La vieja receta de Ancelotti coge aire en el Camp Nou
El italiano no se sale del carril, mantiene su apuesta por Kroos y Modric, y toma impulso de la mano de Courtois, Vinicius y Benzema, que marca por primera vez en el Real Madrid dos tripletes seguidos
Cada vez que Carlo Ancelotti se coloca delante de la pizarra antes de un partido de postín, el once sigue empezando por los dos nombres de siempre: Kroos y Modric. No hay día que el italiano se siente ante los medios y no tenga que responder a un racimo de preguntas sobre la vigencia del alemán y el croata; sin embargo, el libro de estilo del italiano no se ha movido un centímetro en lo referente a sus dos piezas más distinguidas del centro del campo, cuyos contratos expiran este verano. “Algo habrá que hacer”, soltó el fin de semana sobre el planteamiento copero en el Camp Nou, obligado a rem...
Cada vez que Carlo Ancelotti se coloca delante de la pizarra antes de un partido de postín, el once sigue empezando por los dos nombres de siempre: Kroos y Modric. No hay día que el italiano se siente ante los medios y no tenga que responder a un racimo de preguntas sobre la vigencia del alemán y el croata; sin embargo, el libro de estilo del italiano no se ha movido un centímetro en lo referente a sus dos piezas más distinguidas del centro del campo, cuyos contratos expiran este verano. “Algo habrá que hacer”, soltó el fin de semana sobre el planteamiento copero en el Camp Nou, obligado a remontar el 0-1. Un movimiento que, por supuesto, no pasó de entrada por rebajar a Kroos y Modric, innegociables para Carletto, un preparador regido por los viejos códigos de las jerarquías adquiridas. La novedad fue Rodrygo, hombre dotado en remontadas, y el que se cayó fue el pivote defensivo (Tchouameni) y Camavinga se recolocó en el lateral zurdo.
Con Ancelotti no hay muchas novedades porque, como advirtió el sábado, si se cambia de planteamiento de un día para otro para sorprender al rival, el primer sorprendido es su equipo. El de Reggiolo siguió con su receta en la alineación y también en el planteamiento. El Barcelona le ponía más fuego y el Madrid aguardaba —no sin dificultades— a la espera de una contra. La táctica de refugiarse con la mantita y salir rápido. “Leímos bien el momento de sufrimiento de la primera mitad, con problemas para salir. El 0-1 cambió la dinámica”, admitió. “Se pareció bastante a la ida en Liverpool. Salimos tranquilos, sabíamos que había que tener paciencia en lo defensivo para después atacar los espacios”, abundó Valverde. Así encontró la palanca para meterse en la eliminatoria.
El 0-1 le cayó con la fórmula más exitosa de este equipo: Courtois y contragolpe. El belga le sacó una mano derecha a Lewandowski e, inmediatamente, los blancos se desplegaron. Salieron en estampida con Vini por el centro, abrió a la derecha a Benzema y este se la devolvió al brasileño para adelantar a los suyos. Una ración de desahogo para el extremo, que hasta entonces había estado más en refriegas que en regates, martirizado por el marcaje de Araujo, la mejor medicina para el madridista y, curiosamente, el defensa con el que mejores migas hacía. Pero eso fue hasta el miércoles, cuando con 0-4 el uruguayo lo empujó, se armó otro lío y al brasileño se lo tuvieron que llevar en volandas para ser sustituido ya con todo liquidado cuando el relevado iba a ser Valverde.
Con Gavi tampoco se entendió, aunque eso fue más previsible. Ambos son dos cuerpos capaces de arder en un congelador. La tuvieron, más por el madridista, a la media hora. Después de una falta en apariencia intrascendente en el medio, Vini se lanzó a por Gavi y los dos acabaron tarjeteados y apartados por compañeros y rivales para que ninguno terminara bajo la ducha de la reflexión. Al brasileño lo tuvieron que agarrar Kessié y Busquets. Y minutos más tarde, el madridista siguió quejándose al cuarto árbitro. Ahí andaba cuando Courtois sacó su mano de siempre y el Madrid arrancó el motor.
Tranquilos y sin inventos
El plan conocido de Ancelotti, el de los hombres tranquilos que no quieren inventos, ya estaba donde quería. Y justo ahí se abrió el telón para Benzema, el Balón de Oro necesitado. Y el Madrid necesitado de él durante tantas jornadas ligueras de insuficiencias. La segunda parte fue su gran desahogo gracias a su segundo triplete seguido en cuatro días por primera vez en el Madrid. “Benzema ha tocado el interruptor”, proclamó Ancelotti. “El trabajo en el parón le ha ayudado mucho y con su calidad marca la diferencia”, añadió el italiano. Desde Ferenc Puskas en 1963, ningún madridista se apuntaba tres tantos en el Camp Nou. Solo ellos dos lo han logrado en la historia merengue.
El 0-2 se lo allanó Modric y Benzema gritó al fin este curso presente en un gran encuentro y en un momento todavía de intriga. Su disparo afilado con la derecha tumbó a Ter Stegen. Y con el Barça al abordaje, Kessié le metió un estacazo a Vinicius, ya más liberado, para el 0-3 de penalti de Benzema. Y el 0-4 también reeditó la vieja fórmula: pase de Vini y el tercero del francés.
Los tres jugadores bandera de la Liga y la Champions de la temporada pasada (Courtois, Vini y Benzema) voltearon el cruce, y la apuesta por Kroos y Modric renovó su vigencia. “Estos son partidos de experiencia y personalidad. Lo han hecho espectacular”, aseguró Carletto sobre su dúo inamovible. Atrás también estaban sus dos centrales del éxito: Militão y Alaba. En un momento en que la soga apretaba, el italiano tomó aire con otra final a la espera de la sentencia europea. “La caldera ha vuelto a coger temperatura y es el momento más importante de la temporada”, zanjó el italiano.
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