El Real Madrid culmina una oda a la resistencia frente al CSKA
Asolados por los positivos por covid, con 11 bajas y tres júniors debutantes, los blancos superan al conjunto ruso con un ejercicio de orgullo liderado por Tavares y Williams-Goss (71-65)
Iba a ser un encuentro evocador entre los dos equipos más laureados de Europa, reminiscencia del histórico Torneo de Navidad en vísperas de Nochebuena. Pero se convirtió en un partido disputado contra la lógica sanitaria y deportiva, con un Real Madrid asolado por ocho positivos por covid en los últimos 10 días y un total de 11 bajas. Sin embargo, sobre el parquet, el conjunto blanco transformó la adversidad en hazaña y derribó al potente CSKA, que cayó turbado ante el ejercicio de orgullo y supervivencia protago...
Iba a ser un encuentro evocador entre los dos equipos más laureados de Europa, reminiscencia del histórico Torneo de Navidad en vísperas de Nochebuena. Pero se convirtió en un partido disputado contra la lógica sanitaria y deportiva, con un Real Madrid asolado por ocho positivos por covid en los últimos 10 días y un total de 11 bajas. Sin embargo, sobre el parquet, el conjunto blanco transformó la adversidad en hazaña y derribó al potente CSKA, que cayó turbado ante el ejercicio de orgullo y supervivencia protagonizado por unos intrépidos canteranos menores de edad y sostenido por Tavares, Williams-Goss, Llull, Rudy y Taylor. Nada más. Y nada menos. Una oda a la resistencia que entró directa a la hemeroteca de gestas de la era Laso. El 14º triunfo madridista en 17 jornadas de la Euroliga.
El Madrid saltó a la pista con 11 bajas en el parte médico y los nueve jugadores sanos (seis de la primera plantilla y tres júniors) aguantando la mascarilla hasta el corrillo inicial. Y, barnizados de rebeldía por el infortunio, los blancos se presentaron ante el CSKA con un parcial de 11-0 en cuatro minutos; con la potencia en ataque de Tavares y la personalidad en defensa de Sediq Garuba como primeros argumentos. El escolta madrileño, de 1,92m, hermano de Usman, marcó el camino para otro júnior, Urban Klavzar (base esloveno, de 1,84), que se estrenó a lo grande, con un triple en su primer lanzamiento y seis puntos en sus primeros seis minutos con el primer equipo (10 puntos, con 2 de 3 en triples en su notable hoja de servicios). Poco después, también debutó el mallorquín Baba Miller (alero de 2,06m, solo 1m 54s en pista) y junto a los tres canteranos de 17 años estaba Tristan Vukcevic, veterano a sus 18.
El CSKA asistió aturdido al arrebato de descaro de los jóvenes madridistas que llevaron el marcador hasta un 21-7 a los nueve minutos. Apenas Milutinov y Clyburn supieron interpretar la situación. Vacilante ante lo extraño del panorama y frente a un rival irreconocible, el ejército rojo tardó en reaccionar. Con quintetos asimétricos y rotaciones constantes, Chus Mateo (cinco triunfos en ausencia de Laso) intentó condurar milimétricamente sus escasos recursos, con el paso de los minutos como espada de Damocles rumbo a una misión imposible. Después, la noche se le hizo más larga al CSKA, que ganó de sobra el rebote (35-50) pero perdió de calle en deseo y ambición.
A los blancos les resultó difícil sostener la hucha de puntos acumulada, pero lo lograron con paladas de entrega y fe. Tras un primer acercamiento del CSKA, Williams-Goss y Tavares volvieron a estirar la cuerda (31-21, m. 15). Sin embargo, una técnica al banquillo madridista y otra más a Rudy fueron el preludio del rearme visitante. Con el paso de los minutos, los de Itoudis impusieron su físico y mayor repertorio y, antes de llegar al entreacto, dieron la vuelta al marcador. Los 13 puntos de Milutinov al descanso mejoraron los 11 de Tavares y el cuadro ruso se marchó por delante a los vestuarios ante un Madrid que mezclaba satisfacción por la supervivencia y extenuación por lo tortuoso de la situación (37-40, m. 20). Del 24-14 del primer cuarto, al 13-26 del segundo. Pero el Madrid abrazó el reto de la heroicidad y el CSKA el exceso de confianza.
La oda a la resistencia la lideró de nuevo Tavares (15 puntos y 10 rebotes en casi 36 minutos en pista). Subido a los hombros del caboverdiano, el Madrid firmó un parcial de 12-7 en la reanudación que le volvió a colocar por delante y alimentó su depósito de épica (49-47, m. 25). Llull, Rudy (casi siempre ejerciendo de cuatro), Taylor, Williams-Goss (17 puntos, seis rebotes y cinco asistencias)… todos se exprimieron y se multiplicaron, en torno a Tavares, para tutelar a los jóvenes, contener al CSKA, y llegar a la recta de meta con un punto de ventaja tras el segundo triple del propio Rudy (56-55, m. 30). Heroico y conmovedor. Acto seguido llegaron otro bingo de Llull, una falta en ataque de Shengelia, y otro triple más del talentoso Klavzar, esloveno y con el 7 en la camiseta (62-55, m. 33). Los 5.205 aficionados del WiZink se levantaron orgullosos para arropar el aguante de su equipo. Y Llull dio otro golpe de cincel a la epopeya con otro triple (65-55, m. 35). La emotiva defensa blanca solo concedió 10 puntos en el último cuarto. Este curso, en 19 de los 31 partidos disputados entre Liga y Euroliga, esa defensa ha dejado a su rival en 71 puntos o menos. Abnegación independientemente de la alineación. El Madrid, irreductible, agarró la proeza y no la soltó. “Es una lección de vida. Nada está escrito. Hay que pelear hasta el final”, señaló Chus Mateo tras el partido para resumir el espíritu de su equipo en una noche para la historia del club.
La cronología de un partido disputado en la adversidad
Los problemas comenzaron el martes 14, hace 10 días, en la víspera del partido de la 15ª jornada de la Euroliga ante el Alba Berlín. En pleno repunte de contagios por la variante ómicron, el Madrid comunicó los positivos de Pablo Laso y Thomas Heurtel, dos horas antes de medirse al conjunto alemán. Ganaron los blancos, que 48 horas más tarde se enfrentaron al Olimpia italiano en el Mediolanum Forum de Milán. Superada la doble jornada continental llegó el partido de ACB a domicilio ante el UCAM Murcia, el domingo 19. La mañana antes de ese encuentro Fabien Causeur dio positivo por covid y, al día siguiente, Vincent Poirier (el mejor en la victoria madridista ante el cuadro murciano, con 24 puntos en 20 minutos en pista) se sumó a la lista de contagiados. Quedaban tres días para el duelo ante el CSKA, pero la secuencia de casos, con la actividad del equipo en marcha, fue creciendo. La noche del martes, Anthony Randolph, Guerschon Yabusele y Juan Núñez incrementaron a siete el número de positivos y, al mediodía de hoy, Adam Hanga completó momentáneamente la lista. El entrenador y siete jugadores contagiados en una plantilla de 16. Un brote en toda regla. Un parte médico al que se añadían los lesionados, Carlos Alocén, Alberto Abalde y Trey Thompkins. Rudy Fernández se apuntó finalmente a la cita pese a su sobrecarga muscular.
Paralelamente, el Olimpia Milán, rival de los blancos la semana pasada, que había aplazado su partido ante el Zalgiris en Kaunas, anunció que su lista de positivos subía a 10. En el caso del Madrid, la autoridad sanitaria competente (la Comunidad de Madrid) no decretó la suspensión del evento a título preventivo. Las autoridades sanitarias locales italianas si frenaron la actividad del Armani, igual que hizo la Generalitat Valenciana hace dos semanas tras el brote de contagios en el Valencia Basket. La Euroliga, sin protocolo sanitario impositivo, mantuvo la norma de mantener en pie el partido siempre que el equipo blanco tuviera un mínimo de ocho jugadores para competir. Chus Mateo logró reunir a nueve. Los seis sanos de la primera plantilla (Sergio Llull, Williams Goos, Rudy Fernández, Jeff Taylor, Tristan Vukcevic y Edy Tavares) y los tres canteranos reclutados para salvar la emergencia: Urban Klavzar, Sediq Garuba y Baba Miller. Los tres nacidos en el año 2004 y pilares del equipo júnior dirigido por Mariano de Pablos.
Ya va por 20 la lista de canteranos que han debutado en la era Laso (2011-2021). El otro júnior que ya había debutado con el primer equipo, Eli Ndiaye, también estaba lesionado, para completar un total de 11 bajas. Así se presentó el Madrid en un partido disputado contra la lógica sanitaria y deportiva. Una circunstancia prácticamente idéntica a la que los blancos vivieron la temporada pasada desde el otro lado de la barrera, cuando el Khimki ruso visitó el WiZink con una rotación de ocho jugadores, con los cinco profesionales en el quinteto inicial (Zaytsev, Vialtsev, Jerebko, Monia y Booker) y tres chavales al quite, Odinokov, Sharapov y Evstigneev. Ganó el Madrid a un equipo convaleciente, deportiva y anímicamente. Esta vez, en el mundo al revés, también vencieron los blancos ante un rival confiado primero y abrumado después.
“¿Y si ponemos el sentido común encima de la mesa junto con la salud de los jugadores? Igual es buena idea suspender el partido de Euroliga de esta noche, ¿no?”, lanzó retóricamente a través de sus redes sociales la Asociación de Jugadores Profesionales (ABP) antes del encuentro. Nada detuvo la agenda de la competición. Paradójicamente, la ACB sí anunció el aplazamiento del partido entre el Joventut y el Madrid previsto para el lunes 27 en Badalona. Y también podría peligrar el clásico liguero del día 2 de enero en el WiZink. De momento, el Madrid superó al CSKA y ahora tratará de vencer definitivamente al brote de contagios por covid. El trance desembocó en epopeya.
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