Dmitrovic reina en el dramatismo y salva al Sevilla
El equipo de Sampaoli, gracias a su portero, gana ante el Almería una ‘final’ para no bajar
“Ha sido una victoria muy sufrida. Le deseo una pronta recuperación a mi compañero Bono y espero que se encuentre bien. Hemos logrado tres puntos muy importantes”, afirmó Dmitrovic, el portero serbio del Sevilla, que salió en el minuto 37 y que salvó a su equipo mientras Bono se recuperaba en el hospital de un golpe en la cabeza. La evolución del meta marroquí es buena, como buena, casi vital, fue la victoria de un Sevilla que no sabe muy bien cómo obtuvo esos tres puntos ante un Almería que fue mucho mejor, sobre todo en la segunda mitad, y que mereció, como mínimo, el empate. Las dos paradas...
“Ha sido una victoria muy sufrida. Le deseo una pronta recuperación a mi compañero Bono y espero que se encuentre bien. Hemos logrado tres puntos muy importantes”, afirmó Dmitrovic, el portero serbio del Sevilla, que salió en el minuto 37 y que salvó a su equipo mientras Bono se recuperaba en el hospital de un golpe en la cabeza. La evolución del meta marroquí es buena, como buena, casi vital, fue la victoria de un Sevilla que no sabe muy bien cómo obtuvo esos tres puntos ante un Almería que fue mucho mejor, sobre todo en la segunda mitad, y que mereció, como mínimo, el empate. Las dos paradas de Dmitrovic a Luis Suárez fueron decisivas en el triunfo del Sevilla en el derbi regional.
Tres puntos de oro que sacan a los de Jorge Sampaoli del descenso, pero que no disipan las dudas en torno a un equipo que juega al fútbol de manera precipitada y que presenta grandes carencias en defensa. Entre Dmitrovic y Badé, el central que regresaba después de una lesión, el Sevilla respiró para desconsuelo de un Almería que permanece en el fondo de la clasificación. Todo se desarrolló en un ambiente de enorme dramatismo, con el Sevilla desfondado y sufriendo una barbaridad ante el arreón final del Almería. Jugadores destrozados en lo físico, sin aire, a merced de un rival que todavía se pregunta cómo es posible no haber sacado, al menos, un punto.
Y eso que se adelantó en el marcador a los dos minutos de juego en un buen remate de Akieme. El Almería se echó atrás, quizás demasiado, y fue defendiendo su ventaja ante el dominio inútil del Sevilla, que solo vio puerta tras un ingenuo penalti de Pozo a Telles. Marcó Ocampos y el Almería pasó por encima del Sevilla en la segunda mitad. Pero el que marcó fue Lamela mientras Dmitrovic paraba una tras otra. Lloró el Almería mientras billetes con la cara de Enríquez Negreira volaban sobre las gradas de Nervión.
Y es que no hay fórmula viable para que un equipo en zona de descenso pueda jugar de forma tranquila un partido. Cuando son dos los que chocan en esa posición tan delicada y con el matiz añadido de jugarse un derbi regional, todo resulta más complicado. El Sevilla y el Almería jugaron al fútbol demasiado tensionados, con la terrible sensación de que les iba la vida en cada jugada y, así, los partidos son dramáticos. Ocurren cosas insospechadas. El Almería, el peor visitante de la Primera, marcó a los dos minutos de juego en su primer tiro a la meta de Bono. Como consecuencia de la jugada, sin embargo, perdió a dos jugadores por lesión. El propio goleador Akieme y el delantero El Bilal. De paso, Bono salió en camilla (evoluciona bien), se lesionó también Nianzou y el nerviosismo fue la nota imperante en un choque impregnado de demasiado desquiciamiento. En esa tesitura, le tocó sonreír al Sevilla. Los 28 puntos le permiten respirar y afrontar con ciertas garantías la visita a Estambul, donde defenderá un 2-0 ante el Fenerbahçe para estar en los cuartos de final de la Liga Europa.
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