Pecco Bagnaia vuela en Misano, un circuito conquistado por Ducati
El italiano, ganador de la última carrera, logra la ‘pole position’ en el GP de San Marino por delante de Miller y Quartararo. Márquez, que se cayó, saldrá séptimo
Ajustó tanto la cantidad de combustible que, de vuelta al box, Pecco Bagania se quedó sin gasolina. Había aprovechado toda la potencia de su Ducati para llevarse la pole position. Se había servido de su cada día más delicado pilotaje con una Desmosedici que no solo es la moto que marca tendencia en los últimos años, sino que se ha convertido además en una máquina con la que se puede triunfar en circuitos de curvas enlazadas como este. Ya no es Misano un trazado hecho exclusivamente a medida de las Yamaha. Hoy l...
Ajustó tanto la cantidad de combustible que, de vuelta al box, Pecco Bagania se quedó sin gasolina. Había aprovechado toda la potencia de su Ducati para llevarse la pole position. Se había servido de su cada día más delicado pilotaje con una Desmosedici que no solo es la moto que marca tendencia en los últimos años, sino que se ha convertido además en una máquina con la que se puede triunfar en circuitos de curvas enlazadas como este. Ya no es Misano un trazado hecho exclusivamente a medida de las Yamaha. Hoy las Ducati se deslizan por ese asfalto a las mil maravillas, especialmente cuando está en juego una vuelta rápida. Lo demostró Bagnaia, que apuró hasta la última gota de combustible para ser inalcanzable: firmó una pole de récord en 1m31,065s. Al finalizar la sesión, los comisarios de pista tuvieron que ayudarle a llegar al parque cerrado, donde le esperaba su equipo, contento a rabiar. Por la progresión del italiano, ganador la semana pasada en Aragón y segundo clasificado de la general, y por los fantásticos resultados del equipo y de la fábrica también italiana.
Después de celebrar la gran igualdad que existe en la parrilla en estos tiempos en que hasta las Aprilia sueñan con un triunfo, Misano asistió a una sesión de clasificación en la que fueron cuatro las Ducati que se colaron entre los cinco mejores tiempos. La primera fue la de Bagnaia. Le siguió el otro piloto oficial de la casa de Borgo Panigale, Jack Miller; se coló con el tercer mejor tiempo el líder de MotoGP, Fabio Quartararo (Yamaha), que se cayó en los últimos minutos, cuando trataba de recortar distancias con el primero; fue cuarto Jorge Martín y quinto Johann Zarco, ambos del equipo satélite de Ducati.
El que también se cayó fue Márquez, finalmente séptimo; además de Rossi, el hombre al que todos quieren ver en este circuito de Misano que tan cerca está de su casa y ahora que ya ha anunciado que se retirará a final de año. El 46, que no ha tenido un buen fin de semana, saldrá 23º, penúltimo por delante de su nuevo compañero Andrea Dovizioso, que vuelve a la competición tras medio año sabático.
El caso de Márquez da para entender tanto su estado como lo perdida que está Honda pese a haber recuperado a su piloto referencia. El piloto catalán, que se había quejado ostensiblemente de molestias en su hombro derecho -ese hombro en el que sufrió la fractura de húmero y que se tuvo que operar hasta en tres ocasiones-, protagonizó una estrategia inédita durante la primera sesión de clasificación. Los tiempos de los entrenamientos libres no le dieron a Márquez para pasar directamente a pelear por la pole.
El paso previo por la Q1 era fundamental para asegurarse, mínimo, terminar entre los doce primeros. Y Honda se volcó con su piloto estrella, ocho veces campeón del mundo: puso a trabajar a su piloto de pruebas, Stefan Bradl, que se coordinó con Márquez para salir por delante de aquel, guiarle y ofrecerle una rueda que le facilitara rebajar los tiempos; y, además, reclutó también a Alex Márquez, hermano del 93, también piloto de Honda, que salió a pista con aquellos dos. Su tarea: cerrar el grupo, proteger a Márquez, estudiar dónde podía mejorar y esperarlo si aquel se descolgaba en algún momento, como ocurrió. Entre los tres formaron un trenecito durante los más de 10 minutos que estuvieron en pista. Bradl le hizo de liebre a Márquez y la estrategia funcionó bien: se clasificó con el segundo mejor tiempo y pasó a la Q2.
En esa sesión de lucha por la pole, ya solo, sin escuderos, Márquez buscó otra rueda rápida a la que intentar engancharse para mejorar sus cronos. Y se aferró a la estela de Bagnaia, que volaba. Resistió. Hasta que no pudo forzar tanto como el italiano y se fue al suelo. Quedaban tres minutos de sesión. Y el español enfiló el camino de los garajes. Este nunca fue su circuito preferido. Con un hombro que todavía molesta y le obliga a pilotar en una posición antinatural y poco cómoda, con una moto que sigue siendo la Honda poco amigable con la que hay que pelearse para que salgan los tiempos, Misano es todavía menos propicio para Márquez.
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