Pol Espargaró: “No hay que tener vergüenza por pedir ayuda psicológica”

El español vive un momento de madurez personal y profesional que ofrece nuevos matices a su discurso ahora que, además, ya ha logrado algo de lo que no se creía capaz: hacer una ‘pole’ con la Honda

Pol Espargaro bebe en su box durante los entrenamientos del GP de Aragón.LLUIS GENE (AFP)

Vegano convencido y defensor de una dieta sin proteína animal que le ayuda, explica, a mantener la potencia muscular sin ganar peso, Pol Espargaró (Granollers, Barcelona; 30 años) vive un momento de madurez personal y profesional que ofrece nuevos matices a su discurso. Especialmente esta temporada en que ha pasado de ser el cabeza de cartel de KTM a medirse cada día con Marc Márquez en el equipo Repsol Honda como hará este fin de semana en el Gran Premio de A...

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Vegano convencido y defensor de una dieta sin proteína animal que le ayuda, explica, a mantener la potencia muscular sin ganar peso, Pol Espargaró (Granollers, Barcelona; 30 años) vive un momento de madurez personal y profesional que ofrece nuevos matices a su discurso. Especialmente esta temporada en que ha pasado de ser el cabeza de cartel de KTM a medirse cada día con Marc Márquez en el equipo Repsol Honda como hará este fin de semana en el Gran Premio de Aragón (la pole, este sábado, a las 14.10; la carrera, domingo a las 14.00, en DAZN). Directo y valiente, el pequeño de los Espargaró (su hermano Aleix es piloto de Aprilia) responde con la fuidez que le niega su moto en los circuitos.

Pregunta. ¿Cómo lleva la conciliación?

Respuesta. Está siendo un año sin duda un poco estresante por toda la situación personal y por la competición. Aunque pesa más la competición. Porque no soy una persona que esté mucho con los amigos, que salga mucho de fiesta o tenga una vida social muy activa; mi vida desde hace unos siete años ha consistido en estar encerrado en casa, en Andorra, entrenar y llevar una vida sana junto a mi mujer. Haber tenido hijos no me ha cambiado tanto la vida. Hay un poco más de movimiento en casa y no tengo tanto tiempo para descansar, pero tenemos ayuda extra, además de a nuestros padres. Y Carlota ha asumido el peso de la familia, porque sabe que yo estoy mucho tiempo fuera. Es mucho más estresante la parte deportiva.

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P. ¿Cómo de necesario es incorporar a psicólogos en los equipos deportivos?

R. Es bueno acudir a un especialista, funciona; pero también creo que la persona que se trata debe sentir que lo necesita. He tenido etapas de mi vida y de mi carrera deportiva, no hace tanto, en que necesité ayuda. Y un profesional me ayudó a reconducir la situación. Cuando sientes que estás al límite, buscas ayuda psicológica. No hay que tener vergüenza, ni sentir que eso te hace más débil, al revés. Te hace más fuerte.

P. Hay muchos pilotos a los que no les gusta oír las verdades; otros que mejoran desde la crítica constructiva. ¿En qué grupo está?

R. Yo debuté en MotoGP con Yamaha. Y allí era todo muy plácido, muy fácil, no había nadie que viniera a decirme las cosas claras. En aquel momento no lo eché de menos, estaba cómodo, peleaba por estar entre los seis o siete primeros en cada carrera y con eso tenía suficiente. Cambié de proyecto, me fui a KTM y allí las cosas cambiaron radicalmente. La manera de trabajar austríaca es muy dura, es una cultura muy distinta de la latina. Son más directos, no usan florituras. A veces, son demasiado duros, pero si eres capaz de gestionarlo psicológicamente, te ayuda mucho.

Echo de menos las formas austríacas. En KTM me hicieron como una roca, aguanté todo lo que venía

P. ¿Cómo se ve ahora?

R. La evolución más grande que he hecho en mi vida, no solo profesionalmente, también personalmente, la he hecho en esos cuatro años en KTM. Me hicieron como una roca. Aguanté todo lo que venía. Ahora vuelvo a aquella mentalidad japonesa, esa en la que cuesta tanto decir las cosas, tan educada, correcta, intentando no herir tanto. Y de alguna manera echo de menos las formas austríacas. Con KTM, a pesar de que los primeros años estábamos peleando siempre por las últimas plazas, la motivación era la más alta que había tenido nunca.

P. ¿Es algo cultural o de ese equipo en concreto?

R. Es cultural. Ellos funcionan así: en el equipo, uno le pide un trabajo a otro y si ese trabajo no está bien hecho, no vendrá nadie a decirle que no está bien hecho, ni cómo hacerlo, no hay una ayuda constructiva; van y te cortan la cabeza. O te dicen que estás haciendo tan mal las cosas que tu carrera acabará mañana. Son dos formas tan diferentes de trabajar, la austríaca y la japonesa, que cuesta asumirlo. Al volver a trabajar con japoneses en Honda me costó entender sus maneras. Me tengo que volver a acostumbrar.

No me creía un piloto capaz de hacer una ‘pole’ como hice en Silverstone. Los malos resultados te hacen desconfiar

P. Dijo que la bronca en Silverstone de Alberto Puig, director deportivo del Repsol Honda, le fue muy bien.

R. Fue más una charla motivacional que una bronca. Para valorar cómo iban las cosas y ver cómo me sentía yo. No fue siquiera una crítica constructiva. En aquel momento yo no me creía un piloto capaz de hacer lo que hice en Silverstone [logró la pole y terminó quinto] porque los malos resultados te llevan a desconfiar, a creer que las cosas están peor de lo que en realidad están. Cuando no encuentras la solución o pides algo que no llega te vienes un poco abajo. Piensas: ostras, estaré así las seis carreras que restan de temporada. Y eso psicológicamente es duro. Lo sufres en cada entrenamiento: te dejas la vida y no entras ni en los diez primeros. Es complicado. Alberto me hizo ver lo que pensaba y me ayudó muchísimo.

P. ¿Qué cosas le dijo?

R. Me dijo, en resumen, que creía que yo era mejor de lo que estaba demostrando. Él confió en mí para el equipo porque soy un piloto para estar no entre los diez primeros sino entre los cinco primeros. Mi talento no encajaba con los resultados que estábamos haciendo. Eso te ayuda. Alberto para esto tiene mucho tacto porque también ha sido piloto y sabe lo duro que es estar aquí, soportar toda esta presión. Es una de las cosas que más valoro cuando hablamos. Siento que él sabe lo difícil que es lo que te está pidiendo.

P. Decía antes que no se sentía capaz de hacer lo que hizo en Silverstone. Ahora, ¿se ve capaz de repetir en la pole o de subir al podio?

R. Cuando lo has hecho una vez ves que no es imposible. Y que si las cosas funcionan como uno quiere y a uno le gusta, se puede conseguir. No creo en los cambios de la noche a la mañana. Hay problemas que yo no soy capaz de solucionar y tampoco la fábrica. Necesitamos tiempo. Y básicamente, que acabe esta temporada y podamos abrir los motores para hacer cambios más grandes de lo que ahora nos permite el reglamento. Porque no estamos del todo perdidos, pero no encontramos el camino correcto y no podemos evolucionar la moto como deberíamos. Un resultado así ayuda no solo a mí, también al equipo. Se nota en el ambiente.

P. ¿Por qué se ha equivocado el camino en el desarrollo de la moto para este año?

R. La crisis de la covid ha noqueado a las constructoras japonesas en comparación con las fábricas europeas. Para una fábrica japonesa es mucho más complicado poner en marcha toda la logística de un equipo de MotoGP que trabaja entre Japón y Europa: al final todo el desarrollo lo hacen japoneses que no están en Japón, que no tienen todas las herramientas a mano. Cuando un equipo europeo desarrolla una pieza el piloto tiene esa pieza lista en su moto al cabo de tres días para poder volverla a probar; nosotros, no. A eso se añade que en Japón son mucho más estrictos con las medidas de salud de lo que lo hemos sido en Europa. Lo que aquí es poca cosa, allá es un drama. Para nosotros tener un millar de positivos de covid en un día ha llegado a ser algo normal; para ellos es algo inédito. Esto es un I+D muy vivo, que no para nunca, y ellos han tenido que parar la máquina al 100%. Y eso lo estamos pagando.

Pol Espargaro pilota su Honda durante los libres del GP de Aragón.LLUIS GENE (AFP)

P. ¿Se sufre en su lado del box una suerte de síndrome por la comparación constante con Marc Márquez?

R. Es lo normal, lo que tiene que ser. Es normal que en un equipo se compare a los dos pilotos del box, porque ambos tienen las mismas motos, los mismos instrumentos para ir rápido. Más, cuando el piloto más rápido gana mundiales y carreras. Evidentemente, eso pesa. Y a muchos no les gusta, porque crea una presión extra dentro del box, los mecánicos trabajan condicionados y el piloto sale a la pista apremiado por los resultados del otro. Pero es lo que toca. Esto es MotoGP y los mejores tienen que vérselas en esta situación. Si no eres capaz de ser más rápido que tu compañero, llegará alguien más rápido que tú.

P. ¿Qué ha sido lo más difícil de asimilar de la Honda?

R. Yo siempre he usado mucho el freno trasero. Es uno de mis puntos fuertes: hasta bien dentro de la curva e incluso con algo de gas, intento usar el freno trasero por un tema técnico: cuando no gira la moto, para desestresar el neumático de delante o parar la moto en el último momento cuando ya no puedo tirar del freno delantero; para transferir pesos hacia el tren posterior, lo que ayuda al tren delantero a girar más rápido. Todo eso, con la Honda, no puedo hacerlo. Especialmente este año que estamos sufriendo con la nueva carcasa del neumático Michelin; porque el tren trasero flota: ocurre en la entrada a las curvas o cuando la velocidad es muy alta. En este punto, tienes que seguir usando el freno delantero porque no puedes tirar del trasero, porque se bloquea y tienes muchos números de salir volando, como ya me ha pasado alguna vez. Eso hace que sea muy crítico pilotar con el tren delantero, que pierdas la dirección o la línea muy rápidamente, que no seas capaz de girar tan rápido como los demás. Como no giras, tienes más ángulo de inclinación y generas mucho más rebote de la rueda trasera. Ese es el problema que estoy intentando solucionar.

P. ¿Cuánto desestabilizan las caídas?

R. Siempre desestabilizan. No es algo que ayude, sin duda. Pero no es algo que a mí, durante mi carrera deportiva, me haya perjudicado mucho. A algunos pilotos una caída les hace dar dos pasos atrás. A mí, no. Mira que he tenido caídas este año, pero ni he sufrido ninguna lesión ni ninguna caída que me haya quitado mucha confianza. Las caídas nunca son un buen síntoma. Denotan que las cosas no van bien. A pesar de las victorias, como se ha visto los últimos años con Marc. Los resultados está bien que salgan con cierta facilidad, como vemos con las Yamaha o las Ducati, que no tienen que buscar tanto el límite como nosotros para ir rápido. Eso denota un estrés encima de la moto que no es ni debería ser normal.

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