Tsitsipas sale del hoyo (y desmiente al doctor)
Triple semifinalista en Melbourne, el griego, citado con Medvedev (9.30), vuelve a destacar tras reponerse a contrarreloj de una operación reciente en el codo
Para Stefanos Tsitsipas, la parada en Melbourne no es una más, sino una muy especial. Fue en la ciudad australiana donde su abuelo materno, Sergei Salnikov, se colgó el oro olímpico de 1956 defendiendo la bandera de la URSS y donde hace tres años, cuando el griego tenía 20 y asomaba ya la cabeza en la élite, tumbó a Roger Federer por primera vez. Ahora, consagrado en lo alto del ranking de la ATP y en busca de su primer triunfo en un Grand Slam, se resitúa después de un sube y baja emocional. Demasiad...
Para Stefanos Tsitsipas, la parada en Melbourne no es una más, sino una muy especial. Fue en la ciudad australiana donde su abuelo materno, Sergei Salnikov, se colgó el oro olímpico de 1956 defendiendo la bandera de la URSS y donde hace tres años, cuando el griego tenía 20 y asomaba ya la cabeza en la élite, tumbó a Roger Federer por primera vez. Ahora, consagrado en lo alto del ranking de la ATP y en busca de su primer triunfo en un Grand Slam, se resitúa después de un sube y baja emocional. Demasiadas curvas en los últimos meses. Acarició el cielo en Roland Garros, pero después cayó al hoyo.
Después de protagonizar una esplendorosa gira de tierra batida y de alcanzar la final del grande francés, donde llegó a situarse dos sets por encima de Novak Djokovic, el actual número cuatro comenzó a caer por la pendiente hasta que la dinámica dio un volantazo a su llegada a Melbourne. La remontada del serbio en aquella tarde parisina le dejó tenísticamente grogui y, a partir de ahí, se sucedieron las caídas –primera ronda en Wimbledon, tercera en Nueva York y en los Juegos de Tokio, reiterados tropezones en el resto de los torneos…–, acentuado el golpe por un insistente dolor en el codo derecho que no remitía.
En los últimos tiempos, las críticas y los silbidos se han vuelto excesivamente habituales para él. La grada del US Open le dedicó en septiembre pitos por sus recurrentes y dilatadas visitas al vestuario, trabando los partidos en instantes cruciales, y no han sido pocos los compañeros de vestuario que le han reprochado la treta. Después, el público de Bercy también le abucheó al abandonar la pista durante el duelo con Alexei Popyrin, pero en esa ocasión la salida fue forzada: la molestia en la articulación crecía y le obligó dos semanas más tarde a retirarse también en la Copa de Maestros.
Sin otra opción, el 25 de noviembre pasó por el quirófano y la perspectiva no era del todo positiva. El doctor que intervino su codo le deslizó que no llegaría a competir en Australia, pero falló. “No creía que pudiera jugar aquí. Le he demostrado que se equivocó”, comentaba después de abatir al italiano Yannik Sinner en dirección a la semifinal de este viernes (9.30, Eurosport) frente a Daniil Medvedev.
Medvedev, ante la historia
“Él, Zverev y yo seremos el próximo Big Three [nombre del trío formado por Nadal, Federer y Djokovic]. Creo firmemente que somos los tres mejores jugadores después de Nole”, vaticina el ateniense, que antes del cruce con el ruso tuvo que sortear una trampa a cinco sets contra Taylor Fritz y previamente ya había sido exigido en las cuatro mangas disputadas ante Sebastián Báez y Benoit Paire. Sin embargo, él ha sido el semifinalista que menos tiempo ha invertido para aterrizar en la penúltima ronda del torneo: 13h 43m, por las 14h 09m de Nadal, 14h 59m de Medvedev y las 16h 09m de Matteo Berrettini.
“El doctor Frank [Denzler] me contó la experiencia de otros jugadores y está sorprendido de mi recuperación”, contaba hace dos días el semifinalista de 2019 (derrota contra Nadal) y 2021 (Medvedev). “Cuando lo haces bien, tiendes a pensar que eres intocable, pero es importante tener siempre los pies en el suelo”, se recordaba y se recetaba antes de encontrarse con el fiero Medvedev, que si conquista este domingo el major desbancaría a Djokovic en el primer puesto y haría historia, puesto que se convertiría en el primer hombre de la Era Abierta (a partir de 1968) en ganar sus dos primeros títulos de Grand Slam de manera consecutiva.
En los precedentes entre ambos, el de Moscú domina por 6-2, por 5-1 sobre pista dura. Sin embargo, Tsitsipas advierte: “Siento que estoy en la zona, y no tengo intención de salir de ella”.
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