Luis Suárez, el ídolo despechado
El atacante uruguayo cree que la dirigencia del Atlético y Simeone debieron comunicarle de manera formal que no seguía y no un día antes de su despedida en el Metropolitano
La emotiva despedida a Luis Suárez, con el Metropolitano entregado al necesario goleador que propició el título liguero de 2021, ha dado paso a un ídolo despechado. En una entrevista concedida en El Larguero de la Cadena Ser, el delantero uruguayo mostró su desencanto con el club, con el director deportivo, el italiano Andrea Berta, y con Diego Pablo Simeone. En sus declaraciones se intuye su desasosiego por cómo le fue notificado que no seguía.
Suárez era conocedor...
La emotiva despedida a Luis Suárez, con el Metropolitano entregado al necesario goleador que propició el título liguero de 2021, ha dado paso a un ídolo despechado. En una entrevista concedida en El Larguero de la Cadena Ser, el delantero uruguayo mostró su desencanto con el club, con el director deportivo, el italiano Andrea Berta, y con Diego Pablo Simeone. En sus declaraciones se intuye su desasosiego por cómo le fue notificado que no seguía.
Suárez era conocedor de la decisión, pero echó de menos una reunión en la que se le hubiera transmitido formalmente su no continuidad. “Me lo comunicó, el día anterior de mi despedida, Rafa Alique (director de comunicación del club). Me dijo que me iban a hacer una despedida. Yo no sabía nada. Tengo 35 años, algo intuía y yo ya pensaba en mi futuro. En noviembre nos reunimos con el club, quedamos en hablar en febrero y Alique me avisó el día antes del homenaje. “Mi contestación fue: bueno, alguien en el club me dijo algo”, según relató Suárez en la Ser.
La transición de imprescindible a suplente ha sido dura para Suárez. En su primera temporada de rojiblanco dio con un entrenador dispuesto a que el equipo diera un paso adelante y jugara más cerca del área para aprovechar su pegada. En la segunda, primero se encontró con que la llegada de Griezmamm y Cunha obligaba a Simeone a una gestión delicada con los recién llegados, Correa, João Félix y el mismo. “El plantel fue más competitivo con los fichajes. En los primeros partidos, tuvimos una charla los delanteros con Simeone, él tenía muchas opciones y nosotros no terminábamos de agarrar la confianza. También pasaba atrás. Y eso genera pensar que algo estás haciendo mal… Hay una incertidumbre, una falta de confianza”, aseguró en la citada entrevista cuando fue preguntado la diferencia entre el Atlético que fue campeón y el de esta temporada.
Suárez también fue el gran perjudicado cuando pasado el primer tercio del curso, la debilidad defensiva que exhibía al equipo llevó al preparador argentino a retomar una versión más replegada del equipo. Con siete tantos en los primeros partidos, el charrúa comenzó a ser carne de banquillo. Vistos los planteamientos de Simeone, distintos a los de la campaña anterior, se instauró el debate sobre si para jugar al contragolpe no era mejor la opción de Cunha.
Suárez no encontró el apoyo del núcleo duro
En público, El Cholo nunca aseguró, cuando fue preguntado, que Suárez, con 35 años y una rodilla muy castigada, no le servía para estirar al equipo. Sin embargo, el encadenamiento de suplencias daba a entender que Suárez ya no era fundamental. También, la negativa de Simeone a responder sobre si quería su continuidad. “Es una pregunta trampa, la vivimos hace años con Fernando [Torres] y no voy a entrar. Hablé hace dos meses con Luis y con el club y saben lo que pienso”, se limitó a contestar el preparador argentino”.
Algunos gestos en los cambios y las sospechas de que lideraba una revuelta en el vestuario para que el técnico cambiara el estilo fueron su sentencia. Solo le siguió De Paul. Suárez no encontró apoyo en el núcleo duro de la caseta y se topó con la realidad que se han encontrado otros. El camino lo marca Simeone y pocos se atreven a discutirlo por la ascendencia que tiene entre la hinchada. Aquella charla entre ambos dejó las cosas claras. Suárez entendió que si tenía alguna posibilidad de seguir pasaba por hacer goles cuando le tocara jugar y no crear problemas.
Ni el club ni Simeone querían otro caso Diego Costa. Se estableció entonces una relación de respeto mutuo en la que su futuro en la entidad lo retransmitían sus suplencias. Suárez sabía desde hace meses que no iba a seguir, pero ninguna de las tres patas sobre las que se asienta la planificación deportiva, el dueño, el técnico y el director deportivo se lo comunicaron formalmente. Y eso es lo que ha echado de menos, que alguien le dijera a la cara que su físico ya no da para jugar al contragolpe y que sus emolumentos son muy elevados.
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