El Barça recupera la pegada
El equipo ha pasado de necesitar nueve disparos para marcar a celebrar un gol cada cuatro, después de la transformación del ataque en el mercado de invierno
“Es lo que hay”. Esa fue la frase de cabecera y también la guillotina para Koeman, despedido a finales de octubre porque formó un Barça a remolque y como antibiótico para las virtudes contrarias. “Esta en nuestra dura realidad. Nos falta mucho, pero debemos rebelarnos”, resolvió Xavi unas semanas más tarde, después de que el equipo cayera eliminado de la Champions. “Si aciertas en lo deportivo y hacemos las cosas bien, esto es un paso atrás para darnos impulso”, se sumó el capitán Busqu...
“Es lo que hay”. Esa fue la frase de cabecera y también la guillotina para Koeman, despedido a finales de octubre porque formó un Barça a remolque y como antibiótico para las virtudes contrarias. “Esta en nuestra dura realidad. Nos falta mucho, pero debemos rebelarnos”, resolvió Xavi unas semanas más tarde, después de que el equipo cayera eliminado de la Champions. “Si aciertas en lo deportivo y hacemos las cosas bien, esto es un paso atrás para darnos impulso”, se sumó el capitán Busquets. Y acertaron porque el equipo se ha desatado en ataque, fútbol al abordaje y sinfonía de los atacantes para recuperar la sonrisa al culer. Mérito de Xavi y de sus jugadores, pero también del área deportiva porque los fichajes invernales fueron menospreciados incluso antes de calzarse las botas.
Pasada la medianoche del 31 de enero, el director deportivo, Mateu Alemany, y el presidente, Joan Laporta, se fundieron en un abrazo en la Ciudad Deportiva. Para muchos fue una representación grandilocuente porque se entendía que eran jugadores de segunda: Adama no pasaba de ser el suplente de Trincão en el Wolves, futbolista rechazado por el Sevilla porque anteponía a Tecatito Corona; Ferran Torres era un descarte de Guardiola en el City y costaba demasiado (55 millones); Alves estaba oxidado con 38 años; y hacía tiempo que se había perdido la pista de Aubameyang, conflictivo y sin opciones con Arteta en el Arsenal. No fue así. “Los fichajes se están saliendo”, resolvió Alemany antes de medirse con el Athletic este domingo, antes de que el Barça volviera a meter cuatro goles como hiciera ante Valencia y Nápoles. “Los nuevos nos han dado aire y nos han permitido jugar como queremos. Antes no había tiempo ni espacio para hacer nuestro fútbol. Ahora, somos rápidos en el césped y cada vez más en la lectura del juego”, se felicitan desde la Ciudad Deportiva. Una historia bien diferente de la que se daba antes del mercado invernal, pues ahora se juega un fútbol expansivo y coral.
La orfandad de Messi, que absorbía todo el juego ofensivo, además de la marcha de los puntas que se relacionaban con el gol, dejó al Barça desnortado, incapaz de significarse en el área rival. Memphis reclamaba los flashes sin ser una estrella, Braithwaite parecía una solución y Luuk de Jong se peleaba con el remate porque tampoco estaban los lesionados Ansu y Dembélé, olvidado Agüero porque su corazón dijo basta antes de tiempo.
Los chicos del filial
El Barça se refugió en jugadores del filial como Ilias y sobre todo Abde y Jutglà, que rindieron por encima de las expectativas pero que con la llegada de los fichajes quedaron arrinconados del foco del primer equipo. Normal que el Barça acumulara sinsabores y goleadores; 19 hasta el momento.
Pero llegó Xavi y su idea, también la eclosión de los delanteros. Adama descuenta rivales por la derecha y saca centros sin parar (siete balones colgados al área por duelo y cuatro asistencias de gol); Aubameyang suma cinco en los últimos tres envites; y, aunque tiene la mirilla desviada, Ferran Torres participa de todas las ofensivas porque entiende el fútbol como pocos. No solo eso sino que Dembélé no se ha descabalgado del equipo por más que no renueve como explicó con su gol y dos asistencias en media hora ante el Athletic, Luuk de Jong mantiene su idilio con el remate y Depay recuperó el olfato cuando Xavi le puso a jugar tras unos meses parado por lesión. Ansu sigue en la rebotica y ya poco se sabe de Braithwaite porque al equipo le sobra, al fin, pegada. Hasta los medios como Pedri, Gavi, Nico y De Jong lo defienden, futbolistas que llegan al área por sorpresa.
Los números explican que existe otro Barça tras el mercado de invierno. Antes del 31 de enero, el equipo jugó 30 encuentros y necesitó de 386 remates —4,13 por encuentro— para hacer 40 goles (uno cada 9,6 chutes) y desde que se echara la persiana a la fecha de traspasos, ha disputado seis encuentros y ha realizado 82 disparos —5,33 por envite— para hacer 19 tantos (uno cada 4,3). “Tenemos muchos atacantes y todos podemos marcar. Me gusta mucho en la forma que estamos jugando. Estamos muy implicados”, convino Memphis. “Estamos jugando muy bien, movemos el balón con velocidad y tenemos más calma para encontrar la jugada correcta. Los fichajes nos han aportado mucha pólvora arriba”, amplió Pedri. Un Barça, por fin, con mordiente y gol.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.