Pia Sundhage, referente del fútbol femenino: “El juego cambiará mucho en los próximos cinco años”
La entrenadora sueca de Brasil, finalista de la Copa América y primera ganadora de la Euro en 1984, conversa con EL PAÍS sobre la evolución del juego
Antes de que Megan Rapione se negara a visitar al presidente Donald Trump tras la victoria de Estados Unidos en el Mundial de 2019, otra mujer, menos mediática pero igual de intransigente con el poder, optó por no ir en 2012 a la Casa Blanca en la que mandaba George Bush. ¿Su explicación? Se sentía más cómoda con el pueblo. “Algunos atletas se involucran políticamente, otros no. Respeto a todos”, explica por teléfono ...
Antes de que Megan Rapione se negara a visitar al presidente Donald Trump tras la victoria de Estados Unidos en el Mundial de 2019, otra mujer, menos mediática pero igual de intransigente con el poder, optó por no ir en 2012 a la Casa Blanca en la que mandaba George Bush. ¿Su explicación? Se sentía más cómoda con el pueblo. “Algunos atletas se involucran políticamente, otros no. Respeto a todos”, explica por teléfono Pia Sundhag (Ulricehamn, Suecia; 62 años), entrenadora de la selección de Brasil. Es la primera extranjera que se pone al frente de la Canarinha. “Han sido valientes”, subraya. No le faltaba currículo, tres finales Olímpicas consecutivas: oro con Estados Unidos en 2008 y 2012, y plata con Suecia en 2016. Paradojas del destino, de pequeña la apodaban Pelé. “Estamos hablando de finales de los sesenta. No existía el fútbol femenino. Yo jugaba con niños y el entrenador me dijo: ‘Te tienes que cambiar el nombre’. En lugar de llamarme Pía me decían Pelé”, cuenta. Finalista de la Copa América con Brasil -se enfrentará a Colombia en la madrugada del sábado al domingo (2.00 hora española)-, como jugadora ganó la primera Euro en 1984 con Suecia.
Pregunta. ¿Cómo recuerda esa final ante Inglaterra?
Respuesta. Hace mucho tiempo de eso… Lo recuerdo como algo fantástico. Finalmente, pudimos responder a una pregunta que estaba dando vueltas entre nosotras. ¿Cuál es el mejor equipo de Europa? Esas preguntas no se podían responder antes de 1984. Por eso fue tan emocionante. Necesitamos competir.
P. ¿Y el fútbol?
R. Un gran partido en Gotemburgo en la ida. Marqué de cabeza. En la vuelta perdimos en Luton, pero ganamos en los penaltis. El campo estaba simplemente desagradable. Hoy en día, no nos hubiesen dejado jugar en esas condiciones.
P. ¿Cuándo se produce el cambio?
R. El gran cambio se genera a partir del Mundial de 2019. La gente comenzó a interactuar en redes sociales y se empezó a correr la voz de que el fútbol femenino también es emocionante y genial verlo. Sobre todo, las niñas se dieron cuenta de que tenían modelos a seguir. Y esto es solo el principio.
P. ¿A qué se refiere?
R. En los próximos cinco o seis años el juego cambiará bastante. Eso ya se puede comenzar a observar ahora. Solo basta con mirar el fútbol que desarrolla cada equipo. Inglaterra y España, por ejemplo, tienen distintos modelos de juego. Antes, todos los grandes equipos jugaban más o menos a lo mismo. Otra referencia es la diferencia entre la mejor y la peor jugadora de cada equipo. Hoy no existe una gran diferencia. Además, por supuesto, la velocidad en la circulación del balón es mucho mayor respecto a hace cuatro o cinco años atrás. Eso es una bendición para un entrenador.
P. ¿Por qué?
R. Porque te permite desarrollar diferentes tácticas. De hecho, ya se puede observar distintas tácticas durante un mismo partido. Los equipos son flexibles y eso es gracias a que el fútbol femenino ha crecido físicamente y a que las jugadoras tienen más calidad. Todo eso se traduce en un fútbol más veloz y atractivo.
P. Entrenó en Europa, Estados Unidos y ahora en Brasil. ¿Puede explicar la diferencia entre los tres estilos?
R. El juego es más o menos el mismo en todos lados. El deseo de ganar, también. Lo que cambia es el apoyo. Empiezo por Estados Unidos. Por un lado, es una selección que cuenta con un gran apoyo. Y son ganadoras. Hay una palabra que me viene a la cabeza para describir porque son así: ambición. Se niegan a perder. Miras las estadísticas con todos los entrenadores y siempre son parecidas. Es una cultura ganadora. Y, otra cosa, no tienes jugadoras fuera de forma en Estados Unidos. Son rápidas, fuertes y tienen una mentalidad contagiosa. Suecia es organización. Siempre se saca el mejor rendimiento de cada una de las jugadoras. Ese es su éxito, organización y educación. Cuando hablas de fútbol en Suecia, las futbolistas entienden el juego y saben de táctica.
P. ¿Y Brasil?
R. Aquí todo se trata de emociones. Las jugadoras son rápidas y habilidosas, pero son emocionales. Técnicamente, les he visto hacer cosas que no había visto en mi vida. Entonces, si las cosas van bien, es muy bueno; pero si no, tienes la otra cara de la moneda.
P. ¿Le gustaría entrenar en el masculino?
R. Cuando era joven, me hubiese gustado. Básicamente, porque era la única forma de ganarse la vida como entrenadora. En el femenino solo podías ser amateur. Y pensaba: ¿seré lo suficientemente buena? Pero después llegaron cosas buenas para el fútbol femenino y ya no tuve la necesidad de cambiar. No me ha ido mal.
P. Primera final de Copa América.
R. Me alegra que Colombia haya llegado a la final. Habrá un gran ambiente en el campo. Creo que será un juego interesante y atractivo. Sin embargo, si lo comparamos con la final de la Eurocopa entre Alemania e Inglaterra, habrá una diferencia en la velocidad del juego.
P. ¿Cómo visualiza la final entre Inglaterra y Alemania?
R. Inglaterra tiene una gran entrenadora [Sarina Wiegman] que le ha dado diferentes recursos al equipo. Juegan un fútbol magnífico. Pero Alemania tiene una gran historia. Sin dudas, será un partido atractivo e interesante.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.