El festín de Carvajal en la final de la Champions
Chendo era marcador de punta y Carvajal lateral derecho. Cada uno, hijo de su tiempo. Los dos, inigualables productos de la cantera
Lupa en el lateral
Por el Real Madrid pasaron laterales izquierdos con una influencia espectacular en el juego. A todos nos vienen a la cabeza Roberto Carlos y acabamos de rendirle homenaje al gran Marcelo, últimos y brillantes ejemplos. Ninguno de los dos, superiores a Rafael Gordillo, un portento menos recordado porque nos queda lejos. Pero viene a cuento en este artículo hablar de Gordillo. Por el lateral derecho del Madrid pasaron grandes jugadores, pero menos rutilantes. Para salvar esa desproporción, Carvajal se comió la cancha en la final de Champions. Pasadas dos semanas ...
Lupa en el lateral
Por el Real Madrid pasaron laterales izquierdos con una influencia espectacular en el juego. A todos nos vienen a la cabeza Roberto Carlos y acabamos de rendirle homenaje al gran Marcelo, últimos y brillantes ejemplos. Ninguno de los dos, superiores a Rafael Gordillo, un portento menos recordado porque nos queda lejos. Pero viene a cuento en este artículo hablar de Gordillo. Por el lateral derecho del Madrid pasaron grandes jugadores, pero menos rutilantes. Para salvar esa desproporción, Carvajal se comió la cancha en la final de Champions. Pasadas dos semanas de aquel partido, es de justicia poner la lupa en aquellos jugadores que tuvieron un papel sobresaliente y, sin embargo, no encontraron un sitio de honor en las crónicas. Se interpusieron Courtois como salvador y Vinicius como conquistador. Pero Carvajal jugó ese partido con la mirada inyectada en sangre y, ya que se comió la cancha, siguió comiéndose al colombiano Luis Díaz para terminar con Diogo Jota cuando el portugués entró al campo.
Oficio: marcador
Cada vez que me ponen en el desagradable papel de hacer el equipo histórico ideal del Real Madrid, en el lateral derecho pongo a Chendo, menos insistente y decisivo que Carvajal en términos ofensivos, pero defensor implacable que tuvo como víctimas a Maradona, Platini y, de ahí para abajo, a cualquiera que se le pusiera enfrente. Era rápido en distancia corta, tan fuerte que, en el choque, te hacía daño hasta con sus partes blandas y con un oficio para la marca que lo hacían impasable. Pero algo más: tenía el orgullo del marcador. Cómo si ser superado no fuera una posibilidad del juego, sino un ataque a su honor. Con tantos extremos convertidos en laterales, ya no se ve esa raza de defensores. Coincidí en el Madrid tanto con Chendo, lateral marcador, como con Gordillo, lateral extremo. Hasta que, un día, los dos quedaron frente a frente.
Mano a mano
Fue el día que Gordillo se retiró del fútbol. El Betis y el Madrid acordaron hacerle un gran homenaje. Nada mejor que un partido a toda emoción en el Benito Villamarín entre los dos equipos. Un día grande para Gordillo, que jugó un tiempo con cada camiseta en medio de un ambiente enloquecido de gratitud. Cuando Gordillo, en el segundo tiempo, se puso la camiseta del Betis, se encontró de frente con un problema que se llamaba Chendo. La peor piedra en el camino. Chendo, que es un gran tipo, tuvo que conciliar su calidad humana con su orgullo de marcador y encontró una buena fórmula de honrar el homenaje sin poner en peligro su dignidad profesional: “Gordi”, le dijo, “te dejo recibir y encarar, pero pasar no pasas”. Gordillo, uno de los tipos más simpáticos que he conocido, contestó a su manera: “Qué pesao eres. Al próximo homenaje te va a invitar tu tía”. Pero aquella noche, pasar, no pasó.
Mano a mano 2
Todo esto para concluir que, cuando aparezca el próximo pesao preguntándome por el equipo ideal del Real Madrid, además del problema habitual que tengo en todas las posiciones, Carvajal me acaba de crear otro: el de postularse como mejor lateral derecho. Los dos, con más de diez años en el club, marcaron una época. Hay una diferencia que, más que ponerle foco a la calidad futbolística, se lo pone a la evolución misma del puesto: Chendo era marcador de punta y Carvajal lateral derecho. Cada uno, hijo de su tiempo. Claro que hay más postulantes porque, en 120 años de historia, sobran talentos en todas las posiciones. Hoy me metí en este lío voluntariamente sin más afán que el de rendir homenaje a dos inigualables productos de la cantera.
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