Vinicius-Benzema, el joven hiperactivo y el tutor
El brasileño duplica el intento de regates y acierto goleador en su nueva alianza con un Benzema también al alza y más docente que nunca
Durante una década, Karim Benzema no sintió la necesidad de explicarse, de contar su fútbol al mundo exterior. El chico tímido de Lyon se refugió durante años en Madrid bajo una armadura física menos tallada que la actual y esperó que los demás entendieran sin más lo que él hacía en el campo, su juego de asistente para Cristiano Ronaldo. La incomprensión de la masa fue, por momentos, alta, acusado de pusilánime ante el gol, pero prácticamente nada sacaba al francés de su perfil bajo. Costaba saber qué opinaba sobre las co...
Durante una década, Karim Benzema no sintió la necesidad de explicarse, de contar su fútbol al mundo exterior. El chico tímido de Lyon se refugió durante años en Madrid bajo una armadura física menos tallada que la actual y esperó que los demás entendieran sin más lo que él hacía en el campo, su juego de asistente para Cristiano Ronaldo. La incomprensión de la masa fue, por momentos, alta, acusado de pusilánime ante el gol, pero prácticamente nada sacaba al francés de su perfil bajo. Costaba saber qué opinaba sobre las cosas.
Sin embargo, en cuanto el delantero portugués lo dejó solo con el ataque blanco, en Benzema cambiaron dos cosas: demostró que podía ser un goleador notable y empezó a exhibir, a la vez que sus dianas, un discurso propio. Una voz que se ha multiplicado en los últimos tiempos, especialmente, con su nueva sociedad con Vinicius. Después de tres años conviviendo de espaldas, el galo no pierde la ocasión de presentarse como un tutor de su nuevo amigo y de los más jóvenes de la plantilla, un consejero, una especie de hermano mayor. “Lo voy a ayudar en todo lo que pueda, creo en él”, ha insistido esta temporada el francés, de 34 años, sobre el brasileño, de 21. Como si tuviera también que subrayar su fe en el compañero y alumno. También Camavinga agradeció el cobijo que le dio al llegar a España su compatriota, con quien, al menos en el inicio, compartía mesa e idioma en el comedor.
Carlo Ancelotti, testigo del silencioso primer Benzema (lo tuvo entre 2013 y 2015) y del actual, considera que la versión de hoy está relacionada más con el resto que con él mismo. “No ha cambiado respecto a los otros, mantiene la humildad; ha cambiado cómo los otros lo ven a él. Un jugador más fuerte, con más personalidad, más maduro, más líder. Los otros lo ven de manera distinta, igual que yo en comparación a hace seis años”, apuntó este sábado el italiano en la previa de la final de la Supercopa de España ante el Athletic (19.30, Movistar), en la que no contará con Carvajal por covid, y Alaba y Asensio eran dudas debido a molestias físicas.
El nuevo canal futbolístico abierto entre Benzema y Vinicius es el gran salto del equipo blanco. En las tres campañas anteriores, el francés no había asistido al brasileño y en esta cinco de sus nueve pases de gol han sido para el extremo. Entre ambos suman más tantos (38) que todo el Barcelona junto (37). Un punto de encuentro de dos trayectorias anotadoras con algún paralelismo, ya que uno y otro -más el sudamericano- se destaparon ante la portería contraria de forma repentina y casi sin previo aviso.
Solo por detrás de Lewandowski
El despertar de Vinicius fue tomado en un primer momento con cautela en Valdebebas. “Una gaviota no hace verano”, advertían en agosto, tirando de costumbrismo, fuentes con acceso al vestuario. Se alegraban de las “buenas pistas”, pero la prudencia se impuso en un primer momento. También de puertas hacia afuera. “Dentro del área es más complicado para él porque no tiene este tipo de calidad”, puntualizó Carletto tras su doblete salvador en el Ciutat de València (3-3). Tres meses después, el entrenador de Reggiolo ya admitió que no se esperaba esta veta realizadora del brasileño. “Me ha sorprendido su calidad en marcar goles”, concedió la noche en la que un fogonazo suyo derrotó al Sevilla (2-1).
Sus 15 dianas (seis la campaña anterior) son la consecuencia de una hiperactividad aún mayor, que no era escasa, y mucho más eficaz. Intenta el doble de regates (6,8 por partido frente a los 3,1 de la temporada pasada) con un nivel de éxito casi idéntico (43%); dispara también el doble de veces por encuentro (2,6-1,2); y duplica su acierto ante el gol (del 10 al 21%). Porque donde antes era carne de chanza, ahora supera incluso a Benzema: la mitad de sus tiros acaban entre los tres palos mientras que en 2020/21 solo lo conseguía en un tercio de sus lanzamientos. El francés se queda en el 44% en este apartado.
El extremo ha entrado en autocombustión y el nueve blanco, lejos de menguarse, también ha crecido impulsado por la mejoría del alumno. Su acierto ante el marco rival ha mejorado más de cuatro puntos (del 18,6% al 23,2% de esta) y hasta este fin de semana solo Robert Lewandowski había participado en más tantos (34-32).
En un ecosistema tan complejo como un vestuario de este nivel, dominado por los egos y el sentido de la rentabilidad, ahora la izquierda de Vinicius es la sombra buena a la que arrimarse, sobre todo para algunos jugadores emergentes que buscan una mayor cuota de protagonismo. Sin embargo, a la crecida del extremo y su reciente comunión con Benzema todavía le quedan terrenos que explorar, según Ancelotti. “Estamos empujando a Vinicius a jugar más por dentro para que pueda ayudar a Benzema. Ante el Valencia, marcó así. No solo tiene que disfrutar del regate por fuera, sino también entrando por dentro sin balón”, comentó el italiano este sábado. Confesó en su día que no le da muchas indicaciones más allá de la búsqueda de la efectividad, pero esta es una nueva tarea para que se siga entendiendo con su tutor.
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