Escocia baila sobre la lluvia en el Seis Naciones

El XV del Cardo confirma su candidatura al título tras vencer a Inglaterra (20-17) e Irlanda arrolla a Gales (29-7)

Ben White, de Escocia, en el partido contra Inglaterra del torneo Seis Naciones.RUSSELL CHEYNE (REUTERS)

Tras una hora encerrada en su guarida, Escocia tiene a los ingleses confundidos en su línea de cinco metros, esperando una melé. Ante tal estampa, Murrayfield entona el Flower of Scotland y los coros funcionan: golpe de castigo y el 10 escocés, Finn Russell, emboca por los pelos la patada que tumba a su archienemigo. El XV del Cardo triunfa lejos de su mejor versión, síntoma de su tránsito de perdedor valiente a candidato sólido a su primer título desde 1999. El XV de la Rosa pierde por segundo año consecutivo la Copa Caltuta –premio al duelo más antiguo del mundo– algo qu...

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Tras una hora encerrada en su guarida, Escocia tiene a los ingleses confundidos en su línea de cinco metros, esperando una melé. Ante tal estampa, Murrayfield entona el Flower of Scotland y los coros funcionan: golpe de castigo y el 10 escocés, Finn Russell, emboca por los pelos la patada que tumba a su archienemigo. El XV del Cardo triunfa lejos de su mejor versión, síntoma de su tránsito de perdedor valiente a candidato sólido a su primer título desde 1999. El XV de la Rosa pierde por segundo año consecutivo la Copa Caltuta –premio al duelo más antiguo del mundo– algo que no ocurría desde hace 38 años.

Solo seis de los 15 ingleses que estrenaron el Seis Naciones de 2021 repitieron ayer titularidad en Edimburgo. Con su alineación menos fogueada, Eddie Jones apostó por la presión. Sin genios, la solución era invitar a Escocia a que errara, fórmula con buen pronóstico en una tarde de viento y lluvia. Van der Merwe y Stuart Hogg sobrevivieron a un auténtico bombardeo aéreo y la línea defensiva, erguida en un gran Matt Fagerson, basculó ante los intentos de Marcus Smith, valiente en su debut con el 10 inglés –pocas camisetas pesan más– para abrir el campo hacia los costados. Contra las cuerdas, los locales consiguieron voltear a Cowan-Dickie sobre la zona de marca y evitar el ensayo. Pese al dominio territorial, Escocia mantuvo el tipo.

Para frustración de Inglaterra, que abrió el marcador con una patada de Smith. Acto seguido, llegó el disgusto. Darcy Graham rompió tras una secuencia rápida y quebró la última guarnición inglesa: un placaje débil de Marchant, uno de los nuevos. Hecha la herida, asistió a Ben White, el medio-melé suplente que ensayó en su debut porque Ali Price estaba siendo atendido por un golpe en la cabeza. Guiños del destino. Escocia, rentabilizando sus escasas salidas, se marchaba por delante al descanso (10-6).

La ventaja local llevaba peaje: el doble de placajes que su rival. Hizo valer ese desgaste Inglaterra, que seguía echando el aliento en la nuca con una tercera peleona, para dar la vuelta al electrónico. Ben Youngs, que suma un cuarto de la experiencia internacional de su equipo, fijó al defensor de Smith para habilitar la autopista del descarado debutante hacia el ensayo. Escocia hizo sus cambios en delantera en busca de un respiro. Tras una versión más conservadora de lo habitual, el marcador les obligaba ahora a abrir las compuertas.

No lo permitía Inglaterra, una apisonadora cuando el balón yacía en el césped, con nuevos efectivos como Isiekwe o Ludlam y la contundencia de Simmonds y Curry, a la altura de la capitanía. En esas, llegó una alegría desde el cielo. Cowan-Dickie juzgó mal una patada alta paralela a la zona de marca y palmeó voluntariamente el oval fuera del campo para que no llegara Graham. La consecuencia: ensayo de castigo y amarilla. De repente, Escocia empataba y afrontaba el último cuarto de hora con uno más.

Todo había cambiado. Buscó la réplica Inglaterra, pero su eficiencia dejó sitio a la imprecisión. Watson le dio una última vida al XV de la Rosa tras agarrar a Curry por el cuello en un ataque escocés y los visitantes cerraron el partido con una sucesión de melés en campo rival, con el tiempo ya cumplido. Pero no hubo final dramático: la lluvia escurrió el último oval.

Irlanda arrasa a una diezmada Gales (29-7)

Gales ha creado escuela con su forma de sobreponerse a las lesiones, pero la vigente campeona no pudo competir en Dublín. Es el único pero a un triunfo atronador de los irlandeses, capaces de replicar el tempo que arrodilló a los All Blacks en noviembre. Frente a Conor Murray, el medio-melé de la última década y un francotirador en el juego al pie, Gibson-Park maneja los hilos de los delanteros como un titiritero, con un sinfín de puñetazos, cual boxeador desgastando las lumbares. Su equipo percute con cargas sólidas, sin gran riesgo de perder el balón, para asegurar una rápida liberación. Que el ritmo no pare.

Gales claudicó desde la primera melé. A los dos minutos, Bundee Aki estrenaba el marcador tras las primeras rupturas de Mack Hansen, que firmó un debut notable. Irlanda había ganado 150 metros por 9 de Gales en los primeros 20 minutos. El duelo se marchó vivo al descanso (10-0) porque Sexton falló un par de patadas automáticas; aristas de genio, pues convirtió tres transformaciones de delineante con un efecto de dibujos animados.

El marcador ajustó cuentas en los primeros lances del segundo acto y los irlandeses abrieron brecha con dos ensayos de Conway. Gales evitó el rosco gracias a Taine Basham, pero la delantera fue territorio verde: Van der Flier en la tercera, el corpachón de Doris en la segunda y Andrew Porter como pilier agresivo, todo un dolor de muelas con melena. El ensayo de Ringrose, el cuarto local, aseguró un punto bonus clave: todos los que no se sumen ante Italia, que cierra la primera jornada este domingo ante Francia (16:00 horas), pueden decidir el torneo.

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