Muguruza vuelve demasiado tarde

La española cede contra Krejcikova en octavos, tras un inicio demoledor de la checa y una remontada que se quedó corta, interrumpida por la dilatada visita final de la ganadora al vestuario: 6-3 y 7-6(4)

Muguruza, durante el partido contra Krejcikova en la central de Nueva York.Sarah Stier (AFP)

Suena el tenis de Barbora Krejcikova al Transmission de Joy Divison, metálico y profundo, como si cada uno de sus raquetazos despidiera una púa hacia el ánimo de la rival, que en este caso era Garbiñe Muguruza. La española había hecho lo más difícil, que era mantenerse en pie, pero cuando se había agarrado al duelo con uñas y dientes y a su adversaria le costaba coger aire porque sufría del abdominal, perdió la chispa que tanto le había costado recuperar y acabó enfilando el túnel (6-3 y 7-6(4), tras 1h 53m) pensando en ...

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Suena el tenis de Barbora Krejcikova al Transmission de Joy Divison, metálico y profundo, como si cada uno de sus raquetazos despidiera una púa hacia el ánimo de la rival, que en este caso era Garbiñe Muguruza. La española había hecho lo más difícil, que era mantenerse en pie, pero cuando se había agarrado al duelo con uñas y dientes y a su adversaria le costaba coger aire porque sufría del abdominal, perdió la chispa que tanto le había costado recuperar y acabó enfilando el túnel (6-3 y 7-6(4), tras 1h 53m) pensando en lo que podía haber sido y no fue, y en que volaba otra oportunidad.

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Son, pues, más de cuatro años desde que lograse su segundo Grand Slam, en Wimbledon, un sinuoso trazado que desemboca en esta derrota dura contra Krejcikova y otro mal sabor de boca en Nueva York, donde la española nunca ha conseguido franquear el muro de los octavos. Pasa otro tren y ella, 28 años el 8 de octubre, se va dolida porque había depositado muchas esperanzas en esta temporada que comenzó muy bien y ha ido torciéndose de mala manera, de más a menos, con una sola alegría ya lejana, marzo, en Dubái.

La cronología dice, resultados en mano, que el empeño y la voluntad no bastan. Que el resto pisa más fuerte que nunca. En Australia se topó con Naomi Osaka, entonces inabordable; en París sufrió un resbalón en la primera ronda, acontecimiento inédito en sus pasos previos por el Bois de Boulogne; y en Londres cayó en las redes de Ons Jabeur, signo de la equidad que predomina en un circuito en el que nadie espera a nadie y en el que se multiplican las alternativas. Sin ir más lejos, Krejcikova se ha convertido de repente en una rueda a seguir.

La checa, campeona este curso en Roland Garros y con una hoja de servicios brillante –títulos también en Praga y Estrasburgo, amén de aquella final en Dubái contra Muguruza y más triunfos (43) que ninguna otra jugadora– salió disparada a la central, haciendo que todo pasase excesivamente rápido, generando un remolino a las primeras de cambio. Aun así se reenganchó la española al primer set (del 3-0 al 3-3), pero su rival volvió a la carga con su revés, verdaderamente difícil de descifrar; esconde el golpe hasta el final y lo mismo rasea que comba el tiro. Un suplicio.

El segundo nació por los mismos derroteros, con otra brecha que a base de agallas consiguió limar Muguruza, a la que le fue cambiando la cara y la expresión corporal. No se iba a rendir. Remó y remó sin parar. Frenó la embestida e incluso logró deshacer la grieta, del 1-4 adverso al 5-4 a su favor, pero no apuntilló –se le esfumaron tres bolas de set– y la checa decidió que era un buen momento para visitar el vestuario. Ahí dentro, se ha repetido a lo largo de este torneo, y si no que se lo pregunten a Stefanos Tsitsipas, se encuentran respuestas y más si la demora para regresar a la pista se extiende por encima de los ocho minutos. De la parada en boxes volvió otra jugadora.

Como si el choque acabara de comenzar, Krejcikova (6-5 abajo en el instante de la pausa) recuperó la inspiración y reencontró el gatillo, así que firmó siete puntos consecutivos y se adueñó con solvencia del tie-break. “Gracias, lo siento”, se disculpó en la red. “Eso es muy poco profesional”, le reprochó Muguruza, la nueve del mundo, antes de recoger el raquetero e irse al vestuario de madrugada, sin remedio ya a otro desfile fallido por Flushing Meadows. Feo final.

“LOS JUGADORES SABEMOS CÓMO NOS TENEMOS QUE COMPORTAR”

Antes de abandonar las instalaciones del torneo en dirección a su hotel, Muguruza analizó brevemente la derrota que la aparta otra vez del trofeo en Nueva York. La española, que volverá a competir en Indian Wells (del 6 al 17 de octubre), destacó tanto el buen tono de su adversaria como su deficitario arranque en ambos sets.

“No empecé bien el primero y aunque en el segundo encontré un poco más mi juego, fue al final, puede que un poco tarde”, indicó; “me enfrentaba a una rival con mucha confianza y mis tiros no hicieron suficiente daño, ni saqué bien tampoco”.

Respecto a la salida de Krejcikova en un instante crítico del partido, dijo no querer pronunciarse –“prefiero que vosotros [los periodistas] juzguéis el tema”– y se limitó a contestar: “Los jugadores sabemos cómo nos tenemos que comportar en ciertos momentos y no estaba muy contenta al final del partido, eso es básicamente lo que pasó”.

Krejcikova, por su parte, no concedió ni la entrevista a pie de pista ni la rueda de prensa de rigor. La checa, de 25 años, se quedó diez minutos en la silla tras la victoria, indispuesta, y fue ayudada a la hora de abandonar la central.

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