Festival de goles y manos en Balaídos
El Celta necesita adelantarse cuatro veces en el marcador para superar al Mallorca, y culmina la victoria con un penalti de Iago Aspas en el último segundo
El fútbol se juega con los pies, pero desde hace bien poco apenas hay focos para los brazos. El ojo que todo lo ve afinó la mirilla en Balaídos. En el más difícil todavía, el videoarbitraje advirtió al colegiado de un supuesto penalti por mano de Hugo Mallo. En el cotejo del monitor se atisbó que no fue mano, sino dedos. El capitán del Celta se dio la vuelta ante un remate de Muriqi y la pelota pareció rozar sus dedos. La finura de Del Cerro en el VAR invitó a Ortiz Arias a irse al punto de penalti.
Salva Sevilla no perdonó para el Mallorca y el partido pareció sustanciarse con un empat...
El fútbol se juega con los pies, pero desde hace bien poco apenas hay focos para los brazos. El ojo que todo lo ve afinó la mirilla en Balaídos. En el más difícil todavía, el videoarbitraje advirtió al colegiado de un supuesto penalti por mano de Hugo Mallo. En el cotejo del monitor se atisbó que no fue mano, sino dedos. El capitán del Celta se dio la vuelta ante un remate de Muriqi y la pelota pareció rozar sus dedos. La finura de Del Cerro en el VAR invitó a Ortiz Arias a irse al punto de penalti.
Salva Sevilla no perdonó para el Mallorca y el partido pareció sustanciarse con un empate y seis goles. Hasta que sobre la hora volvieron las manos a volar y Denis Suárez forzó un penalti que pareció claro si se aplica la nueva escala que no interpreta la voluntariedad sino que el brazo salga a paseo. Aspas anotó desde el punto de penalti y le dio el triunfo (4-3) al Celta, que sigue a siete puntos de la séptima plaza y, sobre todo, ya se aleja de cualquier problema por la cola de la tabla. Ahí brega el Mallorca, que ha perdido en sus cinco últimos desplazamientos y está dos puntos por encima de la zona roja.
Todo sucedió en un ameno festival en el que el Celta mejoró sus prestaciones respecto a pasadas jornadas. Lleva cuatro sin ganar, pero venía de unas cuantas más en las que no encontraba su fútbol, ese estilo alegre, combinativo y rico en llegadas al área. Ante el Mallorca recobró esas sensaciones, tocó y además marcó. También volvió a otras andadas, a sufrir por su porosidad defensiva.
Hasta cuatro veces tuvo que adelantarse en el marcador el Celta para ganar el partido. Fue exuberante en ataque, con recursos y puntería. Y abrió pronto el marcador tras un remate desde Cervi en la frontal que se fue al larguero. Galhardo recogió el rechace para pasaportarlo a la red. Empató el uruguayo Gio Giménez tras un error garrafal de Aidoo en la salida del balón. Pero casi de inmediato una acción coral del Celta, culminada por Denis Suárez, mostró las bondades de buscar las combinaciones desde el área propia cuando el oponente plantea una presión alta. Hay que saber hacerlo, claro.
El Mallorca volvió a empatar nada más regresar del descanso. Marcó Aidoo en propia meta tras desvia un remate de Raíllo en una acción a balón parado. Aparecieron entonces Iago Aspas y las manos. El genio de Moaña marcó con la derecha el tercer gol y no le tembló la paletilla para anotar el tanto de la victoria desde el punto de penalti y con el reloj a cero.
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