Carlos Alcaraz es puro fuego
La ofensiva total del murciano se impone a la consistencia de Kecmanovic (6-7(5), 6-3 y 7-6(5) y le convierte en el tercer semifinalista más joven en Miami. Este viernes (1.00) se medirá con el campeón del año pasado, Hurkacz (7-6(7) y 6-3 a Medvedev)
Ruge otra vez Carlos Alcaraz, que festeja en esta ocasión de rodillas, desbordado por la emoción de esta última victoria grabada a fuego. Enfrente, un hueso de impronta balcánica que niega, maldice y sucumbe ante el arsenal del español, convertido ya en el tercer semifinalista más joven del Masters 1000 de Miami por detrás de Felix-Augger Aliassime (18 años, 7 meses y 19 días) y Rafael Nadal (18, 9 y 27). El 6-7(5), 6-3 y 7-6(5) guía al tenista de El Palmar (18, 10 y 26) al cruce de este viernes (1.00, #Vamos) con el campe...
Ruge otra vez Carlos Alcaraz, que festeja en esta ocasión de rodillas, desbordado por la emoción de esta última victoria grabada a fuego. Enfrente, un hueso de impronta balcánica que niega, maldice y sucumbe ante el arsenal del español, convertido ya en el tercer semifinalista más joven del Masters 1000 de Miami por detrás de Felix-Augger Aliassime (18 años, 7 meses y 19 días) y Rafael Nadal (18, 9 y 27). El 6-7(5), 6-3 y 7-6(5) guía al tenista de El Palmar (18, 10 y 26) al cruce de este viernes (1.00, #Vamos) con el campeón del año pasado, el polaco Hubert Hurkacz. Han transcurrido 2h 23m y a Miomir Kecmanovic, vacío, solo le queda rendirse a la evidencia: el poderoso drive de su rival pesó más.
Acostumbrado a gobernar los partidos, esta vez Alcaraz tuvo que remar a contracorriente en el primer tramo y cambiar de traje. Incómodo, sin llegar a coger del todo el timing y sin tocar la bola como suele, partió con un 4-1 de desventaja y cedió espacio ante Kecmanovic, un serbio sin fisuras (22 años, 48º del mundo), de buenas hechuras y rostro inexpresivo que disfruta peloteando desde la trinchera. Orden, ritmo y control, inspirado desde ambos perfiles. Ahí hay jugador. Cercó al español durante media hora, hasta que Alcaraz despidió un alarido, liberó la tensión y enderezó su juego, ahora sí al abordaje. El arrebato llegó en forma de autorreproche. Reset.
“¡No, Charlie, nooooo! ¡Atentooooo!”, expulsó el murciano, tenista expresivo y astuto, confiado en ganarse a la grada a base de propuesta, juventud y el juego psicológico de enseñar con frecuencia el puño. Una y otra vez lo hizo conforme limaba diferencias y enviaba el mensaje de que no se iba a rendir, de que además de llevar el frac con estilo también sabe desempeñarse con el mono azul del trabajador. Del 1-4 al 4-4. Carbón y más carbón, palada tras palada para subrayar esa capacidad para rehacerse que tiene, el chico logró discutir el set y estuvo cerca de adjudicárselo, pero se quedó en un tris.
Si él es de mollera dura, al de Belgrado –dirigido por el argentino David Nalbandian, campeón en 2020 en Kitzbuhel (tierra) y finalista el curso previo en Antalya (hierba)– tampoco le falta sangre fría ni pierde el temple. Estuvo más fino en la resolución del tie-break (desempate) y dio el primer mordisco al duelo. Viene también fuerte Kecmanovic, que en Australia progresó hasta los octavos y en Indian Wells hasta los cuartos, destinado a coger el relevo patrio de Novak Djokovic y consolidado ya como la segunda mejor raqueta de su país.
52 ganadores... y dejadas
Pese a su consistencia, no pudo contener la embestida de Alcaraz en el segundo parcial. Debía dar un paso al frente el murciano de 18 años, y así lo hizo. Ahora sí, cogió el timón del pulso y empezó a sacudirle a la pelota como él sabe, de forma pendular, procurándose winners (ganadores) desde un costado y otro. Para él, la vida al ataque es la vida mejor. Break arriba (2-0) y sacando el brazo a pasear, equilibró y el partido se decidió en un tercer set a cara de perro, endurecido por el serbio, en modo frontón, y definido en un bonito tira y afloja en el que el ardor de Alcaraz prevaleció sobre la rocosidad del balcánico. Dos mundos. Así lo constata la estadística: los 52 ganadores del primero frente a los 19 del segundo, 40 errores por 16. Una ofensiva total del murciano en la red, con 29 aciertos en 34 aproximaciones.
Amenazó Kecmanovic, que dispuso de un 5-4 y 15-30 a su favor, primero, y que fue manejando jugosas rentas de dos puntos después (1-3, 2-4, 3-5...), en el desempate. Sin embargo, en la franja terminal se impuso la pegada y la osadía del español, un joven sin miedos que se divierte y compite a dosis iguales. Mientras otros se arrugan, él disfruta a la hora de la verdad; mientras que a otros se les encoge el brazo, él castiga con dejadas. Es la expresión de Alcaraz, el talento al que apuntan todos los focos y que ahora deja huella en Miami.
“Mereció ganar él”, concedió el murciano a ESPN después de haber estampado en la cámara una dedicatoria a su preparador, Juan Carlos Ferrero, y al padre de este, Eduardo, fallecido recientemente. “La energía del público me empujó, fue increíble”, amplió en la sala de conferencias. “¿Las dejadas? Me gustan, tengo confianza. En los momentos más difíciles tienes que sacar tus mejores tiros”, remató el español, presente en sus segundas semifinales de un Masters 1000 tras las alcanzadas hace dos semanas en Indian Wells, donde cedió ante Nadal.
Sin tregua y con un desgaste considerable, la próxima madrugada en España se batirá con el talludo Hurkacz, que privó al ruso Medvedev de recuperar el número uno del circuito. Se quedó a un paso el de Moscú, que tras la derrota en la final de Australia contra Nadal no termina de coger vuelo y no aprovecha la ausencia de Djokovic. Tampoco lo hace Alexander Zverev, apeado por Casper Ruud. El noruego (6-3, 1-6 y 6-3) se encontrará en la primera semifinal (19.00, Movistar) con el argentino Francisco Cerúndolo, beneficiado por el abandono de Yannik Sinner y señalado como el semifinalista con el ranking más bajo (103º) en la historia del torneo de Florida.
En una jornada de emociones fuertes, Naomi Osaka reforzó una semana y media a gran nivel. La japonesa remontó a la suiza Belinda Bencic (4-6, 6-3 y 6-4) y accedió a la final de este sábado (19.00, Teledeporte y DAZN). No aterrizaba en una desde que lo hiciera en la del Open de Australia del curso pasado; es decir, hace 406 días. Entre ella (77ª) y el título estará la número uno, Iga Swiatek. La polaca, de 20 años, mantiene el paso militar y se deshizo de la estadounidense Jessica Pegula (6-2 y 7-5). Tras ganar en Doha e Indian Wells, apunta a su tercer laurel de la temporada; sería el tercer WTA 1000, el cuarto de su carrera.
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