Ancelotti: “La contra es nuestra mejor arma”
El entrenador del Madrid admite que no es muy estético irse atrás, pero subraya la eficacia del plan por las características de sus jugadores
“Creí que Vinicius la había dejado pasar para Karim, no para mí. Yo justo llegaba desde atrás y lo convertí”, comentó sincero Fede Valverde en caliente cuando le tocó describir el definitivo 2-3 del minuto 98. Tal vez el pase atrás de Rodrygo fuera para el francés, pero le cayó mejor al uruguayo, que terminó liquidando las semifinales de la Supercopa de España en otra contra. De contragolpe en contragolpe, los blancos se plantaron en la final del domingo y se convirtieron en el primer equi...
“Creí que Vinicius la había dejado pasar para Karim, no para mí. Yo justo llegaba desde atrás y lo convertí”, comentó sincero Fede Valverde en caliente cuando le tocó describir el definitivo 2-3 del minuto 98. Tal vez el pase atrás de Rodrygo fuera para el francés, pero le cayó mejor al uruguayo, que terminó liquidando las semifinales de la Supercopa de España en otra contra. De contragolpe en contragolpe, los blancos se plantaron en la final del domingo y se convirtieron en el primer equipo que derrota 100 veces al Barcelona (en 248 enfrentamientos), las últimas cinco de forma consecutiva.
El Real Madrid se llevó a Riad un calco para copiar hasta el extremo su plan del Camp Nou de hace un par de meses, donde ganó a campo abierto. Y le volvió a salir. Con menos autoridad, pero con idéntico desenlace. “No dejan de ser el Barça, aunque no les acompañen los resultados”, puntualizó Valverde. Durante la primera media hora, en Arabia, cada ataque blanco era un cuchillo entrando en mantequilla en punto pomada. Los jugadores de Ancelotti encontraban un solar para desplegarse, pero no tanta pericia a la hora de enfocar a Ter Stegen más allá del 0-1 de Vinicius. “Lo podíamos haber ganado antes. Tenemos que convertir más”, advirtió el autor del 2-3, que se apuntó su primera diana con el Madrid desde octubre de 2020.
El Barcelona creció, el partido giró a partir de la media hora, pero nada apartó al Madrid de su guion. Ni el empate de Luuk de Jong tras un despeje desgraciado de Militão ni la posterior igualada de Ansu Fati tras el 1-2 de Benzema cuando los blancos ya se veían vencedores. Hasta que, con el Barcelona volcado, con cinco jugadores del Madrid por tres defensores culés, a Valverde le llegó un pase que posiblemente iba para Benzema y cerró la noche.
En sala de prensa, Carlo Ancelotti negó la tesis de Xavi Hernández de que el Barcelona había sido superior —”fue un partido igualado, pudo ganar cualquiera”, admitió el italiano— y dedicó gran parte de su intervención a defender y explicar su idea de dejarse querer para buscar la velocidad. “Lo planteamos bien, sobre todo en la primera parte. Fuimos muy efectivos en la salida del balón y luego en la contra, que hemos disfrutado casi todo el encuentro. Ellos utilizaron más la posesión y nosotros, la contra. La primera parte mereceríamos ganar y encajamos un gol por mala suerte. La segunda fue más igualada”, avanzó el preparador.
“Si nos hemos bajado un poco ha sido para disfrutar de la contra. Así hemos encontrado jugadas de mucha calidad. Los tres goles han sido espectaculares. La contra es nuestra mejor arma. Apretar arriba nos cuesta más por las características de los medios. No es muy estético el bloque bajo, pero tenemos mucha calidad arriba para intentar un ataque rápido como para no disfrutarla”, abundó el entrenador blanco, que dijo que espera recuperar para la final del domingo, contra el Atlético o el Athletic, a David Alaba, baja de última hora por unas molestias musculares.
Entre el plan y su pareja atacante, el Madrid atrapó la final. El primer gol del duelo, el de Vinicius, supuso el decimoquinto del extremo brasileño en los 27 partidos del curso (tantos como en los 118 choques de sus tres campañas anteriores como blanco) y la novena asistencia de Benzema (tantas como en toda la temporada anterior). Y el 1-2 del francés elevó su marca hasta las 23 dianas. Los dos delanteros suman ya 38 goles, uno más que toda la plantilla del Barça. Un mazo que ayudó a resolver una semifinal que estuvo en un puño.
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