La rutina madrileña de Ansu

El delantero del Barça hace un tratamiento conservador en una clínica de Madrid con el fisio de Pau Gasol y Cristiano para superar la lesión en el bíceps femoral y regresar a mediados de abril

Ansu, en las gradas del Camp Nou durante el duelo entre el Barcelona y el Atlético.LLUIS GENE (AFP)

La rutina, ahora que vive en Madrid por dos meses, es inflexible porque desde que cumplió los 16 años se dijo a sí mismo que sería el mejor profesional posible. Y Ansu Fati (Bissau, Guinea-Bissau; 19 años) quiere cumplir. “Claro que le afectan las lesiones, pero mentalmente es una bestia y si hablas con él, siempre te dice que volverá a tope”, señala un empleado del Barcelona; “y puede que le cueste coger el ritmo, pero lo hará. Siempre lo hace”.

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La rutina, ahora que vive en Madrid por dos meses, es inflexible porque desde que cumplió los 16 años se dijo a sí mismo que sería el mejor profesional posible. Y Ansu Fati (Bissau, Guinea-Bissau; 19 años) quiere cumplir. “Claro que le afectan las lesiones, pero mentalmente es una bestia y si hablas con él, siempre te dice que volverá a tope”, señala un empleado del Barcelona; “y puede que le cueste coger el ritmo, pero lo hará. Siempre lo hace”.

Ansu desayuna fuerte y se va andando a la clínica de fisioterapia TVA de Joaquín Juan, a quien considera su ángel de la guarda como tantos otros deportistas universales que han pasado por sus manos como Gasol, Cristiano o Falcao. Así, el delantero se pasa la mañana trabajando con elásticas, pesas y mucha bicicleta para muscular el bíceps femoral de la pierna izquierda, la última lesión que ha padecido. Ducha y de nuevo una pequeña caminata para volver a casa y comer con su hermano Braima, que le acompaña durante los dos meses que pasará en la capital.

No hay tarde que no regrese a la clínica, pues también tiene que pasar por las máquinas regeneradoras ya que debe cicatrizar de una vez por todas la rotura en forma de cremallera que le ha llevado a maltraer desde hace un tiempo. Un tratamiento conservador con células madre. Más caminatas. Y, ya por la noche, se dedica a las series de televisión aunque no tarda en dormirse porque al día siguiente le volverá a tocar hacer la rutina. Y cumple con lo establecido con una sonrisa en la cara porque ya ve la luz al final del túnel. Pero al contrario que en las otras ocasiones que ha estado lesionado, no hay prisa para su regreso, ni la que le ponía el club ni la que se autoexigía el jugador. De hecho, se dijo que estaría dos meses de baja y serán casi tres, por lo que se presupone que estará listo a mediados de abril. “Lo está haciendo muy bien y con el tiempo volverá a ser el mismo Ansu de siempre”, sostiene un empleado del Barcelona desde la Ciudad Deportiva; “pero tiene que aprender a regularse. No puede jugar cada minuto como si fuera el último”.

Ante el Athletic, antes de la prórroga de los octavos de la Copa, se vio a Xavi preguntarle si quería jugar. Ansu, joven y con ganas de comerse el mundo, aceptó el reto. Pero a los 15 minutos —justo el tiempo que aconsejaron los médicos que podía jugar porque, según cuentan desde el club azulgrana, el día anterior le hicieron una resonancia y la zona aparecía un poco inflamada— cayó lesionado. La culpa era compartida, quizá menos que cuando estaba Koeman en el banquillo y el doctor Till al frente del área médica porque ceñían su vuelta a un día determinado y eso se le hacía cuesta arriba al jugador, que tiene un tejido un poco lento en cuanto a regeneración. Pero entendía que el Barça no funcionaba y que necesitaba sus goles. Ahora ya no sucede lo mismo y Ansu está tranquilo, conforme con su reciente renovación hasta 2027 —con una cláusula de 1.000 millones—, también con el juego y los resultados del Barça de Xavi.

Eso no quita que a Ansu se le cayera el mundo encima el 20 de enero ante el Athletic, después de notar un pinchazo en la parte posterior del muslo. Sobre el césped se le escapaban las lágrimas por el nuevo contratiempo, hasta el punto de que estuvo casi una semana sin atender al teléfono, impotente en su casa porque su cuerpo le volvía a castigar. Entre otras cosas porque durante la temporada pasada pasó en cuatro ocasiones por el quirófano por problemas con la rodilla izquierda. Y en esta, una vez recuperado, tuvo un susto en la rodilla (cinco días de baja), una lesión en el tendón de la corva (65 días) y la rotura del bíceps femoral con la que suma 40 días en la rebotica. Demasiadas lesiones y contratiempos que le han dejado casi sin competir en estos dos últimos ejercicios, a razón de 10 encuentros y cinco goles por año.

Nada de quirófano

Desde el club, en cualquier caso, le aconsejaron que en esta ocasión volviera a pasar por el quirófano y le pusieron como ejemplo a Dembélé, intervenido en Finlandia y, por ahora, sin más problemas en la zona. Ansu lo descartó porque así se lo aconsejó Joaquín Juan, que le elaboró una lista con los jugadores que no se habían operado de la misma lesión y llevaban tiempo rindiendo al máximo nivel. “¿Me puedo romper de nuevo si me opero?”, vino a cuestionar Ansu para aclarar las dudas. Y como la respuesta fue afirmativa, decidió comprometerse con el tratamiento conservador, reacio a pasar de nuevo por el quirófano, curioso también porque vio que había futbolistas que se habían operado y tuvieron que dejar el fútbol. Entienden desde su entorno que el músculo se endurece tras la operación y que eso lo soporta más fácil un medio o un central que no es sprinter, del mismo modo que su cicatriz no toca el tendón lo que no hace que sea obligatoria la intervención.

“Cada dos semanas viene por aquí para que los doctores comprueben cómo evoluciona de la lesión”, cuenta un trabajador de la Ciudad Deportiva; “y se le espera ya definitivamente dentro de dos semanas”. En Barcelona, Ansu ya podrá volver a su otra rutina, la que más le gusta, que es la de las charlas interminables con su familia y amigos en la cocina de casa. Quizá antes de que acabe abril, él ya cuente sus goles.

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