El podio del Mundial, tan cerca y tan lejos para España
La selección solo aguanta 20 minutos a Dinamarca en la lucha por el bronce (35-28) y vuelve a demostrar la distancia que le separa de las grandes selecciones. Noruega, oro
España ascendió durante las dos primeras fases hasta los 6.000 metros del Mundial con el empuje de las jóvenes, favorecida por una ruta sin grandes piedras y con el mérito de no haberse despistado por el camino. Se plantó en la fase final de Granollers, al calor del hogar, dispuesta a ascender todo un ochomil. Ahí le esperaban los grandes nombres del balonmano femenino que habían sobrevivido a una parte del cuadro devastadora, por la que no fue la selección. La empresa para colgarse una medalla era gigantesca, y la lógica se impuso con toda la crudeza para las muchachas de Prades. En se...
España ascendió durante las dos primeras fases hasta los 6.000 metros del Mundial con el empuje de las jóvenes, favorecida por una ruta sin grandes piedras y con el mérito de no haberse despistado por el camino. Se plantó en la fase final de Granollers, al calor del hogar, dispuesta a ascender todo un ochomil. Ahí le esperaban los grandes nombres del balonmano femenino que habían sobrevivido a una parte del cuadro devastadora, por la que no fue la selección. La empresa para colgarse una medalla era gigantesca, y la lógica se impuso con toda la crudeza para las muchachas de Prades. En semifinales aguantaron 40 minutos contra Noruega y este domingo, en la lucha por el bronce, solo 20. Más tarde, Noruega se colgó el oro tras una enorme remontada ante Francia (22-29; 16-12 al intermedio).
Dinamarca resultó inabarcable en cuanto aceleró tras el descanso. La impotencia de las locales fue indisimulable y la segunda parte se convirtió en una marcha triunfal para las nórdicas ante una España superada por todos los flancos. La defensa se quebró, la portería no funcionó y el ataque fue un suplicio sin la posibilidad de correr.
Desde el 10-10 que anotó Kaba Gassama en el minuto 20 tras recibir una asistencia maravillosa de espaldas de Silvia Arderius, la superioridad fue incontestable: 25-18, solo maquillada en el tramo final, cuando ya estaba todo liquidado. A partir de esa igualada, el partido quedó sentenciado en un plis plas. Con el respaldo de las paradas de Toft, la gran ejecutora fue Burgaard, autora de siete goles sin fallo, tres de ellos en los dos primeros minutos de la reanudación. Nadie le pudo echar el lazo y, desde el 19-13 del minuto 33, ya no quedó nada que litigar en parqué de Granollers.
La defensa danesa, con su hegemonía física, resultó una pared infinita para España, que chocaba una y otra vez, muy impotente. Y también perdió la defensa, su agarradera en todo el campeonato. Prades ordenó como último recurso subir líneas en busca de una solución de urgencia, pero no hubo efecto. Burgaard, Jorgensen, Hansen… se sintieron a su antojo de camino al bronce, su primera medalla desde el tercer puesto de 2013.
Durante los últimos 40 minutos, apenas hubo España. Tampoco portería, factor clave en el ascenso de la selección hasta las semifinales. Esta vez, ni Merche Castellanos en la primera mitad (tres paradas, con un 18% de acierto) ni Silvia Navarro en la segunda (cuatro intervenciones con un 16%) les pudieron sacar de pobre a sus compañeras. Hasta ahora había sido la segunda mejor pareja, condición que no se demostró este domingo. Enfrente, además, tenían a la mejor dupla, con Toft y Reindhart. La segunda fue la MVP de semifinales (inédita ante las guerreras) y la primera levantó el premio este domingo, con nueve paradas.
“Solo dos minutos de duelo”, había reclamado Silvia Navarro tras caer el viernes. Existía temor a un desplome mental y físico tras el agotamiento ante Noruega. Pero de entrada no ocurrió. España se presentó de una planta a la hora de la comida en busca de su sexto metal. Y lo hizo con los goles de Mireya González, relevo de la lesionada Almudena Rodríguez y que hasta entonces solo sumaba 13 minutos en todo el Mundial tras haber sido repescada sobre la bocina. Otro recurso de emergencia que daba señales de vida a las primeras de cambio. A esas alturas, el partido todavía se encontraba en un puño, con más perdidas incluso de las danesas, y con buena actividad atrás, en muchos momentos en defensa 5-1.
Sin embargo, igual que en semifinales, la variedad de recursos de su rival marcó la escapada: 14-10 en el minuto 26. “¡Hay que estar mucho más seguras en ataque!”, exclamaba Prades. El atasco arriba empezaba a ser corrosivo, incapaces las españolas de hacer daño al bloque central de su oponente. En cuanto no podían robar y correr, y eso no ocurría muy a menudo, el ataque posicional se convertía en una tortura. Mientras, Dinamarca amenazaba a la contra y en parado.
El 16-13 del intermedio aún dejaba el duelo en el aire. En realidad, fue un suspiro. A la vuelta de los vestuarios, las danesas desataron un tornado que dejó a España a la intemperie y ya definitivamente sin respuestas. En los primeros 10 minutos de la segunda parte, solo anotó dos goles de Shandy Barbosa, y uno de ellos de penalti. El colapso no tenía remedio. A las Guerreras solo les quedó la rebeldía final de Carmen Martín (seis tantos) y la insistencia de Carmen Campos para evitar un marcador muy feo. La fiesta fue danesa y el llanto, español. La selección se vio el viernes a un paso de las medallas, pero la realidad demostró que estaban demasiado lejos. El arrojo de sus jugadoras más adolescentes no bastó.
Dinamarca, 35 - España, 28
Dinamarca: Toft y Reinhardt (p); Pedersen (1), Hansen (6), Heindahl (3), Haugsted (3), Bohme, Tranborg (2), Jorgensen (6), Jensen (3), Burgaard (7), Petersen (1), Hojlund (1), Friis (1), Iversen (2), Moller.
España: Navarro y Castellanos (p); Martín (6), Campos (5), Arderius (1), Cesáreo (2), Gutiérrez, Etxeberria, López (2), Gassama (3), Fernández, Hernández, Espínola (1), Arcos (2), González (2), Barbosa (4).
Parciales cada cinco minutos: 2-2, 4-4, 7-6, 10-10, 14-10, 16-13 —descanso—; 19-13, 22-15, 27-19, 28-21, 32-25 y 35-28.
Árbitros: Amar Konjicanin y Dino Konjicanin. Excluyeron dos minutos a Heindahl, Tranborg, Burgaard, Martín, Campos, Etxeberria y Espinola.
Palau d’Esports de Granollers. 3.969 espectadores
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