Randy Nteka: “Cuando llegué a Madrid comía lo que podía”
El delantero del Rayo, llegó de París con 18 años y gracias al Betis San Isidro ha logrado hacer carrera en el fútbol español
París-Carabanchel-Fuenlabrada-Vallecas. Las cuatro estaciones de la errante existencia de Randy Nteka (París, 23 años), el nueve del Rayo Vallecano que este sábado se enfrenta al Real Madrid (Movistar, 21.00) y que hace seis años aterrizó con lo puesto en la capital de España esperándose encontrar un club de Tercera en el que comenzar a hacer realidad...
París-Carabanchel-Fuenlabrada-Vallecas. Las cuatro estaciones de la errante existencia de Randy Nteka (París, 23 años), el nueve del Rayo Vallecano que este sábado se enfrenta al Real Madrid (Movistar, 21.00) y que hace seis años aterrizó con lo puesto en la capital de España esperándose encontrar un club de Tercera en el que comenzar a hacer realidad su sueño de llegar a ser futbolista profesional. Ahora que lo es y con un prometedor futuro por delante echa la vista atrás con una sonrisa, pero sin olvidar los regates y engaños sufridos, las lágrimas derramadas y las mentiras piadosas que tuvo que dar a su madre para que no supiera la auténtica realidad que entonces vivía su hijo del alma.
La suya no es una historia exclusiva. Es más bien común. Un chaval, hijo de padre angoleño y madre congoleña, que vive en un barrio del sur de París, que prefiere el balón a los libros y a quien la realidad familiar le plantea muy pronto tener que tomar decisiones trascendentes. Con 18 años se planta en Madrid.
Betis San Isidro. Su primera parada. Regional Preferente. Temporada 2016-2017. Pablo García, gerente del club, recuerda perfectamente los primeros pasos de Randy en su club. “El chaval nos llegó en febrero de rebote por una señora que traía futbolistas africanos y nos habla de él. No tenía equipo. No hablaba ni una palabra de español. Como no le podíamos pagar, le dimos un trabajo y una habitación compartida. Hicimos un esfuerzo económico grande para nuestra economía. Le dábamos 300 euros y le pagábamos la habitación compartida, que eran otros 300. Lo pasó muy mal. Con nosotros jugaba de mediocentro, llegaba bien al ataque. Estaba sobrado. Tan seguro estábamos de que Randy era jugador de Segunda o de Primera que cuando el Fuenlabrada vino a ficharle no nos pagó nada en ese momento y aceptamos un porcentaje del 10% de un posible traspaso”.
De momento, no se ha hecho efectivo lo firmado, aunque el club recibió en septiembre un burofax del Fuenlabrada informándole del traspaso al Rayo. “En el Fuenlabrada tenía una cláusula de 12 millones, pero han hecho un traspaso conjunto con Pathé Ciss. Dicen que Nteka ha sido valorado en un millón, pero que 250.000 son en variables. No cuadra nada. El año pasado el Granada ofreció tres millones por él y no lo vendieron. Tenemos 90 años de vida como club y una operación como esta nos vendría muy bien para llegar a los 100, como es nuestra intención”.
Fuenlabrada. Salto a Primera. Miguel Melgar, director deportivo del club madrileño, asegura que se fija casi por casualidad en Randy. Describe la situación con todo tipo de detalles. “Nunca lo olvidaré. Jugaban el Rayo B, donde estaba a prueba, y el Navalcarnero y ya me iba del campo cuando veo que el Rayo saca a dos jugadores de 1,90, uno era él. Me quedé impresionado. Al final del partido hablo con la gente de Vallecas y me dicen que el jugador no es suyo, que venía del Betis San Isidro. Me pongo en contacto con su representante y llamo a mi presidente y le digo que he visto un jugador que en el futuro va a valer 10 millones de euros. En un principio, el chaval me dice que se vuelve a París, que está desilusionado. Le hacemos parte del filial con una ficha de 800/1.000 euros mensuales y pasa a vivir en una casa de tres habitaciones. Pronto sube al primer equipo. Jugó dos años en Segunda B y otros dos en Segunda. Le subimos la ficha cuatro veces. De 10.000 euros pasó a 100.000. Tiene unas condiciones naturales. Ve bien el fútbol. Tiene físico. Lo que está demostrando en el Rayo, en Primera. Es así. Me enamoré de él desde aquellos 20 minutos”.
Un chico de París en Vallecas. Tímido, reservado, pero con una sonrisa a pie de boca. Ya domina el español y asegura sentirse totalmente integrado. Para venir a España le tuvo que convencer su padre. George miró a Randy a los ojos. “Es ahora o nunca. Tu vida es el fútbol. Aquí no tienes nada. Prueba suerte, no te cuesta nada”.
Hizo caso al patriarca. “Vivía con mi madre. Vengo a Madrid porque me dicen que tienen un equipo para mí y resulta que no existe. El Rayo B me dice que no tiene fichas libres. Caigo en el Betis San Isidro. Lo pasé muy mal. No hablaba ni entendía español. No era lo que esperaba, pero la gente se portó muy bien conmigo. Me ayudaron. Cuando no jugaba o entrenaba, limpiaba los vestuarios y abría y cerraba las instalaciones. Comía lo que podía, muchos bocadillos. A la semana y media, quería volver a París, pero mi padre y mis amigos me pidieron que siguiera, que no me rindiera. Me decían que era mejor quedarme e intentarlo, que volver y pasarme la vida pensando que hubiera podido pasar. En París tampoco tenía nada, pero al menos estaba la familia”.
Todo cambió al llegar al Fuenlabrada. “Me pagaban y tenía una casa. Con Calderón jugaba de mediocentro. En Francia era más un ocho y ahora en el Rayo estoy jugando más adelantado. Lo primero que le digo a los entrenadores es que por mí no se preocupen, que juego donde me pongan. Con Iraola me he sentido muy cómodo como segundo delantero, tengo espacios por delante y por detrás. Ahora por fin estoy disfrutando. Ya soy un jugador profesional y disfruto de ello, pero recuerdo mucho el pasado. No sé si he sido muy fuerte mentalmente para superar todo lo que pasé, pero sí sé que he tenido siempre una familia y buenos amigos que me ayudaron en esos malos momentos. Hablaba casi todos los días con mi padre y lloraba al teléfono. Es verdad. Había días que no podía más. Quería volver y dejar el fútbol. Si no es para mí, no es para mí, lo dejo, pensaba. A mi madre no le contaba lo mal que lo estaba pasando para que no sufriera”.
La llegada de Falcao le ha restado minutos de juego, pero se lo ha tomado con resignación. “Juego menos, pero es normal. Llegó un gran delantero, con una experiencia enorme y yo lo que tengo que hacer es aprender de él y de todos. Falcao me da consejos, me dice que tengo que estar centrado y que cuando llegue mi momento hacerlo como sé”. Ya ha jugado contra el Barça y ahora le toca el Madrid.
“¿Benzema? [sonrisa] Va a ser un día grande. Intentaré pedirle la camiseta, depende de cómo acabemos el partido. Tengo la ventaja de que se la puedo pedir en francés. Modric es mi ídolo. He visto muchos vídeos suyos, de Verratti, de Pogba. De pequeño veía en YouTube a Zidane y Ronaldino. Benzema es un nueve que es un ocho y un diez. Está en todas las acciones de ataque. Karim, ya sabes, guárdame la camiseta… Intentaré llegar el primero porque hay otros jugadores del equipo que hablan francés…”.
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