Alcaraz es insaciable
Vencer a Rafael Nadal y Novak Djokovic en partidos consecutivos sobre tierra batida es una hazaña sin precedentes en el tenis
Es complicado describir lo que estamos viviendo con Carlos Alcaraz. Cuando parece que nos hemos sorprendido con una hazaña, llega una todavía mayor. Su facilidad para jugar al tenis es asombrosa y su nombre ha pasado a ser casi un icono siendo apenas un adolescente. Son fenómenos que aparecen en el deporte de manera muy puntual, y quién sabe a lo que podemos estar asistiendo.
Las hazañas que ha completado en Madrid nos han dejado sin palabras. Vencer a ...
Es complicado describir lo que estamos viviendo con Carlos Alcaraz. Cuando parece que nos hemos sorprendido con una hazaña, llega una todavía mayor. Su facilidad para jugar al tenis es asombrosa y su nombre ha pasado a ser casi un icono siendo apenas un adolescente. Son fenómenos que aparecen en el deporte de manera muy puntual, y quién sabe a lo que podemos estar asistiendo.
Las hazañas que ha completado en Madrid nos han dejado sin palabras. Vencer a Rafael Nadal y Novak Djokovic en partidos consecutivos sobre tierra batida es una hazaña sin precedentes en el tenis y, sobre todo, un mensaje a lo más profundo del vestuario. Ha llegado para quedarse, y tal vez para quedarse con el mejor sitio de todos.
La temporada ya estaba siendo inmensa antes de llegar a Madrid. Sus títulos en Río de Janeiro, Miami y Barcelona le han catapultado a la primera línea del circuito, dejando a sus compañeros de generación a una distancia tremenda en un puñado de meses. Ha logrado algo que solo está al alcance de las grandes estrellas: poner a un país pendiente de sus pasos en una pista de tenis.
El camino que tiene por delante es largo. Cómo no serlo si acaba de comenzarlo. Y esa es una de sus grandes conquistas: poner el listón en el cielo dando apenas sus primeros pasos. La Caja Mágica ha vivido un delirio colectivo que solo se asemeja a lo transmitido por Nadal en estas mismas pistas. Nos frotamos los ojos para saber si lo que vemos es cierto, pero la palabra relevo ya no parece una exageración sino una mera descripción de los hechos.
Sorprende la gestión emocional que emana de Alcaraz. Cuando todo parece al borde de lo soportable, cuando los partidos se aprietan al límite, esboza una sonrisa como si nada estuviera sucediendo. Eso, créanme, no es sencillo de hacer dentro de una cancha, cuando todo se te remueve por dentro y los pensamientos se agolpan unos sobre otros.
Tras ganar a Nadal en tierra batida su ambición no quedó saciada. Todo lo contrario, completó uno de los mejores partidos de su carrera, de los más brillantes en toda la historia del torneo, para tumbar a Djokovic con una sensación de entereza permanente. Su mentalidad parece diferente a la del resto. Y hablamos de un chico que ha cumplido la mayoría de edad hace apenas un año.
Se suele decir que Alcaraz está muy bien rodeado. Tiene enormes profesionales a su alrededor. Con su esfuerzo y su progreso, se está ganando que reconozcamos que está muy bien consolidado. Esto acaba de comenzar, pero menudo inicio de trayecto.
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