El Lenovo Tenerife escala su Tourmalet copero

Cook atrapó una asistencia de Marcelinho y, en el aire, con suspense y a trompicones, el balón pasó por el aro para lograr sus primeros puntos del duelo cuando en el luminoso quedaban 3,9 segundos por disputarse. Un punto arriba para el Lenovo Tenerife que, homérico, aguantó la eléctrica olla a presión del Olímpic de Badalona y también la actuación estelar de Joel Parra (26 puntos) que, para su disgusto, se llevó un tapón de Abromaitis sobre la bocina. Gorra histórica para el Tenerife, que alcanza su primera final y, d...

Cook atrapó una asistencia de Marcelinho y, en el aire, con suspense y a trompicones, el balón pasó por el aro para lograr sus primeros puntos del duelo cuando en el luminoso quedaban 3,9 segundos por disputarse. Un punto arriba para el Lenovo Tenerife que, homérico, aguantó la eléctrica olla a presión del Olímpic de Badalona y también la actuación estelar de Joel Parra (26 puntos) que, para su disgusto, se llevó un tapón de Abromaitis sobre la bocina. Gorra histórica para el Tenerife, que alcanza su primera final y, de paso, le lleva la contraria a su técnico.

Resulta que Txus Vidorreta resolvió un día antes que su equipo es el Raymond Poulidor de la Copa. Pou Pou, el Eterno segundo, fue un ciclista enorme que tuvo la mala fortuna de compartir época y carretera con el Caníbal Eddy Merckx, lo que le impidió coronarse en el Tour (tres veces quedó segundo y cinco, tercero). El Tenerife, ya con la bola naranja entre las manos, tampoco saboreó nunca una final copera, por más que alcanzara en cuatro ocasiones de las pasadas cinco ediciones la penúltima ronda. Cayó con los grandes (en 2018, 2021 y 2022 frente al Madrid; en 2019 contra el Barcelona). Cosa que revertió en Badalona ante un Joventut que no pudo con la maldición del anfitrión, pues el organizador a no gana desde 2002, entonces coronado el Tau en Vitoria.

Alimentados por una afición entregada y masiva por eso de jugar en casa, el Joventut no le perdió el hilo a un duelo que se le podía haber complicado de buenas a primeras, inspirado el Tenerife como ya ocurriera en los cuartos desde el perímetro; Doornekamp, Fitipaldo, Jaime Fernández y Salin expresaron que si tienen una centésima de segundo de más para cargar el brazo, la pelota hace chof. Pedía Carles Durán desde el banquillo que rebajaran las pulsaciones, que esto no era un sprint. Pero Parra, que no entiende de grises, pidió la bola y el protagonismo porque había encontrado la rampa hacia la canasta, una fuerza de la naturaleza de difícil detención. Combustible para el Joventut, que entró en la batalla del 6,75, pues Guy por dos veces, Ribas, Feliz y Brodziansky también festejaron su triple.

Replicaba Huertas con fintas y tiros intermedios, canasta a canasta. Pero tanto le daba a Parra, efervescente, genial, imparable, también subrayado desde el perímetro y secundado por Vives para que el equipo sumara un 9 de 15 en triples (12 de 28 al final del encuentro). “¡MVP, MVP!”, coreaba la grada del Olímpic. Pero el Tenerife, orgulloso, se refugió en Salin desde el exterior y con Shermadini por dentro para firmar un parcial de 0-12, para volver al partido y a la vida. 44-40 en el entreacto.

Regresó con mucha más energía el Tenerife, excelente en el ejercicio defensivo y catapultado en el aro contrario por Jaime Fernández y por un Huertas que pasa por su tercera o cuarta juventud, ya casi en la cuarentena pero con un baloncesto de demasiados quilates. ¡Penya, Penya!, bramaba la hinchada verdiblanca. Pero ya no entraban los triples. Así que balón a Parra y a Tomic, que buscaban las faltas. Pocos puntos y alas para un Lenovo que batalló hasta el final y que logró escalar, al fin, gracias a ese tiro de Cook y ese tapón de Abromaitis, su Tourmalet.

Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.