Penitencia del Atlético en Oporto
Eliminados ya de la Champions, los rojiblancos deben ganar al campeón portugués para asegurar su presencia en la Liga Europa y Simeone decidir si mantiene su apuesta de no contar con João Félix de inicio
Fuera ya de combate para optar a los octavos de final de la Liga de Campeones, el Atlético afronta en Oporto (18.45, Movistar LC) una tarde de penitencia en busca de la tercera plaza del grupo que da acceso a la Liga Europa. Más que prestigio, Diego Pablo Simeone y sus futbolistas se juegan dignificar su actuación en la gran competición europea. Terminar a la cola de un grupo con el campeón luso, el Brujas y el Leverkusen agrandaría aún más la sensación de fracaso que embarga al entrenador...
Fuera ya de combate para optar a los octavos de final de la Liga de Campeones, el Atlético afronta en Oporto (18.45, Movistar LC) una tarde de penitencia en busca de la tercera plaza del grupo que da acceso a la Liga Europa. Más que prestigio, Diego Pablo Simeone y sus futbolistas se juegan dignificar su actuación en la gran competición europea. Terminar a la cola de un grupo con el campeón luso, el Brujas y el Leverkusen agrandaría aún más la sensación de fracaso que embarga al entrenador, al plantel, al club y a la hinchada. Todos esperaban más. La eliminación consumada tras el dramático final con el Leverkusen (2-2) ha golpeado en la línea de flotación de un proyecto diseñado para, al menos, pasar la primera fase y competir en las eliminatorias.
Para no amplificar el chasco y entrar en la Liga Europa, al Atlético le valdría con ganar, un verbo que solo ha conjugado este año en la Copa de Europa contra el propio Oporto, en el Metropolitano (1-0), aunque fuera en el descuento y resoplando. El empate o la derrota en la cita de esta tarde solo le darían el pase a la segunda competición UEFA, si el Leverkusen hace lo mismo en el BayArena con el Brujas. Han sido estos dos equipos los que han descarrilado a los rojiblancos. Dos puntos sobre 12 contra belgas y alemanes han condenado al entrenador y a los jugadores a tener que jugarse su presencia en la Liga Europa ante el siempre incómodo Oporto, ya clasificado, pero con la posibilidad de liderar el grupo si vence. No será sencillo asaltar O Dragao, un hervidero en el que ha calado una profunda y hostil rivalidad con los rojiblancos.
De ganarse la clasificación para la Liga Europa, el Atlético aterrizará en una competición que le dio grandes alegrías en 2010, 2012 y 2018. La primera conquista, bajo la dirección de Quique Sánchez Flores, fue el primer cimiento sólido del club tras haber vivido el descenso a Segunda División. Las otras dos, ya con Simeone, iniciaron y confirmaron la época de éxitos vivida bajo su dirección. El cartel del torneo al menos ha recobrado los aires de la extrema dificultad que suponía ganar la antigua Copa de la UEFA, en la que siempre competían los dos o tres mejores equipos de las principales ligas porque solo el campeón liguero disputaba la Copa de Europa. Con el Barcelona, la Juventus y puede que el Atlético entre “los tiburones fracasados de la Champions”, que dijo José Mourinho, la Liga Europa presenta el mayor atractivo competitivo que se recuerda desde que comenzó a disputarse bajo esa denominación en 2009.
“Mi ilusión es seguir trabajando en el club y por clasificarnos y estar en la Champions de la temporada que viene porque es lo que trazamos como objetivo en el club, para eso hay que trabajar mucho y no alejarse del partido a partido. Me enseñaron a competir de chico, iremos a buscar el partido con las armas que tenemos, sabiendo que hemos quedado fuera de la Champions, pero también que la Liga Europa es una competición europea importante”, aseguró Simeone en la sala de prensa del estadio O Dragao de Oporto cuando fue preguntado por si este podía ser su último partido de Champions con el Atlético. Cuestionado sobre si su mensaje cala igual en el plantel, el Cholo fue tajante. “Si me guio por eso, desde mi cuarto año se decía lo mismo”, afirmó antes de enumerar todas las situaciones similares que ha logrado superar en estos casi 11 años en el banquillo colchonero.
En esta Champions, el Atlético no ha cerrado un partido completo bien jugado, ni cuando se vio con el agua al cuello y necesitaba imponerse al Brujas y al Leverkusen en Madrid, ni en las derrotas a domicilio con ambos conjuntos. En estos cuatro partidos se ha escenificado de menos a más el desencuentro entre Simeone y João Félix. En el BayArena, con 0-0 en el marcador, el Atlético encerró al Leverkusen cuando entró Griezmann y se juntó con el luso en la mediapunta. Hasta que el Cholo decidió sacar del campo a este y tomar otra decisión que también admite como errónea, quitar a Reinildo. El técnico hispanosuizo Gerard Seoane, predecesor de Xabi Alonso, aprovechó el agujero abierto en ese flanco para ganar el partido con la entrada de Fringpong, que generó las dos jugadas de gol de su equipo. Griezmann y João volvieron a formar juntos de inicio en el derbi, pero tras la derrota el segundo fue relegado a quinto delantero. Simeone argumenta un bajón del jugador anímico del jugador que le afectó hasta en los entrenamientos.
Errores
Del partido en Brujas, el primero sin el portugués en esta Champions, Simeone salió satisfecho del plan seguido pese a la derrota. Ordenó el repliegue en campo propio y trató de ganar a la contra. Griezmann y Morata tuvieron ocasiones para marcar antes de que Jutglà emergiera como la inesperada estrella de la noche con una asistencia y un gol. Después, ya con 2-0, Griezmann desperdició un penalti y el Atlético enlazó un ramillete de remates a puerta ya con João Félix sobre el campo en los minutos finales.
Fue en los partidos de vuelta, cuando el Atlético ya tenía la necesidad de ganar para acudir a Oporto con opciones de clasificación donde más se remarcó la apuesta de Simeone por alcanzar los octavos sin el concurso de João Félix. Contra el Brujas (0-0), prefirió a Witsel como quinto cambio. El Cholo argumentó que, con el partido roto, tenía elementos suficientes para ganar el partido y que con el belga se aseguraba equilibrio en el centro del campo para no perder. El duro desenlace del pasado miércoles con el Leverkusen solo contó con cinco minutos de participación de João Félix en un partido también abierto, en el que el Atlético necesitaba marcar y los espacios que se daban eran propicios para el atacante luso. Los 23 remates a puerta no concretaron la victoria en un partido en el que el Atlético volvió a dejar su mejor versión para el segundo tiempo.
Con Morata lesionado en el tobillo derecho, aunque ha viajado, Simeone debe decidir si ante el Oporto intenta alcanzar la Liga Europa con João Félix o sin él y tras sus dos goles en Cádiz. Ayer no probó nada en el entrenamiento y uno de los focos estará en la decisión que tome. “Si a Joao le toca arrancar ojalá que sea ese futbolista que fue en esos 30 minutos de Cádiz porque el campo habla”, advirtió Simeone.
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