Djokovic: “Solo necesitaba tiempo para despejar la tormenta”
El balcánico, que este lunes cae al séptimo puesto del ‘ranking’, repite que no se vacunará y, por lo tanto, no podrá competir a finales de agosto en el US Open
Un centenar de personas con banderas de Serbia esprintan hacia el puente que une la central de Wimbledon con el área social del club. “¡No-le, No-le, No-le!”, gritan al paso del campeón, que durante el intervalo entre su victoria y la charla con los periodistas ha tenido tiempo para todo: llorar bajo la toalla, besar a su esposa (Jelena) y a su hija (Tara), bromear con los duques de Cambridge y celebrar en la intimidad del vestuario con todo su equipo. Está emociona...
Un centenar de personas con banderas de Serbia esprintan hacia el puente que une la central de Wimbledon con el área social del club. “¡No-le, No-le, No-le!”, gritan al paso del campeón, que durante el intervalo entre su victoria y la charla con los periodistas ha tenido tiempo para todo: llorar bajo la toalla, besar a su esposa (Jelena) y a su hija (Tara), bromear con los duques de Cambridge y celebrar en la intimidad del vestuario con todo su equipo. Está emocionado y, de alguna forma, liberado.
“El año empezó como empezó, y me afectó definitivamente. Mental y emocionalmente no estaba bien. No fue fácil cerrar ese episodio, generó una gran turbulencia dentro de mí. Pero solo necesitaba tiempo para despejar la tormenta. Vine aquí después de una derrota dura contra Nadal [en los cuartos de París] y todo ha sido complicado, pero mi tenis siempre ha estado ahí. Sé cuáles son mis cualidades y cuál es mi tenis, y como siempre he dicho, Wimbledon me inspira mucho”, apunta el balcánico, que suma ya 88 títulos en la élite y el de este domingo supuso el noveno por encima de la treintena.
No hay para él, dice, lugar más especial que el All England Club, donde ha firmado ya 86 victorias, por las 85 en Roland Garros, las 82 en Australia y las 81 en Nueva York. En Londres, solo Martina Navratilova (9), Roger Federer y Serena Williams (8) han festejado en más ocasiones que él, que ante Kyrgios disputó tal vez su último partido en un Grand Slam esta temporada.
La ley sanitaria de Estados Unidos le impide ingresar en el país, por lo que en principio no podrá competir en el US Open del 29 de agosto al 11 de septiembre.
“No me he vacunado y no planeo hacerlo. No creo que lograr una exención sea realista”, adelanta. “Estoy de vacaciones, sí. Juegue o no pronto, necesito descansar al menos un par de semanas porque ha sido un periodo bastante agotador. Luego esperaré, con suerte, buenas noticias de allí [EE UU]. No voy a agobiarme por jugar torneos y conseguir puntos”, agrega, sabiendo que este lunes la actualización del ranking, paradójicamente, le depara un buen golpe.
Al no repartir puntos Wimbledon –lo decidió así la organización del grande británico para tratar de compensar el veto a los tenistas rusos y bielorrusos–, el balcánico perderá los 2.000 obtenidos el curso pasado en Londres y caerá hasta el séptimo puesto del listado. Mientras, Rafael Nadal ascenderá del cuarto al tercero. Entre ambos se han hecho con 15 de los 17 últimos grandes, y si se añade al descabalgado Federer a la ecuación, el tridente agrupa 59 de los últimos 69.
Antes de que él (35 años) departiera en la sala de conferencias lo hizo Nick Kyrgios. El australiano (27) expresó su decepción y reconoció que sufrió ansiedad antes de la final, y elogió la capacidad del ganador para sortear las situaciones de emergencia. “En el primer set sentía que tenía el control absoluto del partido, pero él se mantuvo sereno, como siempre. Siempre regresa, nunca está nervioso”, afirmó el de Canberra, el jugador más sancionado en las dos últimas semanas. Deberá abonar 15.000 libras (casi 18.000 euros) por su mal comportamiento.
”Este torneo me ha servido para darme cuenta de que puedo pelear por grandes cosas”, valoró, introduciendo un matiz: “Siento que si hubiera ganado hoy, habría tenido problemas con la motivación para los siguientes torneos. Durante toda mi vida me han dicho que ganar Wimbledon es lo máximo que puede conseguir un tenista. Es la primera vez que llegaba tan lejos, me ha costado diez años lograrlo...”. Por último, Kyrgios deslizó que el no haber jugado la semifinal contra Nadal, lesionado, pudo haberle pasado factura.
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