar.
“El codo ha aguantado, y que lo haya hecho en un partido como este [2h 38m de duración] me dice que estoy sano. No son las mejores condiciones, pero estoy bien y tengo hambre”, afirmó, habiendo escapado del lío y citado con Dusan Lajovic o Gregoire Barrere; “quizá sean las condiciones más lentas en las que jamás haya competido. No podía superarle con la pelota. Ha sido [Van Assche] capaz de responder a cada pelota durante un set y medio, hasta que he logrado tomar algo de ritmo. Siempre puedes jugar a mejor, pero una victoria es una victoria”, valoró.
En todo caso, el 28 de mayo comienza Roland Garros y los últimos últimos acontecimientos señalan que a Djokovic le ha surgido otra vez un adversario inesperado.
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