El Athletic de Bilbao agobia al Real Madrid

Un gol de Benzema y otra gran actuación de Courtois dan un nuevo estirón al líder, vencedor por los pelos ante un conjunto vasco que le superó en el tramo final

Courtois saca el balón bajo palos ante una jugada de ataque del Athletic en el Bernabéu.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

El líder, cada vez más líder, es un manual abierto: le aguanta Courtois, le dan hilo Kroos y Modric y tiran de mazo Benzema y Vinicius. Por el camino juega bien, mal o regular, se ilumina y se apaga en varias fases de un mismo partido. Pero canta victoria tras victoria, como ante un exigente Athletic, que se quedó corto porque el gol es un pariente lejano de Williams y porque no hay mejor cortafuegos en este campeonato que Courtois. El guardameta belga deja un póster cada jornada. Como hiciera el Sevilla, el Athletic generó un buen puñado de oportunidades. Pero el Real Madrid se las apaña en l...

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El líder, cada vez más líder, es un manual abierto: le aguanta Courtois, le dan hilo Kroos y Modric y tiran de mazo Benzema y Vinicius. Por el camino juega bien, mal o regular, se ilumina y se apaga en varias fases de un mismo partido. Pero canta victoria tras victoria, como ante un exigente Athletic, que se quedó corto porque el gol es un pariente lejano de Williams y porque no hay mejor cortafuegos en este campeonato que Courtois. El guardameta belga deja un póster cada jornada. Como hiciera el Sevilla, el Athletic generó un buen puñado de oportunidades. Pero el Real Madrid se las apaña en las áreas, en la de Courtois y en la de Benzema y Vinicius.

Carlo Ancelotti parece haber decidido que es el momento del sprint del Madrid. Con el viento a favor de estas semanas, el técnico italiano quiere aprovechar al máximo el tirón. Nada de administrar los tiempos. La alineación del entrenador ya se recita de carrerilla, por más que esta vez protegiera a Carvajal en favor de Lucas Vázquez. Lo mismo da que el Real jugara el domingo, 48 horas más tarde que el Athletic, y que tenga un par de envites de altura a la vista: el sábado, la Real en Anoeta; el martes, el Inter en el Bernabéu. Y luego; el Atlético.

Quizá por ello —o vaya usted a saber la razón— hay días que solo el Madrid puede explicar al Madrid. Y no le sería sencillo. Desembrollar el primer acto frente a los de Marcelino a nadie le resultaría tarea menor. De entrada, un Real avenido, armónico, pletórico. Entonces el gol no fue ahijado del juego. Tampoco cuando se citaron los proféticos Vinicius y Benzema, con dos avisos del francés a Unai Simón. Giraba de maravilla el juego el Madrid, tan capaz de jugar en corto como en largo. Y todo en un césped jabonado por la lluvia que sentó de culo a más de uno.

Sin motivo aparente, a los 20 minutos, el cuadro de Ancelotti se fue. Quedó ido. Hasta que al Madrid se le cortaron los cables, el Athletic ni siquiera había tenido ocasión de gritar: ¡Presente!

En Chamartín solo tenía paso el equipo local, cuando el partido dio un vuelco. Pájara repentina del Madrid. Muniain apareció, puso en órbita a Williams y las alarmas se encendieron en el rancho de Courtois. Y si no hubo castigo para los blancos fue porque el delantero rojiblanco no estuvo fino. Primero se le fue un disparo desviado por Militão. Luego, tras una caraja sonora de Alaba, sobado, Williams se hizo un nudo cara a cara con el portero belga. Y llegó el turno de Courtois. Un clásico. Raúl García, cabeceador sublime, le remató a bocajarro, pero el portero se acostó con su acierto habitual.

Justo gobernaba el Athletic, hasta en tres ocasiones en la sala de espera del gol, cuando el Real selló el 1-0 en su peor versión. Un tanto que tuvo miga. Un emboque de Benzema con el mundo al revés. Tras un sprint de Vinicius, Asensio se atrevió con un disparo con la derecha, su pierna más ortopédica. Unai Simón se estiró para el rechace, que le llegó a Modric. El croata quiso armar la zurda, tampoco su mejor argumento, y el toque, pifiado, llegó a Benzema, que solo tuvo que soplar la pelota. En definitiva, el mejor Real se quedó tan seco como el mejor Athletic, penalizado por esa asistencia que Modric, jugador de frac, jamás quiso dar.

Llegado el segundo tiempo, la incógnita era adivinar el papel de cada cual, tras un primer tramo con tantas curvas. No regateaba Vinicius, pero emergieron las figuras de Modric y Kroos y el Real de nuevo tuvo cuerpo, trazo. En el otro bando pujaba Williams ilustrado por Muniain, pero con más fogueo que tralla. Como velocista es un tormento para sus alguaciles. Ante el gol le falta sutileza. Y, claro, también puntería.

Corría Williams y tiraba de muleta Kroos, un cruce de caminos. El duelo se equilibró. De refresco, Nico Williams, otro velocista, y Rodrygo, jugador con registros variados. El propio Kroos tuvo el 2-0, tras una delicadeza de Modric. Y también Unai Núñez, otro al que el Real dejó cabecear a sus anchas. Tan solo se vio el central vasco que se desorientó. De inmediato intervinieron los entrenadores, con Modric, ya en los huesos, y Muniain, solo cabe pensar que con molestias, a cobijo al banquillo. El capitán del Athletic, crecido hasta el final, manejaba con soltura a sus camaradas y era una amenaza constante con la pelota detenida. El Athletic perdió una vía capital en la suerte que mejor domina, máxime tras la salida de Raúl García, que cabecea lo que le tiren. Y a este Real sin Ramos y Varane le acribillan a cabezazos.

El Madrid se encomendó al poderoso forro de Valverde, futbolista rotundo que abarca mucho campo. Tras los ajustes, de nuevo Courtois, vital para bajar la persiana a Sancet cuando se cantaba el empate. Y la tuvo Vesga a un palmo de la red cuando el Madrid ya no tenía control. Ya era un equipo entregado a las piernas de Valverde y Camavinga, sin Kroos y Modric. Por un dedo, pero el Real es más líder. Por un dedo, pero el Athletic sucumbió como visitante por primera vez.

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