Ferrari va con Verstappen en el GP de Hungría

Inesperado triunfo del campeón en Budapest, donde Sainz termina el cuarto en otro domingo nefasto de Ferrari

Max Verstappen celebra su victoria en el GP de Hungría este domingo.LISA LEUTNER (REUTERS)

Red Bull no tiene ningún problema en reconocer que Ferrari ha proyectado para este Mundial de Fórmula 1 un monoplaza más rápido que el suyo. Haciéndolo, de forma indirecta subraya su capacidad para maximizar los recursos de los que dispone, que tampoco son pocos. Cualquier encuesta que se ponga a hacer uno por el ‘paddock’ revelará que el coche de ‘Il Cavallino Rampante’ es el más rápido de todos los que se miden este curso, por más que la es...

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Red Bull no tiene ningún problema en reconocer que Ferrari ha proyectado para este Mundial de Fórmula 1 un monoplaza más rápido que el suyo. Haciéndolo, de forma indirecta subraya su capacidad para maximizar los recursos de los que dispone, que tampoco son pocos. Cualquier encuesta que se ponga a hacer uno por el ‘paddock’ revelará que el coche de ‘Il Cavallino Rampante’ es el más rápido de todos los que se miden este curso, por más que la estadística coloque allí arriba al de la marca del búfalo rojo. Superado ya el ecuador del calendario, la estrategia de Ferrari ha sido nefasta la mayoría de los domingos, una sensación generalizada y refrendada por las discusiones por la radio que públicamente han mantenido en las últimas fechas Carlos Sainz y Charles Leclerc, con los responsables de guiarles desde el muro. En Hungría, la última cita antes de las vacaciones, la ‘Scuderia’ volvió a quedarse con las vergüenzas al aire cuando la mayoría de factores llevaba a prever un doblete para los de Maranello. La gestión de la carrera, sobre todo de las gomas, que hizo el equipo italiano dejó fuera del podio a sus dos corredores. La que hizo Red Bull abrió una brecha minúscula por la que se coló Max Verstappen, que logró un triunfo, el octavo del curso para él, que antes de comenzar parecía un imposible.

En un circuito como el de Hungaroring, ese que muchos consideran el Mónaco permanente por la dificultad que presenta para adelantar, el actual campeón encontró la ruta para ganar nueve posiciones –arrancó el décimo– y aparecer desde la nada, después un trompo y de arrinconar a Ferrari y obligarle a recurrir a los compuestos que peor les funcionaban a los bólidos rojos. Por si eso fuera poco, los cambios de neumáticos tampoco fueron limpios, especialmente en el caso del español, que quedó a merced de su compañero en la primera visita al garaje (vuelta 17) y expuesto ante Hamilton en la segunda (en la 47ª). Lewis Hamilton, segundo, y George Russell, tercero, completaron el segundo doble podio consecutivo para Mercedes, que con este resultado le vuelve a meter un buen bocado a la ventaja que todavía tiene Ferrari en la tabla reservada a los constructores (30 puntos). Sainz cruzó la meta el cuarto y Leclerc el sexto, a la vez que Fernando Alonso lo hizo el octavo, penalizado también por la decisión de Alpine de calzar su coche con los compuestos duros, los que peor funcionaron este domingo, como consecuencia del desplome de la temperatura respecto del viernes y el sábado.

La eficiencia de Red Bull y Mercedes contrasta con la inoperancia de Ferrari, que no da pie con bola y que hará bien en emplear el parón para hacer una profunda autocrítica. Ya no para pelear por un título que Verstappen tiene cada vez más amarrado –tiene 80 puntos de margen sobre Leclerc–, sino para rearmarse y tratar de asegurar el subcampeonato, algo que no se puede dar por hecho si tenemos en cuenta la progresión que ha demostrado Mercedes. Leclerc lideraba el pelotón cuando su estructura decidió calzarle en su prototipo los neumáticos duros y allí comenzaron sus problemas, algo que se veía a venir porque otros, como por ejemplo Alonso, las estaba pasando canutas con ellos. Una semana después de la pifia que le mandó contra las barreras en Francia cuando circulaba líder, el monegasco fue víctima en esta ocasión del gatillazo de sus técnicos, que le dejaron totalmente vendido. “Tomamos decisiones distintas y hay que analizarlo. Red Bull acertó en las suyas y nosotros no”, resumió Leclerc. A diferencia del piloto, Mattia Binotto, su director, prefirió centrar el foco en la falta de pegada del coche que, según él, es el quid de la cuestión. “Es la primera vez que no tenemos velocidad en carrera. Tenemos que analizar por qué. Podemos debatir sobre la estrategia, pero si el monoplaza no ayuda al neumático eso que vemos es la consecuencia”, comentó Binotto.

“Fue una victoria de locos. Planteamos una estrategia muy acertada y paramos en los momentos clave y eso nos permitió superar a muchos rivales. Fuimos bastante competitivos, pero es verdad que Ferrari también eligió mal sus gomas”, resumió Verstappen, que ya dispone de un colchón de más de tres grandes premios sobre su primer perseguidor (Leclerc), tras imponerse en cuatro de las últimas seis pruebas.

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