El Athletic, de final en final
El club bilbaíno ha superado 13 eliminatorias consecutivas
El 29 de junio de 1958 se jugó en el estadio Rasunda de Estocolmo la final de la Copa del Mundo entre Suecia y Brasil, en la que los sudamericanos ganaron (5-2) y brilló con luz propia el jovencísimo Pelé. Ese día, uno de los jueces de línea era un bilbaíno, Juan Gardeazabal, el único árbitro español que ha pitado en tres Mundiales y que no llegó al cuarto porque falleció meses antes de la cita de México 1970, para la que estaba designado.
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El 29 de junio de 1958 se jugó en el estadio Rasunda de Estocolmo la final de la Copa del Mundo entre Suecia y Brasil, en la que los sudamericanos ganaron (5-2) y brilló con luz propia el jovencísimo Pelé. Ese día, uno de los jueces de línea era un bilbaíno, Juan Gardeazabal, el único árbitro español que ha pitado en tres Mundiales y que no llegó al cuarto porque falleció meses antes de la cita de México 1970, para la que estaba designado.
Ese mismo día de 1958, casi a la misma hora, casi todos los vizcaínos, salvo Gardeazabal, estaban pendientes de otra cosa. Los jugadores del Athletic salían de su retiro en El Escorial rumbo al estadio Santiago Bernabéu, donde tenían otra cita con la historia: la final de Copa, en un territorio muy poco neutral, frente al Real Madrid, que pocas semanas antes había ganado su tercera Copa de Europa consecutiva.
Después de siete enfrentamientos previos, la de 1958 fue la última final que jugaron Athletic y Real Madrid. La ganaron los bilbaínos (2-0), con goles de Arieta y Mauri, que liquidaron al equipo de Di Stéfano en sólo tres minutos, del 20 al 23. El balance de victorias se inclinó todavía más hacia los rojiblancos (cinco por dos), y le hizo exclamar a Enrique Guzmán, presidente del Athletic, una frase que todavía se recuerda en Bilbao: “Les hemos pasado por la piedra con once aldeanos”. Aquel equipo lo formaban once vizcaínos, nacidos a no más de 40 kilómetros de San Mamés.
Por extraño que parezca, el Athletic y el Real Madrid han dejado pasar casi 64 años hasta volver a enfrentarse en una final de un torneo oficial, y eso que el equipo blanco ha sido asiduo a esas citas y el historial bilbaíno, aunque inferior, tampoco ha sido escaso. Desde 2009, hace 13 años, ha disputado 10 finales. Los números del Athletic dan fe de su competitividad en los torneos con eliminatorias. Ha ganado las 13 últimas que ha jugado, y no todas contra equipos inferiores. El jueves cayó el Atlético de Madrid en la Supercopa; para llegar a la del año pasado y ganarla, el Athletic dejó en la cuneta a su rival del domingo, el Real Madrid. Hace dos temporadas, el equipo bilbaíno eliminó de la Copa al Barcelona y al Granada –a doble partido–, después de apear a domicilio al Intercity, el Sestao, el Elche y el Tenerife, para caer en la final con la Real Sociedad; en la última edición copera venció jugando fuera de casa al Ibiza, Alcoyano y Betis, para vencer a doble partido al Levante.
Las últimas tres victorias del Athletic en la Supercopa han sido contra Madrid, Barça y Atlético, los ganadores de las últimas 17 ligas, y se muestra infalible en las semifinales. Ha ganado las últimas ocho que ha disputado. La última derrota data de 2005, cuando cayó por penaltis en San Mamés contra el Betis, que después le ganaría la final a Osasuna. La gran racha semifinalista comenzó en 2009, eliminando al Sevilla con Caparrós en el banquillo; siguió en 2012. Dejó en el penúltimo escalón de la Liga Europa al Sporting de Portugal y de la Copa al Mirandés; en 2015 apeó al Espanyol. En la 2019-20 eliminó en Copa del Rey al Granada; en la 20-21 al Levante, y además, en la Supercopa de España batió a Real Madrid y Atlético.
Con esas premisas, el equipo que dirige Marcelino García Toral se apunta a su cuarta final oficial en un año. El domingo se cumplirán 364 días desde el triunfo por 2-3 frente al FC Barcelona en La Cartuja en la Supercopa. Entre el éxito ante el conjunto azulgrana y la cita del domingo contra el Real Madrid, dos decepciones en las finales de Copa que hubo en medio. La Real y el Barça levantaron el trofeo, más esquivo al Athletic que la Supercopa que defiende en Riad.
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