Al Barcelona se le olvidó jugar como juega el Barcelona
Xavi invita a recuperar el modelo después de un extravío manifiesto por la falta de política deportiva desde 2015
Al Barça se le ha olvidado jugar al fútbol que sabía jugar el propio Barça. El juego ha perdido los automatismos que le daban identidad y le permitieron alcanzar la cumbre después de disputar y ganar muchos de los títulos desde 2009 a 2015, año precisamente de la conquista de la Champions en Berlín y del adiós de Xavi como jugador del Barcelona. La caída del modelo...
Al Barça se le ha olvidado jugar al fútbol que sabía jugar el propio Barça. El juego ha perdido los automatismos que le daban identidad y le permitieron alcanzar la cumbre después de disputar y ganar muchos de los títulos desde 2009 a 2015, año precisamente de la conquista de la Champions en Berlín y del adiós de Xavi como jugador del Barcelona. La caída del modelo ha sido denunciada por el propio entrenador azulgrana en su regreso al Camp Nou después de que su equipo derrotara al Elche en un partido protagonizado por los jóvenes Gavi, Nico y Jutglà.
“No he estado aquí los últimos seis años”, argumentó Xavi. “Y hay cosas que me sorprenden a nivel táctico; hablamos de la figura del tercer hombre y de buscar al jugador libre, de entender quién salta a la presión y del hombre libre”, prosiguió. “Hay situaciones que no están trabajadas cuando se adquieren desde los 11 años para asimilar el juego de posición. La mayoría no lo entiende”, concluyó. “No sé de quién es responsabilidad, pero nos está costando más de lo normal. Hay que volver al modelo de juego perdido, ese es el camino y el futuro del Barça”.
La denuncia de Xavi ha coincidido con la salida de Messi. El rosarino sublimó la mejor versión del Barcelona y disimuló también las carencias del peor equipo con sus goles y trofeos, ganador por séptima vez del Balón de Oro. El 10 se convirtió en el paraguas de una plantilla acomodada y adinerada y, al mismo tiempo, conformada con el temor reverencial de Dios inspirado por el delantero, hasta que se rompió su vínculo con el club y tuvo que salir a la fuerza hacia París. El vestuario y el equipo han quedado a la intemperie después de que el sol se fuera con Messi.
No es casual que el argentino elogiara a Luis Enrique y Guardiola en la entrevista concedida a Jordi Évole: “Yo tuve la mala suerte, entre comillas, de que tuve mucho tiempo a Guardiola y Luis Enrique. Tenerlos tan seguido y rápido hizo que creciera mucho en lo futbolístico y en la sabiduría táctica que me enseñaron”, afirmó Messi. A diferencia de clubes como el Madrid, los entrenadores siempre han tenido una importancia decisiva en el Barça. Algunos analistas sostienen incluso que el estilo azulgrana es simplemente un invento de Cruyff y Guardiola.
Una conclusión discutible porque obvia a Rijkaard y a Luis Enrique, sin olvidar a Valverde, por no hablar de Txiki Begiristain y Zubizarreta, los dos directores deportivos que han marcado la política deportiva del Barça. Zubizarreta fue despedido curiosamente en 2015 cuando se pierde definitivamente el hilo del Dream Team. La obra de Tito Vilanova y Tata Martino quedó condicionada por el impacto y la inercia de los años de Guardiola de la misma manera que la de Valverde, Setién y Koeman estuvo influida por los efectos de Luis Enrique y del tridente: Messi, Luis Suárez y Neymar.
La fuga de Neymar resultó desestabilizadora futbolística y económicamente para el Barça pese a la gestión de Valverde. El brasileño fue el icono de Sandro Rosell por la misma regla de tres que en 2003 había apostado por Ronaldinho. El expresidente siempre consideró que el motor del fútbol son los grandes jugadores a diferencia de la cultura de equipo, y también de entrenador, asumida por el actual mandatario, Joan Laporta, después de atender los consejos de Cruyff y Guardiola. El expresidente Bartomeu, en cambio, se quedó en tierra de nadie, porque confundió la cancha con un futbolín y arruinó al club con los fichajes extemporáneos a costa de Neymar y los sueldos que impidieron la continuidad de Messi.
Los entrenadores contratados por Bartomeu han mostrado la misma extrañeza que ahora expresa Xavi. Valverde, Setién y Koeman no se encontraron con el club ni con el equipo que se esperaban por los vicios ya adquiridos de los jugadores y la involución futbolística vivida incluso en La Masia. El físico empezó a tener más importancia que el talento y se perdió el solfeo del Barcelona. Así se explica que ahora coincidan en la plantilla jugadores de distinto perfil y procedencia, difíciles de ser asociados a una generación porque llegaron en épocas distintas, algunos recientemente, indescifrables para Koeman —”es lo que hay”— e incluso para Xavi.
Al técnico, hilo conductor de Cruyff y Guardiola, no le queda más remedio que regresar al campo de prácticas, advertir de la limpieza del vestuario y explicar cómo se juega en el Barça. Hay que desaprender para volver a aprender sin politiqueos y recuperar la identidad del modelo Barcelona.
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