Javier Roca, entrenador del Arema FC y testigo de la catástrofe en Indonesia: “Murieron cuatro personas en nuestro vestuario”
El técnico chileno del equipo local en la tragedia donde han muerto más de un centenar de personas narra a la Cadena SER los momentos de horror vividos en el estadio
El horror ha golpeado la madrugada de este domingo a Indonesia, donde más de un centenar de personas han muerto en los disturbios ocurridos tras un partido de fútbol. Desde las entrañas del terror, Javier Roca, entrenador chileno del Arema FC, el equipo local del partido de la catástrofe, ha explicado en ...
El horror ha golpeado la madrugada de este domingo a Indonesia, donde más de un centenar de personas han muerto en los disturbios ocurridos tras un partido de fútbol. Desde las entrañas del terror, Javier Roca, entrenador chileno del Arema FC, el equipo local del partido de la catástrofe, ha explicado en una entrevista con Dani Gaarrido en la Cadena SER lo sucedido después de que cerca de 3.000 de personas invadieran el campo y comenzara una espiral de violencia que ha terminado con más de 100 fallecidos. “Estoy destrozado mentalmente. Siento una carga de responsabilidad”, reflexiona el técnico, planteándose que si su equipo no hubiera perdido el partido (terminó 2-3) quizás la desgracia no hubiera sucedido.
“Al volver de la conferencia de prensa me encontré con el caos, con muchachos llevando a las víctimas en brazos o hacia nuestro camarín [vestuarios]. Había mucha gente también en la grada con problemas de respiración por culpa de las bombas lacrimógenas”, narra el entrenador. Él trató de controlar los ánimos de la afición tras el partido pidiendo calma y se retiró a la rueda de prensa después de que, en esos momentos, unas decenas de personas hubieran invadido la cancha. “Es normal que la gente salte al campo después de los partidos, sobre todo para celebrar. Nosotros sabíamos que si la afición entraba al campo era para recriminarnos el haber perdido el partido, pero nunca pensamos que iba a pasar esto”.
Roca, que ha sido futbolista y lleva 20 años en Indonesia, tiene claro que este desastre se habría evitado si la gente viviera el fútbol de una manera sana. “No hay ningún resultado de ningún partido, de ninguna final de la Copa del Mundo que valga más que una vida. Estas cosas no pueden pasar”. Pero el chileno no acota este problema solo a Indonesia, y pide una reflexión a nivel global. “La mentalidad en muchos lugares es que el que gana vive y el que pierde muere”, explica el entrenador cuando Garrido le insiste en que lo sucedido es por culpa de una corriente tóxica en el mundo del fútbol y que la responsabilidad de lo sucedido nunca será de los equipos. En esta ocasión, de no haber sido por ellos podría habría acabado aún peor.
Tras dar sus explicaciones ante la prensa, regresó al campo y entonces es cuando se encontró el horror. La situación se había descontrolado y el enfrentamiento entre la policía y la afición era total. La gente corría despavorida tratando de huir de los gases lacrimógenos, pero se encontraba con las salidas totalmente colapsadas.“Lo más terrible fue cuando las víctimas comenzaron a entrar en nuestro camarín y tuvieron que ser atendidas por nuestro doctor, nuestros jugadores o por mí mismo. Había cerca de 25 o 30 personas, y cuatro de ellos murieron. Hubo aficionados que murieron en brazos de algunos de mis jugadores”, relata. Roca explica que esta tragedia no ha sido una trifulca entre aficiones, ya que solo había seguidores del equipo local, el suyo. “El enfrentamiento ha sido con la policía. El estadio no estaba preparado para este caos. Había 48.000 personas y empezó a haber avalanchas. A lo mejor se podría haber reducido el aforo, pero uno nunca piensa que va a ir a un partido de fútbol y van a morir casi 200 personas”.
Respecto a la actuación de la policía, que ha sido condenada entre otros por la FIFA por el uso excesivo de gases lacrimógenos, Roca opina que fue desmedida, aunque no ha sido el único factor para que se diera semejante tragedia. “No es solo el uso del gas, también la sobreventa de entradas o la actitud de la gente. Fuera había una batalla campal”. El técnico explica que los equipos tardaron más de cinco horas en poder salir del estadio, escoltados por la policía. “Lamentablemente, creo que puede haber más fallecidos, sobre todo por asfixia. Lo que vimos en nuestro vestuario era gente afectada por falta de oxígeno y algunos llegaron a morir”. El técnico recuerda que fueron los jugadores los que tuvieron que socorrer a la gente en mitad del caos, con botes de gas lacrimógeno y otros objetos volando por el aire. “Todos los servicios sanitarios estaban colapsados. Es un estadio retirado del centro de la ciudad y las ambulancias tardaron en llegar. La ciudad es pequeña y no tiene capacidad para que de un momento a otro se necesiten 100 o 200 ambulancias”.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.