El Real Madrid exhibe repertorio
El equipo de Ancelotti, ilustrado por Kroos y Modric y lanzado por Vinicius, golea a un Granada muy tieso al que apenas concedió nada y se coloca líder
La enésima cátedra de Kroos y Modric, las virguerías de Vinicius, las exquisiteces de Asensio, el papel brigadista de Casemiro y Nacho... De todo tuvo un Madrid sinfónico en Los Cármenes, donde afligió a un Granada que solo tuvo pisadas al final del primer acto. El resto del tiempo resultó un partido muy redondo del Real, sin apenas tachas. Un Madrid recreativo, sólido y ambicioso. Demasiado para un adversario muy chato.
Fue un partido de ida, el q...
La enésima cátedra de Kroos y Modric, las virguerías de Vinicius, las exquisiteces de Asensio, el papel brigadista de Casemiro y Nacho... De todo tuvo un Madrid sinfónico en Los Cármenes, donde afligió a un Granada que solo tuvo pisadas al final del primer acto. El resto del tiempo resultó un partido muy redondo del Real, sin apenas tachas. Un Madrid recreativo, sólido y ambicioso. Demasiado para un adversario muy chato.
Fue un partido de ida, el que jugó el conjunto de Ancelotti. Y sin vuelta, porque el Granada no dijo ni palabra hasta que selló de rebote el 1-2 y tuvo otro hueso durante quince minutos. El dictado era de Modric y Kroos, eternas divisas madridistas, que daban palique al juego a sus anchas. No cerraba bien el equipo de Robert Moreno, por más que intentara abrocharse en su campo no lejos de su portero.
Con la pelota en los pies ni la tabarra daban los locales, de pérdida en pérdida. Mal asunto cuando te mides a gente como Kroos. Una pifia de Gonalons permitió al alemán enchufar de inmediato a Asensio. El balear pilló pista, enfiló a Maximiano y le batió con un remate con la derecha.
De momento, el Real ni siquiera requería de la mejor versión de Benzema y Vinicius, reservada para el segundo periodo. Menos aún cuando Nacho, ese perpetuo secundario de primera, esta vez relevista de Militão, cazó el 0-2. Diez jornadas después, el cuadro de Ancelotti brindó por un gol de pizarra. Kroos sacó un córner en corto, rimó con Modric y el germano asistió a Nacho, improvisado ariete, que clavó el disparo en la red de Maximiano. Puertas perdió de vista el balón y evitó el fuera de juego del central visitante. Un partido de merienda para el Real, tan efectivo como gobernante. Incluso con detalles versallescos, como una maravillosa maniobra de Asensio en medio campo que dejó fuera de escena a varios rojiblancos y activó una contra guiada por Benzema y Vinicius, concluida con disparo del propio Asensio que rascó bajo el larguero Soro.
Nada hacía presagiar que el choque podría dar un vuelco, pero un disparo del colombiano Luis Suárez tras una birle de Quini a Vinicius rebotó en Nacho y dejó a la intemperie a Courtois. Se animó el Granada, al que una batería de saques de esquina solo le producía barbecho, pero durante un tramo tuvo a la vista a Courtois. La única laguna visitante en la jornada. Un espejismo para el conjunto nazarí. En ocasiones, la realidad es la escoria de la ilusión. Le pasó al club andaluz tras el intermedio.
Advertido del remangue del contrario, el Madrid salió del descanso tan aplicado como sutil. Cogió el partido por la pechera y no lo soltó. El Real jugaba, ametrallaba y tenía tieso al Granada, solo estirado muy de vez en cuando por Luis Suárez.
Virguerías
Llegó el repertorio de Vinicius, un extenso catálogo de filigranas. Hace muchas jornadas que ya no son florituras para los highlights. Tienen un propósito. Lo supo Monchu, expulsado tras provocar una vuelta de campana del brasileño. Antes, a Vinicius le dio tiempo a certificar el 1-3, porque ya tampoco el gol le resulta forastero. Benzema aprovechó un calambre del centinela Víctor Díaz y conectó de maravilla con Modric, padrino de Vinicius en el gol. Para evitar males mayores, Ancelotti le sustituyó por su compatriota Rodrygo.
Sin demoras, tan lanzado iba este Madrid inspirado que hasta se animó Mendy, autor del 1-4 tras un telescópico servicio de Casemiro. El equipo de Robert Moreno suspiraba por una tregua. Solo le llegó cuando Ancelotti hizo de aguador para varios titulares. Entonces apareció Courtois, que siempre está, transcurra como transcurra el partido. La guinda a un Madrid que en Los Cármenes exhibió buena parte de su repertorio. Y no solo eso. Al revés que en otras citas, esta vez cortó de raíz cualquier posible remontada del adversario. Solo se fue del partido un rato. Y cuando volvió lo hizo a lo grande, como se le supone al Real Madrid, de nuevo líder.
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