La autoestima traiciona al Barça
Los azulgrana, demasiado confiados, tropiezan ante un Galatasaray muy bien organizado defensivamente en un partido muy plano en el Camp Nou
La dinámica ganadora y goleadora del Barça se acabó de forma inesperada en el Camp Nou. El cartel anunciaba un partido sencillo y relajante para la hinchada después de muchas jornadas exigentes en la Liga y en Europa. Nadie dudaba de la victoria del equipo de Xavi. La confianza y la autoestima traicionaron al Barcelona. Los muchos y variados delanteros azulgrana desfilaron por la cancha sin poder abatir a su compañero Iñaki Peña. El portero azulgrana cedido al Galatasaray coronó una muy buena actuación de un equipo que escapa del descenso e...
La dinámica ganadora y goleadora del Barça se acabó de forma inesperada en el Camp Nou. El cartel anunciaba un partido sencillo y relajante para la hinchada después de muchas jornadas exigentes en la Liga y en Europa. Nadie dudaba de la victoria del equipo de Xavi. La confianza y la autoestima traicionaron al Barcelona. Los muchos y variados delanteros azulgrana desfilaron por la cancha sin poder abatir a su compañero Iñaki Peña. El portero azulgrana cedido al Galatasaray coronó una muy buena actuación de un equipo que escapa del descenso en su campeonato y por el contrario sumó su partido número 11 invicto en la Liga Europa.
Aunque le dio muchas vueltas al encuentro, el Barcelona jamás encontró la manera de descerrajar al Galatasaray. No cometió un solo error defensivo el equipo de Domènec Torrent. Muy organizado y bien trabajado, el plantel turco resistió con serenidad el desquiciado atropello azulgrana y se felicita por llevar la solución de la eliminatoria a su intimidadora cancha en Estambul. La vuelta no se presenta fácil después de la fastidiosa ida para el Barça.
El adversario, la competición y también el momento azulgrana invitaron al entrenador a rotar a la espera de las citas inicialmente más exigentes, ninguna como la del día 20 en Madrid ante el emperador de Europa y el líder de la Liga. Ausentes Gavi por sanción y Alves por no estar inscrito, los cambios fueron tan selectivos como dañinos porque Xavi resguardó a la columna vertebral —Piqué-Busquets y Aubameyang— y el equipo se quedó sin hilo de pase y orientación, siempre bien contenido por un aseado Galatasaray.
Dome, el técnico del Galatasaray que se ha formado con Guardiola, montó una alineación expresa para enfrentar al Barça porque conoce de sobras el solfeo del Camp Nou. El objetivo era mantener la puerta abierta para el segundo partido a fin de complacer a la ruidosa hinchada turca porque la prioridad es reflotar al equipo en la Liga. Así se explica que intentara ser un plantel práctico y muy flexible, no tan ambicioso en la presión, muy centrado en no errar, aseado con y sin balón, pendiente sobre todo del Barcelona.
No se sabe hasta qué punto el Galatasaray sorprendió al Barça. Los azulgrana atacaron de manera atolondrada, poco precisos, faltos de coordenadas y sin más referencia que la posición de falso 9 de Ferran. El Barça funcionaba como una lavadora y solo respiraba con Adama. No había quien desequilibrara ni metiera un pase interior en la tupida zaga de Dome. Tan incómodo como impaciente, el Barça se peleaba con la pelota, muy espeso y reiterativo en las pérdidas para suerte de Peña.
Excelente Iñaki Peña
El portero se estrenó en el Camp Nou en el minuto 26 con una estupenda intervención después de una falta botada por Memphis y repitió al borde del descanso también en un disparo del delantero internacional de Países Bajos. La mejor ocasión, sin embargo, la protagonizó Akturkoglu. El hábil extremo, conocido en Turquía como Harry Potter, se escurrió por el costado izquierdo, quebró a Dest y su tiro fue tocado por la bota de Eric García.
Las conducciones fallidas de Araujo se convirtieron en la mejor munición para el Galatasaray. El equipo turco empezó a ganar terreno y el azulgrana se tornó tan inseguro que Xavi tuvo que mediar en el descanso y recuperar a los jugadores que marcan estilo: Piqué y Busquets y además Dembélé. Los azulgrana necesitaban orden, fluidez y también sorpresa para cambiar el sorprendente guion del Camp Nou.
El Barça encendió el estadio con un juego más ortodoxo y enérgico, abierto el campo por los dos extremos y mejor enfocado Iñaki Peña. El portero estuvo espléndido ante la carga azulgrana redoblada con Aubameyang. El ejercicio defensivo del Galatasaray, sin embargo, fue mucho más solvente que la ofensiva del Barça. Los centrales nunca se vencieron, y ni Adama ni Dembélé conectaron con los arietes, tampoco con el recurso de Luuk de Jong.
Los centros nunca tuvieron calidad y las ocasiones fueron pocas, tan estériles los suplentes como los titulares, todos fuera de onda y de ritmo, incapaces de corregirse después de perder el tiempo, como si pensaran que ganarían con la gorra a la tropa de Dome. El tropiezo acabará con los delirios de grandeza del Barça. El equipo no está para dar por ganado ningún partido, y menos ante rivales como el Galatasaray. Necesita recuperar la humildad y la intensidad para seguir en la Liga y en Europa.
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