La libertad de João Félix y Lemar rompe al Barcelona

La conexión entre el luso y el francés fabrica los dos goles de Atlético ante los azulgrana

Thomas Lemar (c) y Joao Felix (d) celebran el primer gol ante el FC Barcelona, durante el partido de este sábado en el estadio Wanda Metropolitano, en Madrid. EFE/Juan Carlos HidalgoJuan Carlos Hidalgo (EFE)

El arte del engaño en el fútbol lo mismo sirve para sentar a un defensa que para abrir una autovía hacia el gol. João Félix estaba pegado al costado izquierdo, dándole la espalda a la línea de banda simulando que la salida de balón del Atlético no tenía nada que ver con él. Hasta que se ofreció a Mario Hermoso. Araujo persiguió al luso y fue anudado por el amago de João Félix, que con el cuerpo le hizo creer al central azulgrana que saldría p...

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El arte del engaño en el fútbol lo mismo sirve para sentar a un defensa que para abrir una autovía hacia el gol. João Félix estaba pegado al costado izquierdo, dándole la espalda a la línea de banda simulando que la salida de balón del Atlético no tenía nada que ver con él. Hasta que se ofreció a Mario Hermoso. Araujo persiguió al luso y fue anudado por el amago de João Félix, que con el cuerpo le hizo creer al central azulgrana que saldría por fuera. Y salió con un control orientado hacia adentro, donde se abría una pradera en la que Luis Suárez reclamó la pelota y Lemar rompió por el espacio liberado por João Félix. Y allí, con un solo toque puso la pelota el uruguayo al francés, que reventó por arriba la salida de Ter Stegen.

En cuatro toques, el Atlético desmontó al Barcelona para terminar por inflamar a una hinchada que presentía noche grade. Una hora antes de que el autobús del Atlético enfilara la rampa por la que accede a las entrañas del Metropolitano, las fuerzas de seguridad despejaban el acceso de una multitud que ya se agolpaba para recibir a su equipo.

El primer lleno tras los confinamientos pobló los aledaños del coliseo rojiblanco de hinchas entusiastas por la primera reunión masiva. El ambiente también destilaba que a la cita se presentaba el Barcelona más debilitado de los últimos años. Sin la figura amedrentadora de Lionel Messi y muy tocado por la crisis galopante que le asola, no había señales de la inferioridad manifiesta con la que en tantas ocasiones el Atlético afrontaba este duelo. A la primera jugada del partido le sacó un saque de banda al Barça con una presión desbocada.

El gol de Lemar solo hizo que expandir la libertad con la que jugaron tanto el francés como João Félix. Después de dos años de convivencia, el de anoche fue el partido en el que más y mejor conectó la pareja que lleva sobre su espalda ser las dos inversiones más caras de la historia del club, 127 João Félix y 70 Lemar. El portugués agradeció la libertad que le concedió Simeone para moverse por todo el frente del ataque. El resultado fue un manejo de los tiempos y los espacios que desquiciaba a defensas y centrocampistas del Barcelona. Hasta cinco faltas provocó el luso, que con una pared le regaló a Luis Suárez un mano a mano con Ter Stegen que se le fue por medio palmo en su definición con el exterior.

Suárez no celebra

No perdonaría el charrúa a la segunda que tuvo. Otra vez la jugada la montaron entre los tres protagonistas del primer gol. Y de nuevo João Félix mezcló con sabiduría de diez los tiempos, los espacios y el toque. Aguantó la pelota hasta que Lemar irrrumpió al espacio para darle un pase corrido. A la carrera, Lemar divisó a Luis Suárez corriendo libre a su derecha y salvó a los desesperados centrales del Barça con un pase templado por arriba. Suárez lo recogió y con templanza de matador esperó a que Ter Stegen se venciera para cruzarle la pelota. Junto las palmas de sus manos por encima de su cabeza el uruguayo para pedir perdón mientras el Metropolitano rugía por una jugada eléctrica e identitaria: un contragolpe de pocos golpes para satisfacción de Simeone.

La jugada mostró a ese Lemar también liberado que ha mutado en un futbolista más concreto y vertical. Simeone le mantuvo los 90 minutos. A João Félix le quitó a falta de veinte minutos. La grada despidió en pie al luso, que vio como hasta Simeone batía las palmas.

Fue Griezmann el que reemplazó al portugués y comprobó que ni el trascendental gol de Milán ha logrado enterrar definitivamente los recelos de parte de la hinchada rojiblanca. La noche fue de João Félix y Lemar. Dos talentos que, liberados, lideraron la victoria de su equipo.

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