El Espanyol perdona al Barcelona
Los blanquiazules no convirtieron sus ocasiones y se vencieron en un penalti muy protestado que acabó con la esterilidad del equipo del debutante Xavi
Un penalti sentenció un derbi que el Barça no sabía cómo ganar mientras al Espanyol le perdía el miedo a perder en un trémulo Camp Nou. Los blanquiazules llegaron demasiado tarde al partido y perdonaron la vida a los azulgrana cuando decidieron atacar a Ter Stegen. A Raúl de Tomás le falló la puntería cuando la hinchada blanquiazul ya vislumbraba la figura de los últimos verdugos del Camp Nou: Tamudo y lo Pelat. No atinó el ariete, ni tampoco Dimata ni Wu Lei, y el Barcelona cantó victoria en el estreno de Xavi.
Ha cambiado de entrenador y no para de presentar jóvenes futbolistas, centr...
Un penalti sentenció un derbi que el Barça no sabía cómo ganar mientras al Espanyol le perdía el miedo a perder en un trémulo Camp Nou. Los blanquiazules llegaron demasiado tarde al partido y perdonaron la vida a los azulgrana cuando decidieron atacar a Ter Stegen. A Raúl de Tomás le falló la puntería cuando la hinchada blanquiazul ya vislumbraba la figura de los últimos verdugos del Camp Nou: Tamudo y lo Pelat. No atinó el ariete, ni tampoco Dimata ni Wu Lei, y el Barcelona cantó victoria en el estreno de Xavi.
Ha cambiado de entrenador y no para de presentar jóvenes futbolistas, centrocampistas estupendos y extremos exquisitos y, sin embargo, no da con un delantero que encuentre la portería contraria, abatido el Espanyol por una pena máxima de Cabrera. No les queda más remedio a los aficionados azulgrana que aplaudir la intención antes que la ejecución, más interesante durante la semana que el día de partido, demasiado pendiente de los rivales incluso en el Camp Nou.
La alineación de Xavi fue consecuente con el mensaje que ha repetido desde su llegada de Qatar. No ha parado de hablar de los extremos y apostó por Ilias Akhomach, catalán de 17 años de padres marroquíes, doble goleador en el último partido que jugó con el filial el mismo día que el técnico acudió al estadio Johan Cruyff nada más pisar Barcelona. Aunque su margen de maniobra estaba limitado por las lesiones de futbolistas capitales como Ansu y Dembélé, Xavi quiso que se asociara su estreno al de Ilias, y después a la entrada del atrevido Abde, de la misma manera que Cruyff se presentó en 1988 como entrenador en un derbi marcado por Luis Milla. Nadie duda desde entonces que el mejor fútbol barcelonista se ha articulado a partir de la figura del mediocentro y de los extremos, así como de los volantes de la Masia.
No hay futbolistas más comprometidos para afrontar un derbi que los formados en la cantera y Xavi eligió hasta ocho que se baten desde hace tiempo en las categorías inferiores con el Espanyol. La mayoría ha memorizado además un libro de estilo que exige jugar en cancha ajena a partir de la posesión y ensanchar el campo para llegar hasta el marco contrario por fuera y por dentro si acompañan interiores versátiles y potentes como Nico. Intenso y dinámico, al fútbol azulgrana le faltaba sin embargo profundidad y pegada para sorprender y rematar al Espanyol. Los blanquiazules se pararon en su cancha y se articularon a partir de David López, defensa o volante en función de si el equipo tenía o no la pelota, bisagra del plantel de Moreno. La extraña posición del capitán no ayudó al despliegue de Darder y el Espanyol se alejó mucho de Ter Stegen.
Ya familiarizado con el balón y recuperado su ideario, el Barça extraña por contra a los jugadores extranjeros que marcaban la diferencia con o sin Messi. No hay delanteros y los medios se exhiben a título individual sin que ayuden al colectivo en los goles: no los marcan ni ayudan a evitarlos con o sin Xavi. Los interiores azulgrana presionaban, la velocidad de balón también era notable y, sin embargo, si había un jugador al que se relacionaba con el gol era Raúl de Tomás. El ariete se ofrece siempre, llega y chuta, indetectable para la mayoría de defensas, también para Mingueza. El internacional blanquiazul buscó en cuanto pudo el costado derecho barcelonista en un intento de acabar con el fútbol acomplejado del Espanyol.
Xavi, sin embargo, insistió en la idea y cambió de extremo: Abde sustituyó a Ilias. Y entonces el partido se desequilibró con un gesto precioso del valiente Gavi. El andaluz, que no paraba de percutir por las bandas, habilitó a Memphis y Cabrera metió la pata en una acción que el árbitro sancionó como penalti ante la ira del Espanyol. Memphis no perdonó mientras la afición se entretenía con las virguerías de Abde.
A Moreno no le quedó más remedio que cambiar de plan y de jugadores para someter al Barça. No saben defender los azulgrana sin el esférico, reiterativos en el error, expuestos por su fragilidad defensiva, solo sostenidos por el arrebato de Abde. Las oportunidades se sucedieron en el área del Barcelona. El Espanyol, sin embargo, está negado en el Camp Nou desde 2009. Acostumbrado a sorprender desde la penuria, no supo ganar en la abundancia, más poderoso en ataque que el chato Barça
Toca sobrevivir más tiempo en el Camp Nou. Y es que si se supo finalmente que debutaba Xavi fue por Ilias y los extremos, y por tanto, por el ideario recuperado y todavía no efectivo del Barça.
Puedes seguir a EL PAÍS DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.