Vídeo | El último reto de Chano, el nadador paralímpico español con más oros y el de mayor edad en unos Juegos

Tiene 66 años, pero la determinación intacta. Se llama Sebastián Rodríguez Veloso, aunque todos le llaman Chano. Nacido en Cádiz, lleva, sin embargo, media vida en Vigo (Galicia). La gloria deportiva le llegó estando paralítico. Ganó ocho medallas de oro entre los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000 y Atenas 2004. Después fue cosechando más metales hasta llegar a 16 en sucesivos Juegos. Ha participado en seis citas paralímpicas, la última en Tokio, donde con 64 años se convirtió en el atleta p...

Tiene 66 años, pero la determinación intacta. Se llama Sebastián Rodríguez Veloso, aunque todos le llaman Chano. Nacido en Cádiz, lleva, sin embargo, media vida en Vigo (Galicia). La gloria deportiva le llegó estando paralítico. Ganó ocho medallas de oro entre los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000 y Atenas 2004. Después fue cosechando más metales hasta llegar a 16 en sucesivos Juegos. Ha participado en seis citas paralímpicas, la última en Tokio, donde con 64 años se convirtió en el atleta paralímpico español con mayor edad en unos Juegos. Ahora, con 66, pelea para alcanzar su último sueño, los de París 2024. El éxito en este caso sería participar, ya que lograr una medalla es misión casi imposible -no lo consiguió ni en Río ni en Tokio-. El Comité Paralímpico Español no le acompaña esta vez en su aventura, ya que el pasado febrero decidió retirarle la beca del plan ADOP -250 euros para él y 130 para su entrenador, Alejandro Brea-. Chano, sin embargo, pelea por meterse en los que serían sus séptimos Juegos Paralímpicos. En el vídeo que encabeza esta noticia está el testimonio de Chano, su historia, su lucha para mantener la beca y las razones dell Comité Paralímpico Español. En el reciente Campeonato de España de Natación adaptada, sus resultados fueron muy discretos. La pérdida de la beca, dice, le tiene un poco “descentrado” y tiene mucho trabajo por delante. La de Chano es, además, la historia de una reinserción social. En los ochenta, como militante de los GRAPO, participó en el asesinato del dirigente empresarial andaluz Rafael Padura. “Si pudiese rebobinar, lo haría. No volvería a hacerlo, pero es imborrable”, asegura hoy, casi cuarenta años después. Detenido y metido en prisión, realizó una huelga de hambre de 432 días que le dejó paralítico. La natación le salvó, física y emocionalmente. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero le indultó en 2007, cuando ya era un reconocido y exitoso deportista paralímpico. Esta es su historia.

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