El Cádiz desnuda al Barça
El conjunto azulgrana cae falto de rebeldía y de juego y los andaluces se imponen por primera vez en el Camp Nou
No sale el Barça del estado de shock en el que le dejó el Eintracht. La directiva y los socios discuten sin parar sobre las entradas que propiciaron la invasión alemana y el equipo se ha quedado tieso y desorientado desde que no sabe si el Camp Nou es su estadio o juega en campo contrario por más que los más de 50.000 espectadores reunidos ante el Cádiz eran declarados seguidores del Barcelona. A pesar de la ausencia de la Grada d’Animació, la afición se entregó en cuerpo y alma a sus futbolistas hasta que el pitido del árbitro selló la derrota.
No necesitó el Cádiz de sus seguidores pa...
No sale el Barça del estado de shock en el que le dejó el Eintracht. La directiva y los socios discuten sin parar sobre las entradas que propiciaron la invasión alemana y el equipo se ha quedado tieso y desorientado desde que no sabe si el Camp Nou es su estadio o juega en campo contrario por más que los más de 50.000 espectadores reunidos ante el Cádiz eran declarados seguidores del Barcelona. A pesar de la ausencia de la Grada d’Animació, la afición se entregó en cuerpo y alma a sus futbolistas hasta que el pitido del árbitro selló la derrota.
No necesitó el Cádiz de sus seguidores para ganar por vez primera en el Camp Nou. Incluso tuvo más oportunidades que el Barça, que no perdía en la Liga desde la visita en diciembre del Betis. Ledesma se bastó para negar a los muchos delanteros de Xavi. Los azulgrana se vencieron sin remisión, desquiciados por el rival y por el árbitro, faltos de fútbol en la Liga y en Europa. El suyo no es un problema de público sino de juego por más que en el Camp Nou resonaran cánticos de “¡A Segunda, oé!” para el Cádiz.
El equipo azulgrana camina pesaroso sin más reto que el de sellar la clasificación para la Champions después de haber alcanzado la cumbre en su visita al Bernabéu. La vida azulgrana dio un vuelco desde aquel 0-4. Los futbolistas se aflojaron y los aficionados se fueron mayoritariamente de puente de Semana Santa mientras el Madrid iba de remontada en remontada ante el Chelsea y el Sevilla. La fiabilidad blanca ha limitado prácticamente las aspiraciones del Barcelona. Tampoco es que el reto sea menor si se tiene en cuenta el desánimo general y el cansancio físico y mental del limitado plantel de Xavi.
No se acostumbra el Barça a la ausencia de Pedri. Tampoco ayuda a Ter Stegen la inestabilidad defensiva provocada por la falta de zagueros firmes, sancionado Araujo y lesionado Piqué ante el Cádiz, un equipo que pelea por evitar el descenso y que en su vida había cantado victoria en el Camp Nou. También es cierto que sumaba tres partidos sin perder desde su regreso a Primera División. No se sabe en qué reparaba Sergio González. La cuestión es que el técnico dispuso una formación novedosa, sin varios titulares, como si tuviera un plan para combatir a un Barça que resguardaba a Alves y Aubameyang para dar vuelo a Dest y Memphis.
Las novedades no ayudaron a centrar al equipo, demasiado ansioso y acelerado, muy pendiente de las entradas de Dembélé. Aunque la recuperación funcionaba bien, faltaba fluidez y finura para elaborar las jugadas, mal acabadas ante Ledesma. El fútbol era demasiado barroco y tan mal elaborado que el pie más preciso era el de Ter Stegen. La intensidad no sirve de mucho si se pierde reiteradamente la pelota y la buena cintura tampoco es la solución si quien regatea, centra y remata es Dembélé. El francés no paraba de quebrar a Espino como de cruzar balones imposibles para Ferran y Memphis. No había ocasiones en un partido apagado y plano hasta que el Cádiz se plantó en una contra ante Ter Stegen.
Dest no dejó rematar cómodamente a Lucas Pérez después de un centro de Sobrino, excelentes a la hora de atacar el espacio, mientras los azulgrana pivotaban sin sentido alrededor de Memphis. No había manera de filtrar un pase ante Ledesma. Jugaba el Barça sin banda izquierda y Xavi mandó a Memphis y Ferran que intercambiaran las posiciones a la espera de Aubameyang. Los azulgrana se activaron mejor con Ferran de ariete y Memphis en el extremo mientras calentaba Aubameyang. El gol, sin embargo, cayó del lado del Cádiz.
Alba perdió la pelota y Sobrino remató dos veces al cuerpo de Ter Stegen ante la pasividad de Lenglet y Eric. No defendieron los dos centrales, habitualmente frágiles, y el portero ya no pudo evitar el disparo de Lucas Pérez. El discurrir del partido daba la razón al plan de Sergio. El entrenador empezó a poner a los titulares en cancha, ya con el marcador a favor, y sus jugadores trampearon el encuentro, interrumpido por las faltas tácticas y las pérdidas de tiempo, ante la impotencia del Barcelona. El Cádiz defendía y atacaba mejor como quedó manifiesto en tres ocasiones de Fernández, Sobrino y Alejo.
El Barça no tuvo remedio ni con Adama y Luuk de Jong. El equipo se ha quedado bloqueado, plano y sin rebeldía, y ningún seguidor pregunta ya por el Madrid y el liderato, sino que mira lo difícil que pude ser incluso acabar cuartos y alcanzar la Champions después de dos derrotas seguidas en el Camp Nou.
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