Nadal y Djokovic, de ‘pretemporada’ entre fuego real
Los dos gigantes se afinan a contrarreloj y afrontan la semana en la Caja Mágica y la posterior en el Foro Itálico de Roma como una lanzadera hacia Roland Garros
La Caja Mágica asiste a un duelo entre dos chicles. A cada estirada de Gael Monfils, una oda a la elasticidad y la agilidad, responde Novak Djokovic con otra demostración fisonómica que constata que para uno y otro no hay pelotas inalcanzables. Los dos ponen el espectáculo, pero el que aporta mayor eficacia es el número uno, que regresa tres años después a la Caja Mágica y resuelve el estreno con suficiencia: 6-3 y 6-3, en 1h 26m. Al fin y al cabo, no hay rival más apetecible para Nole que el parisino, al que ha derrotado las 18 veces que se ha cruzado en su camino. Es un apacible despe...
La Caja Mágica asiste a un duelo entre dos chicles. A cada estirada de Gael Monfils, una oda a la elasticidad y la agilidad, responde Novak Djokovic con otra demostración fisonómica que constata que para uno y otro no hay pelotas inalcanzables. Los dos ponen el espectáculo, pero el que aporta mayor eficacia es el número uno, que regresa tres años después a la Caja Mágica y resuelve el estreno con suficiencia: 6-3 y 6-3, en 1h 26m. Al fin y al cabo, no hay rival más apetecible para Nole que el parisino, al que ha derrotado las 18 veces que se ha cruzado en su camino. Es un apacible despegue, la continuación de una pretemporada a la carrera y sobre la marcha que transcurre entre fuego real. El objetivo, ya se sabe, no es otro que París, Roland Garros.
Allí, dentro de tres semanas, comenzará un nuevo episodio de la lucha por ser el grande entre los grandes: él, Rafael Nadal, Roger Federer. Ausente el suizo por lesión desde julio de 2021, el serbio y el español librarán una batalla condicionada por el trastabillado aterrizaje de ambos, los dos a marchas forzadas. Nole ha disputado únicamente cuatro torneos esta temporada (seis victorias y tres derrotas), la misma cifra que el español (20-1); uno paga por sus principios –no pudo competir hasta marzo, debido a su decisión de no vacunarse contra el covid– y al otro lo frena su cuerpo. Son dos extraterrestres contra el tiempo, a contrarreloj para tratar de ganar ritmo competitivo.
“Ya estoy recuperado y me siento bien”, adelantaba a su llegada al torneo el mallorquín, que esta tarde (16.00, Tdp y Movistar) debuta contra el prometedor Miomir Kecmanovic. “Pero a nivel de tenis y preparación es otra historia. Las primeras semanas [tras la fisura en la costilla que se produjo el 19 de marzo, en Indian Wells] fueron muy invalidantes, pero poco a poco pude hacer un poco de gimnasio. No es una lesión importante porque sabes que es un tiempo determinado, pero no te permite hacer prácticamente nada de entrenamiento”, prolonga el balear, de 35 años.
Tampoco son tiempos sencillos para Djokovic, aspirante a su cuarto título en Madrid –tras los obtenidos en 2011, 2016 y 2019– y que dice jugar afectado por una enfermedad, sin llegar a concretar. “Lo que me pasó no tiene nada que ver con la falta de partidos”, esgrimía el domingo en su primera comparecencia en Madrid, refiriéndose a cómo descendió drásticamente su rendimiento en la final del torneo de Belgrado, que perdió ante Andrei Rublev; “sabía que no estaba al cien por cien, pero quería jugar. Supongo que son marcas en el cuerpo que salen a relucir cuando estás ante un reto físico”.
En cualquier caso, el rey actual del circuito (34 años) intenta transmitir estos días un mensaje tranquilizador, haciendo ver que abordará Roland Garros (del 22 de mayo al 5 de junio) con las suficientes garantías. “Por cómo jugué en Belgrado, me da suficientes razones para creer que voy en la dirección correcta”, sostiene. Y en la misma línea se expresa Nadal, que ha ido incrementando progresivamente la exigencia de los entrenamientos y también confía en llegar a punto al Bois de Boulogne; en todo caso, con precaución y perfil bajo para esta semana de Madrid.
El de Manacor cogió la raqueta otra vez hace dos semanas. “Hay que tomarse las cosas con calma, aceptar que las cosas van a estar lejos de la perfección y a partir de ahí luchar”, expone; “en Australia [donde logró su 21º grande] llevaba cinco meses sin jugar, pero era una lesión [en el pie izquierdo] que sí me permitía entrenar. Lo que pasó allí fue casi un milagro. La de ahora es una situación diferente. Estoy intentando tomarme estos días como una pretemporada. He llegado muy justo aquí, y hay que tomárselo de esta manera”.
Cerca del club de las 1.000
Son dos genios en una circunstancia insospechada. En otra época, un Masters 1000 sería un cuadrilátero. Pero hoy día, Madrid y Roma, siguiente parada, no son más que un trampolín.
Djokovic se muestra satisfecho por su actuación contra Monfils, que tuvo que ser interrumpida durante un cuarto de hora para que se cerrara la cubierta retráctil de la Caja Mágica debido a la lluvia que volvió a caer sobre Madrid. “Ha sido mi mejor partido de este año”, valoró el de Belgrado, que podría cruzarse en las semifinales del torneo con Nadal, en el caso de que ambos lograsen prosperar.
Con el triunfo de ayer, el número uno ha logrado ya 995 a lo largo de su carrera; esto significa que está a solo cinco de ingresar en el club de las 1.000 victorias, en el que solo han conseguido hacerse un hueco Jimmy Connors (1.274), Federer (1.251), Ivan Lendl (1.068) y Nadal (1.048). Por otra parte, el serbio se garantizó continuar una semana más en el trono de la ATP. “Es fantástico empezar con estas sensaciones, estaba lejos de mi mejor nivel”, indicó Djokovic, que estos días está acompañado en Madrid por su hermano Marko.
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