La desgracia de Alaphilippe en la Vuelta a España
El doble ganador del arcoíris se cae en una curva y se daña la clavícula a menos de un mes del próximo Mundial
Era una curva hacia la derecha, a 63 kilómetros de la infinita playa de Cabo de Gata, arena sedosa y agua transparente, final de etapa bello como pocos. Era giro sin complicación, sí, pero también fue la fatalidad de Julian Alaphilippe, campeón de los dos últimos Mundiales.
El francés del Quick-Step se dio un fuerte topetazo y se lastimó la clavícula, inmóvil por momentos en el suelo, más allá de tirarse la mano al hombro. La cara era un poema, dolor que no mitigaron ni un ápice los gritos de ánimos y aplausos...
Era una curva hacia la derecha, a 63 kilómetros de la infinita playa de Cabo de Gata, arena sedosa y agua transparente, final de etapa bello como pocos. Era giro sin complicación, sí, pero también fue la fatalidad de Julian Alaphilippe, campeón de los dos últimos Mundiales.
El francés del Quick-Step se dio un fuerte topetazo y se lastimó la clavícula, inmóvil por momentos en el suelo, más allá de tirarse la mano al hombro. La cara era un poema, dolor que no mitigaron ni un ápice los gritos de ánimos y aplausos que le lanzaban desde la cuneta. Pronto llegó la ambulancia para ponerle un cabestrillo y subirle a la camilla, para trasladarle a un hospital. Resultado: Alaphilippe se retiró de la carrera y se perderá la próxima cita mundialista el 25 de septiembre en Wollongong (Australia). Jornada negra en la Vuelta, teñida por las 22 bajas por la covid, una plaga que ayer afectó, por ejemplo, a Simon Yates (iba quinto en la general) y a Pavel Sivakov (noveno).
Alaphilippe ganó su primer Mundial en 2020 en Imola (Italia), después de un ataque devastador a pocos kilómetros de meta que dejó de piedra a sus rivales, incapaces de echarle el lazo. “No me puedo sentir mejor”, reflejaba el francés, ya con el maillot de arcoíris; “esta siempre ha sido la carrera de mis sueños. Es mi cima”. Aunque repitió gesta al año siguiente en Lovaina (Bélgica) con otro ataque a los pies de Gallisterna que los demás se contentaron con admirar. “Sentir su peso es agotador y pensé que me olvidaría para siempre, pero no me ha quedado más remedio que asumir mi estatus y hacer lo posible para volver a ganar el maillot”. Lo hizo. Aunque este ganador de San Remo, una Flecha, una San Sebastián, etapas de Tour y Vuelta, no podrá repetirlo. Ni alargará su cima ni padecerá el peso del arcoíris.
“Espero que solo tenga una pequeña lesión”, señalaba el líder, Evenepoel, al acabar la etapa, consciente de que no ha sido un buen curso para Alaphilippe, que también se cayó en Lieja y se rompió dos costillas y la escápula, además de sufrir neumotórax. El maillot rojo sabe que su adiós es un lastre para el equipo y sobre todo para él, ya que era su guardián en la montaña, el mejor gregario. “Llevar a Julian delante es como ir sentado en un sofá. Solo con seguirlo va todo bien. No he visto a muchos campeones del mundo hacer lo que él hace”, reconoció Evenepoel para Marca. Y en rueda de prensa, añadió: “Es un día muy difícil para nosotros, pero no somos el único equipo que está perdiendo corredores”. Culpa de la covid.
Ya son 22 ciclistas de los 183 que empezaron la Vuelta que se han ido a casa por la covid, entre ellos el doble ganador de etapa Sam Bennett. “Es un goteo mayor del que preveíamos. Hay mucho asintomático y los que tienen síntomas son muy leves. En los equipos se están testeando continuamente y por eso salen positivos”, dijo Javier Guillén, director de la Vuelta; “lo único que puedo decir es que hay un protocolo de la UCI que tiene una aplicación muy clara y es la que seguimos: son los médicos de los equipos los encargados de velar por la salud”. Aunque eso no es del todo correcto, pues el protocolo de la UCI dice: “En caso de que un caso de covid-19 dentro de un equipo sea confirmado por una prueba de antígeno y luego por una prueba de PCR, la decisión de aislar potencialmente el caso será tomada colectivamente por el médico del equipo, el médico del evento y el director médico de la UCI”.
Los directores redoblan las medidas y la Vuelta prohíbe desde ya a los periodistas el paso a la zona de parking para frenar la propagación. Se espera lograrlo. A Alaphilippe, sin embargo y por desgracia, ya no se le espera.
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