Duro (y prematuro) adiós de Paula Badosa

La española choca con una gran Halep (6-3 y 6-1) y pierde el segundo puesto del ‘ranking’: “Han sido días estresantes, parece que he jugado cinco torneos en uno”

Paula Badosa se lamenta durante el partido contra Halep en la central de la Caja Mágica.Juanjo Martín (EFE)
Madrid -

Apenas han transcurrido 10 minutos desde el final del partido, del tormentoso cruce con Simona Halep en la segunda ronda, cuando Paula Badosa, apeada ya en Madrid, toma asiento en la sala de conferencias y no consigue levantar la cabeza para responder, dolida a más no poder. “Me ha faltado todo, por eso solo he ganado cuatro juegos”, se reprocha. “Estoy bastante mal”, admite tras el 6-3 y 6-1 (en 1h,16m) que ha terminado con el sueño de triunfar en la Caja Mágica, donde el curso pasado alcanzó las semifinales. ...

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Apenas han transcurrido 10 minutos desde el final del partido, del tormentoso cruce con Simona Halep en la segunda ronda, cuando Paula Badosa, apeada ya en Madrid, toma asiento en la sala de conferencias y no consigue levantar la cabeza para responder, dolida a más no poder. “Me ha faltado todo, por eso solo he ganado cuatro juegos”, se reprocha. “Estoy bastante mal”, admite tras el 6-3 y 6-1 (en 1h,16m) que ha terminado con el sueño de triunfar en la Caja Mágica, donde el curso pasado alcanzó las semifinales. El escenario que supuso un antes y un después en su carrera. Amargo desenlace esta vez.

“Es duro perder en casa… Ha sido una semana muy dura, muy estresante. Las cosas han ido como han ido… Parece que he jugado cinco torneos en uno. Ahora creo que descansaré un poco”, resuelve tras un adiós prematuro que escuece y mucho, porque supone la despedida de Madrid y porque la derrota tiene un doble coste: desaparece rápido del cuadro y, además, le aparta del segundo escalón del ranking, al perder 325 puntos en el casillero. Lo celebraba el pasado lunes, pero la alegría ha durado demasiado poco.

Se retira Badosa de la sala emocionada. También le ha costado contener las lágrimas en la pista, donde Halep, martirizada el curso pasado por su físico, ha ofrecido un recital de ritmo, direcciones y precisión. La rumana, tutelada ahora por el francés Patrick Mouratoglou –el preparador de Serena Williams–, ha redondeado un duelo que había comenzado en forma de debate –los seis primeros juegos se extendieron 33 minutos– y que ha terminado convertido en un monólogo.

La española, de 24 años, ha tenido que ser atendida del hombro derecho, pero la caída no responde a ninguna lesión. “Estoy bien”, dice. “Ella ha jugado muy, muy bien, y yo regular. Lo ha hecho perfecto. Al final, solo queda reconocérselo y aplaudirla. Estaba yendo todo bien, muy igualado, pero me ha hecho el break [para 4-3 ] y a partir de ahí he empezado a estar más fallona”, concluye la catalana, que esta temporada ha elevado el título de Sídney –el tercero en la élite, tras los de Belgrado e Indian Wells– y que en las últimas fechas había llegado hasta las cotas altas de los torneos.

Halep, en su día número uno y que luce un par de grandes en su palmarés (Roland Garros 2018 y Wimbledon 2019), ha sido un muro. Al fin y al cabo, domina como pocas la central madrileña, el marco que más veces le ha visto ganar (29) a la rumana tras el Open de Australia (31) y Roland Garros (31). Posee dos títulos y no hace mucho sopesó la retirada debido a una lesión en la pantorrilla y otra en el aductor que le privaron de jugar en París, Londres y los Juegos de Tokio.

“Siempre pensé que a los 30 terminaría con todo esto, y el año pasado me lo planteé”, comentaba hace tres días. Pero su historia ha dado un giro y Halep jugó esta vez como la gran Halep.

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