La UEFA: “La Superliga fracasó porque los aficionados europeos aprecian el sistema actual”
El Tribunal de Justicia de la UE anuncia que el abogado general emitirá su dictamen el 15 de diciembre, tras dos días de vista oral
El juicio que enfrenta a la Superliga contra la UEFA y la FIFA quedó visto para sentencia este martes, tras dos jornadas de alegaciones ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en Luxemburgo. Después de dar audiencia a los organismos reguladores del fútbol, a los representantes de 21 países de la Unión Europea, y a los aboga...
El juicio que enfrenta a la Superliga contra la UEFA y la FIFA quedó visto para sentencia este martes, tras dos jornadas de alegaciones ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en Luxemburgo. Después de dar audiencia a los organismos reguladores del fútbol, a los representantes de 21 países de la Unión Europea, y a los abogados de la competición secesionista encabezada por Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, y Joan Laporta, presidente del Barcelona, el Tribunal anunció que su abogado general, el griego Athanasios Rantos, publicará el próximo 15 de diciembre un dictamen que no es vinculante pero suele prefigurar los fallos. Está en juego el orden establecido en el fútbol mundial por la UEFA y la FIFA, denunciadas por la Superliga por su presunto carácter de organizaciones monopolísticas que abusan de posición dominante. La sentencia se prevé para 2023.
Los países de la Unión, contra la Superliga. Salvo la República Checa, cuyo discurso resultó conciliador, el resto de los países intervinientes se manifestaron contrarios a una Superliga a la que muchos definieron como “cártel”, en el sentido de organización cerrada que impide el desarrollo del libre mercado. Los letrados representantes de la Superliga replicaron que, contra la opinión dominante, era la UEFA la que apartaba del sistema a los países y clubes más pequeños. “De forma estructural, hay 20 países que están excluidos del acceso a la Champions”, argumentó uno de los abogados del proyecto rupturista.
La Comisión protege a los futbolistas frente a la UEFA. La ronda de alegaciones concluyó con una intervención de la Comisión Europea. El organismo, que actúa como garante de la libre competencia, intervino mediante el abogado Carlos Urraca Caviedes, que advirtió a la UEFA y la FIFA del abuso de poder en que podría incurrir si sancionaba a futbolistas de clubes rebeldes. “El ejercicio de funciones reguladoras debe estar sujeto a límites”, dijo. “No parece necesario ni apropiado que se sancione a los futbolistas excluyéndolos de las competiciones internacionales de UEFA y FIFA”. El abogado de la Comisión señaló que la FIFA y la UEFA debían definir con claridad los criterios de autorización, tanto de clubes a nuevas competiciones como de jugadores a los torneos ya establecidos, “para garantizar un acceso efectivo al mercado”.
Debate sobre las ayudas económicas al fútbol base. La mayoría de los países intervinientes defendieron el modelo de la UEFA ensalzando sus ayudas económicas al fútbol base, tanto femenino como masculino. Los letrados de la Superliga cuestionaron la solidaridad de la UEFA con el fútbol base y aseguraron que la competición que pretendían instaurar había previsto repartir 400 millones de euros entre las canteras. Donald Slater, el abogado de la UEFA, objetó que los accionistas de la Superliga habían supeditado el pago de esos 400 millones “a la liquidez disponible”, cosa que apuntó, resultaba incierta. Los magistrados del Tribunal preguntaron a los representantes de la UEFA si su oposición a la Superliga no implicaba una restricción a la libre competencia. Los inquiridos replicaron que no, ya que nada impide que los clubes secesionistas funden y compitan en sus propios torneos, si primero abandonan las competiciones que, como la Liga de Campeones, están reguladas por la UEFA. A este argumento replicó el abogado Luis Alonso, representante de A22 Sports Management, la empresa subsidiaria de la Superliga, cuando explicó que si los rebeldes abandonaban las competiciones de la UEFA se arriesgarían a sufrir “una quiebra”, y que lo que buscaban no era “romper un modelo” sino “hacerlo crecer ensanchando la base de ingresos”.
Oposición de los aficionados. Donald Slater cerró la intervención de la UEFA advirtiendo de que la Superliga “no fracasó por el comportamiento anticompetitivo de nadie” sino “porque los aficionados europeos aprecian enormemente el actual sistema y los valores de mérito y solidaridad que representa”. La organización de aficionados Football Supporters Europe, reconocida como la más representativa por las ligas nacionales y por la UEFA, se pronunció este lunes bajo el eslogan “no más Superligas” insistiendo en su “frontal oposición a ese proyecto elitista que atenta contra el modelo europeo de deporte”.
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