Villarreal, la remontada de un pueblo ante el Liverpool
Vila-real, el municipio con menos paro de la Comunidad Valenciana, que hoy recibe al cuadro inglés, encuentra en su club de fútbol un aglutinador social tras siglos de divisiones
Con media sonrisa y la entonación solemne de quien descubre un secreto, Vicent Gil, historiador experto en el siglo XIII y encargado del archivo municipal de Vila-real durante tres décadas, cuenta que hace muchos años lo entrevistó un periódico italiano sin rigor geográfico. “El diario”, recuerda, “no hablaba de Vila-real; hablaba del ‘pueblo que está al lado de Porcelanosa’. Hasta que aquí no llegaron Manuel Llaneza y ...
Con media sonrisa y la entonación solemne de quien descubre un secreto, Vicent Gil, historiador experto en el siglo XIII y encargado del archivo municipal de Vila-real durante tres décadas, cuenta que hace muchos años lo entrevistó un periódico italiano sin rigor geográfico. “El diario”, recuerda, “no hablaba de Vila-real; hablaba del ‘pueblo que está al lado de Porcelanosa’. Hasta que aquí no llegaron Manuel Llaneza y Fernando Roig a dirigir el club de fútbol esto no se convirtió en ciudad. Antes no nos conocía nadie fuera del entorno del río Mijares”.
El río Mijares y la Nacional-340 son fronteras de dos mundos. Hacia el este Burriana, citada en el Cantar del Mío Cid, con su mar y su huerta plantada por los romanos; hacia el oeste la trama de polígonos dominados por las deslumbrantes paredes metálicas de los centros logísticos de Porcelanosa, seguidos de una colmena de viviendas construidas al calor del desarrollismo. Como las casas musulmanas, el pueblo esconde lo mejor que tiene tras una indistinta pantalla de ladrillo. Revestido de 2.000 metros cuadrados de gres porcelánico amarillo brillante, en el centro urbano se erige el estadio de La Cerámica, escenario de uno de los fenómenos más extraños de la Copa de Europa. En 70 años de competición, nunca el representante de una población de menos de 150.000 habitantes había alcanzado las semifinales. Esta noche, Vila-real, con sus 51.700 vecinos empadronados, recibirá al Liverpool (21:00 horas, Movistar) para resolver la segunda semifinal de Champions de su historia.
“El día del partido, como siempre, las peñas organizarán paellas”, avisa Antoni Pitarch, que, además de profesor de Historia, es el autor de la letra del himno del club. “La paella es la excusa de la fiesta. Aunque sea martes. Como la mayoría trabaja en empresas cerámicas y van a turnos, el que tiene la suerte de haber hecho un turno de mañana, a lo mejor a partir de las dos de la tarde ya está disponible. Los demás se fastidian porque los hornos funcionan las 24 horas del día. El fútbol es un vínculo que nos une. Nos olvidamos de ideologías, de manías personales y ahí todo el pueblo va a una”.
Las divisiones, cuando surgió este Villarreal en 1997, se olvidaron como algo muy del pasado. El fútbol nos ha dado a todos la capacidad mágica de sentirnos una sociedad unida y únicaVicent Gil, exdirector del archivo municipal de Vila-real
La gente de Vila-real no siempre permaneció unida. “La cicatriz se remonta a mucho más allá de la guerra del 36″, explica Vicent Gil. “En 1833, aquí la sociedad se dividió entre liberales y carlistas. Muchos se hicieron carlistas porque había una crisis económica y, si te unías a la partida, te pagaban un duro al día, que era una fortuna. La sociedad femenina también se dividía entre rosarieras y purisineras, según la adscripción a la virgen del Rosario o de la Inmaculada, siguiendo la división trazada en el siglo XVI entre franciscanos y dominicos, los dos conventos que manejaban las arcas de la Iglesia. Eso separaba al pueblo de tal forma que era peligrosísimo que un purisinero intentase casarse con una rosariera o al revés. Esas situaciones de tensión, cuando surgió este Villarreal en 1997, se olvidaron como algo muy del pasado. El fútbol nos ha dado a todos la capacidad mágica de sentirnos una sociedad unida y única. Vamos al fútbol no para ver ganar al Villarreal sino para sentirnos a gusto. Santificamos al Villarreal con San Pascual para superar la división, pero esto es una anécdota”.
Lo dicen todos: futbolistas, jardineros, entrenadores, agentes, hinchas y viandantes sin oficio ni beneficio: el artífice es Fernando Roig, dueño de Pamesa y presidente del Vilarreal CF desde 1997. Encontrar alguien que suscite parecida unanimidad en la orilla derecha del Mijares supone remontarse al franciscano Pascual Baylón, muerto en olor de santidad el 17 de mayo de 1592, en Vila-real. Sus restos, que encuentran cobijo en la basílica, son objeto de la peregrinación anual del equipo. “Aquí San Pascual es como el médico de cabecera”, explica Pascual Sanz, presidente de la Junta Central de Semana Santa y abonado devoto del club. “La gente lo visita frecuentemente y los aficionados invocan a San Pascual cuando la misericordia nos salva en alguna jugada. Cuando pasamos algún apuro, cuando nos salva el portero o el tiro da en el poste, la gente empieza a cantar: ‘¡San-Pas-cual, San-Pas-cual…!”.
No solo el fútbol y la fe distinguen al pueblo. Desde hace tres años, Vila-real es el municipio con menos paro de la Comunidad Valenciana. En torno al 11%, cifra que quizá refleje el declive de la huerta. “Los que tenemos una parcela invertimos en algo que no recuperamos”, dice Antoni Pitarch, que es hijo de agricultor. “Si te dan 0,22 céntimos de euro por kilo de naranja, a lo mejor producirlo te cuesta 0,4. Había una docena de cooperativas y quedan dos. Es una lástima. Porque aquí teníamos el chollo de la doble economía. Lo puse en el himno: ‘La il·lusió de tot un poble, industrial i llaurador’. Ahora también somos una ciudad de servicios”.
La Cerámica es el nombre del estadio y la bandera de todo un complejo de hornos. Vila-real concentra el 12% de la industria ceramista española. Las empresas del azulejo contratan a 17.000 personas en la zona y se calcula que cerca de 40.000 más trabajan en sectores auxiliares, según Manuel Rubert que, además de gerente de Natucer, se autoproclama “fanático” del Villarreal. El empresario advierte de que la guerra de Ucrania plantea un desafío: “Somos una industria gasintensiva; consumimos el 50% del total del gas de la Comunidad Valenciana, y en el último año el precio del gas se ha quintuplicado”.
El alcalde, el socialista José Benlloch, reconoce otro obstáculo: “El 70% de la arcilla viene de Ucrania, cerca de Donbás. Pero tengo mucha esperanza porque si hay una industria innovadora es ésta. Tienen equipos de I+D tremendamente potentes: investigan el empleo del hidrógeno como fuente de energía, paneles de cerámica que funcionen como paneles solares, y hasta aplicaciones militares. Aquí periódicamente vienen altos cargos de la OTAN a dar cursos”.
En este siglo el Villarreal CF nos ha dado la segunda subida demográficaJosé Benlloch, alcalde de Vila-real
Vicent Gil parafrasea al general de aviación Juan Bono —dijo que la industria misilística es deudora del azulejo— cuando compara el punto de cocción con la construcción de equipos de fútbol: “La cerámica es arcilla muy fina que resiste más de mil grados de temperatura. Pero como te pases arruinas la producción. Ahí reside el gran arte. Esto para el fútbol es una lección. Como te pases en tu presupuesto, estás arruinado. Por eso la mentalidad del Villarreal no es el pelotazo sino cómo rentabilizar al máximo el producto. Esto es Fernando Roig”.
“En 1956 cayó la segunda nevada en una década y mató a los naranjos”, advierte José Benlloch; “aprovechamos la crisis para fundar una industria azulejera y progresar de 18.000 habitantes a 38.000. Yo soy el primer alcalde con más de 50.000 censados. En los 60 la cerámica nos dio un impulso de crecimiento demográfico y en este siglo el Villarreal CF nos ha dado la segunda subida”.
Frente a la incredulidad general que provoca el fenómeno del Villarreal en el concierto europeo, y contra el pésimo precedente del 2-0 en Anfield, entre los habitantes del pueblo predomina un optimismo tranquilo. Su propia historia lo repite: tarde o temprano habrá remontada.
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