La Fiscalía Anticorrupción abre una investigación por supuestas irregularidades de Rubiales

El CSD exige explicaciones al presidente de la Federación Española de Fútbol. El Ejecutivo presiona, pero no tiene mecanismos para forzar su salida inminente

Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, el 20 de abril.Rodrigo Jiménez (EFE)

Las supuestas grabaciones al exministro de Cultura, José Guirao, a la exsecretaria de Estado para el deporte, Irene Lozano, el espionaje a David Aganzo, presidente del sindicato de futbolistas (AFE) y algunos puntos dudosos de su gestión han puesto en jaque el mandato de Luis Rubiales como presidente de la Federación Española de Fútbol. Este jueves, la Fiscalía Anticorrupción abrió diligencias de investigación por la denuncia interpuesta hace un mes por Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol, a raíz de los documentos escritos y sonoros desvelados po...

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Las supuestas grabaciones al exministro de Cultura, José Guirao, a la exsecretaria de Estado para el deporte, Irene Lozano, el espionaje a David Aganzo, presidente del sindicato de futbolistas (AFE) y algunos puntos dudosos de su gestión han puesto en jaque el mandato de Luis Rubiales como presidente de la Federación Española de Fútbol. Este jueves, la Fiscalía Anticorrupción abrió diligencias de investigación por la denuncia interpuesta hace un mes por Miguel Galán, presidente del Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol, a raíz de los documentos escritos y sonoros desvelados por El Confidencial.

También el Consejo Superior de Deportes (CSD) movió este jueves ficha mediante una carta exigiéndole explicaciones públicas al presidente federativo. “La reiterada publicación de informaciones periodísticas que apuntan a presuntos comportamientos irregulares en tu actuación como presidente de la RFEF puede perjudicar la imagen y el buen nombre de tu Federación. Mientras la justicia no se pronuncie sobre la cuestión a partir de tu denuncia y de las que otras personas puedan interponer, creo que es muy conveniente que proporciones a la opinión pública los datos de que dispongas para mitigar la inquietud que algunas informaciones han generado”, se lee en la misiva firmada por José Manuel Franco, presidente del CSD. De momento, la Federación se ha limitado a emitir un comunicado en el que ha anunciado que se personará en la causa abierta y que colaborará con la Fiscalía Anticorrupción. Desde el ente federativo aseguran que Rubiales no ha cometido ninguna ilegalidad e insisten en que todo forma parte de una campaña de desprestigio.

La carta es la posición oficial del Gobierno, que se había mantenido hasta ahora en un discreto segundo plano. El tono del texto es claramente duro, y desde el punto de vista político supone un aviso muy importante, según fuentes del Ejecutivo. El mensaje de presión es claro, pero el Gobierno no tiene mecanismos reales para destituir de manera fulminante a Rubiales o lograr su relevo por mucho que lo intente. Es algo que ya se vio con las tensiones que hubo con el anterior presidente de la Federación, Ángel María Villar, que no perdió su puesto hasta que acabó en la cárcel, en 2017. El mecanismo que tiene el Gobierno es a través del CSD si este manda al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) las denuncias interpuestas contra Rubiales, por AFE, por el espionaje a Aganzo, y del presidente del club Dux Alcobendas, Stephen Newman, por el asunto del alquiler del piso. Si el TAD abriera expediente, la junta directiva del CSD votaría si inhabilita a Rubiales cautelarmente hasta que el tribunal resuelva. Franco habló este jueves en un acto del fútbol femenino y se mostró más contundente que en otras ocasiones. “El tema es desagradable, no dice mucho en favor del fútbol español que no se merece estos problemas. Al margen de la carta que le he enviado a Rubiales estamos estudiando las dos denuncias que tenemos y si después concluimos que tienen enjundia lo elevaremos al TAD. Lo que me preocupa es el daño que se pueda hacer al fútbol español y por extensión al deporte”.

Con Villar varios gobiernos habían hecho infructuosos intentos por relevarle ante las denuncias de corrupción. En su caso fue el TAD, tras su negativa a dimitir, pese a ser encarcelado, el que le inhabilitó por haber vulnerado el principio de neutralidad electoral. Fuentes del Ejecutivo sostienen que ahora mismo son los miembros de la asamblea de la Federación los que tienen que tomar una decisión, y ahí Rubiales cuenta con la gran mayoría de apoyos para seguir.

El Gobierno ha decidido de momento evitar el ataque frontal a Rubiales que sí caracterizó la línea de varios Ejecutivos con Villar, pero el malestar es muy evidente ante el escándalo y la posibilidad de que haya grabado a ministros y secretarios de Estado en sus conversaciones con él. El Ejecutivo insiste en privado en que Rubiales merece la presunción de inocencia, y por eso lo más importante ahora es la actuación de la justicia con garantías para que pueda defenderse.

Sin embargo, desde el punto de vista político, parece muy evidente que la situación se hace cada vez más insostenible, y por eso el Gobierno ha enviado la carta pidiendo explicaciones, pero nada indica en este momento que el Ejecutivo vaya a hacer movimientos directos o indirectos para precipitar la caída del máximo responsable de la federación.

Las técnicas propias de las guerras sucias supuestamente utilizadas por Rubiales con miembros del Gobierno han causado estupor en Moncloa. Fuentes próximas al Ejecutivo señalan su preocupación y su indignación. “Es intolerable que un ministro no pueda hacer su trabajo con tranquilidad porque piensen que le están grabando”, señalan las citadas fuentes, que también hablan de una medida ejemplar que imponga respeto ante futuras tentaciones de artimañas similares. La intervención de la Fiscalía Anticorrupción ha coincidido en el tiempo con la revelación de las grabaciones a los altos cargos gubernamentales.

Tras cuatro años como presidente del fútbol español, Rubiales vive sus peores momentos en el cargo. Hasta ahora, desde su entorno se mantenía que la relación con Moncloa era muy buena. Está por ver si la gravedad de haber registrado conversaciones con cargos de la máxima confianza de Pedro Sánchez puede dinamitar la buena sintonía existente.

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