La quimera del gol sin Messi
La crítica situación económica rebaja la pegada de un equipo de naturaleza ofensiva como el Barcelona
A la fuerza ahorcan en el Camp Nou. El Barcelona ha perdido 58 goles para ahorrar unos 150 millones después de liberar a Leo Messi (sumó 38 el curso pasado y 14 asistencias) y Antoine Griezmann (20 y 13). La crítica situación económica, resumida en una deuda de 1.350 millones, exige medidas drásticas que afectan decisivamente al equipo que entrena Ronald Koeman. La condición de exseleccionador...
A la fuerza ahorcan en el Camp Nou. El Barcelona ha perdido 58 goles para ahorrar unos 150 millones después de liberar a Leo Messi (sumó 38 el curso pasado y 14 asistencias) y Antoine Griezmann (20 y 13). La crítica situación económica, resumida en una deuda de 1.350 millones, exige medidas drásticas que afectan decisivamente al equipo que entrena Ronald Koeman. La condición de exseleccionador de Países Bajos ha sido decisiva para que el técnico neerlandés haya podido incorporar como cedido a Luuk de Jong, de 31 años, un delantero prescindible para el Sevilla, y fichar gratis a Memphis Depay, ahora mismo el cabeza de cartel de la plantilla del Barça.
La nómina de delanteros incluye a Ansu Fati, que aspira a reaparecer a finales de mes después de 10 meses de baja; a Ousmane Dembélé, convaleciente de su lesión número 12; al Kun Agüero, descartado por el Manchester City; a Martin Braithwaite, al que no se ha encontrado comprador después de que su continuidad haya sido defendida por el entrenador; y a Yusuf Demir, un austríaco de 18 años procedente del Rapid de Viena. El reparto no abona precisamente la ilusión que reclama el presidente Joan Laporta si se recuerda que el Barcelona conquistó la Champions en Berlín 2015 con el trío formado por Messi-Neymar-Luis Suárez.
Ya no queda rastro del tridente que con el triplete aupó a Josep Maria Bartomeu a la presidencia del Barcelona. El club renunció a Messi y se quitó de encima a Luis Suárez después de malgastar los 222 millones que ingresó del PSG por la huida de Neymar. Ninguna fue una operación normal, sino que las tres expresan el fracaso de la gestión en el Camp Nou. El trío Messi-Luis Suárez-Neymar llegó a marcar 363 goles desde la llegada del uruguayo en 2014 hasta la salida del brasileño en 2017. La mayoría de los analistas coinciden en que ha sido uno de los mejores tríos de delanteros del fútbol.
La pegada de aquellos jugadores, que totalizaron 122 goles en su primera temporada, 131 en la siguiente y 110 en la tercera para un total de 171, 170 y 167 entre todo el conjunto, absorbió el juego de un equipo que había alcanzado su cenit futbolístico con los centrocampistas, especialmente con Xavi-Busquets-Iniesta, y la figura de Messi como falso 9. Aunque Pep Guardiola llegó a sacrificar con el tiempo a Zlatan Ibrahimovic después de prescindir de Samuel Eto’o para favorecer la expresividad de Messi, el Barcelona contó también con un tridente extraordinario que alcanzó los 100 goles en 2008-2009: Henry-Eto’o-Messi.
La historia barcelonista más reciente recuerda también al trío Luis Figo-Patrick Kluivert-Rivaldo, que sumó 63 goles en 1999-2000, o al integrado por el propio Figo-Ronaldo-Luis Enrique, autores de 73 en 1996-1997. Stoichkov-Romario-Laudrup fueron igualmente eficaces en tiempos del Dream Team: 62 dianas en 1993-1994. Diego Armando Maradona se juntó con Enrique Castro Quini en 1983-1984 y Johan Cruyff y Hugo Cholo Sotil capitalizaron el éxito de la Liga de 1973-1974 coronada con el 0-5 del Bernabéu. A falta de tríos, a veces se han impuesto las parejas y a menudo los solistas en un equipo con olor a pólvora como el Barça.
A los hinchas más veteranos no se les olvida aquella final de los postes perdida en Berna 1960 después de que formaran Kubala, Kocsis, Evaristo, Luis Suárez y Czibor. La crítica periodística coincidió en que el técnico Enrique Orizaola se equivocó al apostar por sus figuras y prescindir de futbolistas solidarios como Justo Tejada, inédito al igual que Ramón Villaverde y Eulogio Martínez. Al barcelonismo siempre le gustó tener excedente de delanteros y acostumbra a pedir un plan B para los momentos de apuro, cuando se le niega el gol, una figura que en tiempos de Frank Rijkaard personalizaron Henrik Larsson y Maxi López.
La opción Luuk de Jong
Larsson es hoy ayudante de Koeman y entrena a los atacantes, de manera que se ocupará de Luuk de Jong. Aunque ha sido contratado para el plan B —”soy un delantero diferente que ayudará a que el entrenador pueda cambiar de táctica”, afirmó en su presentación con la camiseta número 17—, el neerlandés pretende entrar en el A después de advertir que competirá con Braithwaite y Agüero, siempre que no jueguen Dembélé o Demir y después de dar por supuesto que no se discutirá la titularidad de Memphis y Ansu Fati.
A falta de regate y profundidad, De Jong es un ariete que fija a los centrales y garantiza un buen juego aéreo en un equipo que no se distingue precisamente por cruzar centros ni jugar en largo salvo en los momentos de desespero cada vez más frecuentes en el Barça. Avalado por la altura (1,88 metros) y la envergadura (86 kilos) garantiza un buen remate al primer toque y goles si se asocia sobre todo con Memphis. Ambos protagonizaron una excelente pareja ofensiva cuando coincidieron en el PSV Eindhoven —122 dianas en 204 partidos—.
Luuk ha jugado también con Ter Stegen en el Borussia Moënchengladbach y fue protagonista de la Liga Europa y de 19 goles en sus dos años en Sevilla. No se descarta que pueda debutar el martes contra el Bayern de Múnich en el inicio de la Champions. “Tiene oficio y aportará goles”, anunció Laporta, convencido de que en unas circunstancias adversas ha completado un equipo que “competirá para ganar”, a pesar de la salida de Messi y Griezmann, autores la temporada pasada de 58 goles sobre 122. El reto de Luuk de Jong será contribuir con los demás delanteros a que la suma de las dianas de todos dé el resultado que garantizaban los dos o tres jugadores que se juntaban con el 10.
12 atacantes y 530 millones desde el adiós de Neymar
Desde que el pasado 4 de agosto del año 2017 Neymar y sus abogados depositaran los 222 millones de euros de la cláusula de rescisión del contrato del brasileño con el FC Barcelona, el club azulgrana no ha parado de buscarle un sustituto al delantero del PSG. Ni ha dejado de gastar. El Barça ha invertido desde entonces 530,5 millones de euros en 12 jugadores de ataque.
Aquel primer verano el club fichó a Dembélé (142 millones de euros) y recuperó a Deulofeu (12 millones) antes de incorporar por 160 millones a Coutinho en el mercado invernal. Para el curso 2018-2019 se fichó a Malcom (41 millones) y Kevin Prince Boateng (un millón); para el 2019-2020 a Griezmann (120) y Braithwaite (18); en plena pandemia, la temporada 2020-2021 llegó Trincão por 31 millones. Y podría decirse que ninguno dio finalmente el rendimiento esperado, con la salvedad de los irregulares Dembélé o Griezmann. En el once de Ronald Koeman apenas resiste Coutinho.
Por eso, los 500.000 euros que costó tener a préstamo a Yusuf Demir este verano parecen poca cosa —no se ha pagado por tener a De Jong, ni a Memphis o Agüero— al advertir que ahora, además de suplir el espacio que dejó Neymar en su día (y también Suárez), hay que encontrar sustitutos para Messi y Griezmann. / N. TRONCHONI
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