Batacazo del Sevilla
El equipo de Lopetegui, último del grupo, está obligado a ganar los dos partidos que le faltan tras verse superado por el Lille y no mostrar fútbol suficiente para remontar
El Sevilla venía jugando con fuego en la Champions hasta que se quemó. Un estupendo y entusiasta Lille ganó de forma justa en Nervión para dejar colista de grupo al equipo andaluz, al borde de la eliminación. El Sevilla cayó en la trampa del campeón francés y ahora deberá ganar los dos partidos que le quedan ante el Wolfsburgo en casa y contra el Salzburgo fuera para clasificarse al menos como segundo. El Lille logró su primer triunfo en la Champions en su 11º partido en la máxima competición co...
El Sevilla venía jugando con fuego en la Champions hasta que se quemó. Un estupendo y entusiasta Lille ganó de forma justa en Nervión para dejar colista de grupo al equipo andaluz, al borde de la eliminación. El Sevilla cayó en la trampa del campeón francés y ahora deberá ganar los dos partidos que le quedan ante el Wolfsburgo en casa y contra el Salzburgo fuera para clasificarse al menos como segundo. El Lille logró su primer triunfo en la Champions en su 11º partido en la máxima competición continental, donde el Sevilla todavía no ha ganado en la presente edición.
El equipo de Julen Lopetegui jugó 20 minutos aceptables y luego se fue perdiendo hasta entregar el partido a un buen rival. Primero con errores infantiles y luego con una incapacidad para generar juego muy preocupante. El segundo tiempo del conjunto andaluz fue de muy bajo nivel, mostrando una imagen desconocida, sin generar jamás juego ni fútbol para superar a un Lille organizado e inteligente, que le ganó la partida de manera justa.
No hay ni un momento de tregua en la Champions. Los tres empates seguidos del Sevilla en la competición dejaban al equipo andaluz sin red en la previa de un duelo muy importante ante el Lille, el campeón francés venido a menos tras imponerse a un gigante como el PSG en el pasado curso. Además, el triunfo del Wolfsburgo ante el Salzburgo en el partido adelantado (2-1) ponía patas arriba el grupo G. De momento, hizo al Sevilla encarar el choque en la tercera plaza y con una necesidad evidente de conseguir el primer triunfo en la presente edición de la Champions. Lopetegui puso en liza a su equipo titular, aunque Mir siguió de delantero. En-Nesyri, recién salido de una fuerte lesión muscular, no está para demasiados trotes.
El Sevilla entendió la importancia del choque desde el primer minuto, empujado por una afición que vistió Nervión como en las mejores galas. Lopetegui, obsesionado con la velocidad del equipo francés, ordenó una presión adelantada seguida de un repliegue intensivo que tuvo en Fernando a su principal actor. Gracias al esfuerzo del brasileño, el Sevilla se imponía en el centro del campo, lo que le permitía cerrar las vías de acceso a su área a un muy atrevido Lille y acercarse con peligro en transiciones rápidas a la meta francesa. En una de ellas, Suso se benefició de un rebote para pasársela a Mir. El disparo del delantero fue rechazado por Grbic. Ocampos, renacido para el gol, hizo el 1-0 a partir de ese rebote.
Penalti absurdo
Todo parecía ir bien para el Sevilla, aunque el equipo andaluz comenzó a emitir algunas señales inquietantes. Delaney, demasiado impulsivo, pudo cometer penalti sobre David a los 18 minutos. Se salvó el Sevilla, que cometió el error de echarse demasiado atrás ante un Lille que cada vez se fue acercando más al área rival.
Los andaluces perdieron el balón y entraron, además, en un ida y vuelta que no beneficiaba a sus intereses. Si además se cometen acciones ingenuas, una competición como la Champions no perdona. Delaney hizo un absurdo penalti a Ikoné, al que golpeó en la cara, en una jugada con el balón a varios metros y sin que existiera atisbo de peligro contra la meta de Bono. Un regalo tremendo que David, el máximo goleador del Lille, no desaprovechó. Es el cuarto penalti que le pitan al Sevilla en Nervión en la competición. Incluso Bono tuvo que hacer una parada milagrosa ante Ikoné justo antes del descanso después de un error de Diego Carlos. El partido se le iba a un Sevilla inmaduro, que se marchaba al descanso con un inquietante empate a uno.
Impreciso y ansioso, el equipo andaluz mostró una imagen desconocida al inicio de la segunda mitad. El Lille, conducido por un gran Renato Sanches, se la jugó con una presión muy adelantada que se comió al Sevilla, incapaz de sacar el balón desde atrás. Los franceses avisaron con dos disparos de Ikoné y Weah (hijo del mítico Weah), pero fue Ikoné el que hizo el segundo tanto en una jugada en la que falló todo el sistema defensivo del Sevilla, que entró en una fase de desesperación que alimentó los intereses foráneos. El juego se hizo espeso, lleno de interrupciones, y hasta Navas se rompió. Todo le salía mal al conjunto andaluz ante un Lille que se defendía a la perfección y que angustió a un Sevilla que debe ganar los dos partidos que le restan para clasificarse en un grupo donde ganaron los dos últimos clasificados.
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