Los culés se alejan del Camp Nou

Un tercio de los abonados ha renunciado a asistir al estadio del Barcelona este curso y otros tantos prefieren no retirar su entrada pese a poderse cubrir el 30% del aforo

Sergi Roberto marca a la Real ante las gradas semivacías del Camp Nou, en el primer partido de Liga de la temporada.ALBERT GEA (Reuters)
Barcelona -

Ya no hace el calor pegajoso e insoportable de hace unos días. Agoniza agosto y la ciudad respira tranquila. A mediados de semana no hay ni un alma en los alrededores del Camp Nou. Bulle, sin embargo, la vida en la llamada Rambla del Barça. Es un contraste curioso. No hay partido hasta el domingo (contra el Getafe a las 17.00), pero decenas de aficionados, turistas (los que más) o solo curiosos pasean por esta corta calle situada en el acceso 9 del estadio azulgrana.

La mayoría habla francés. Unos pocos toman un café en una terraza. Dos parejas jóvenes y otra con un niño de unos ocho añ...

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Ya no hace el calor pegajoso e insoportable de hace unos días. Agoniza agosto y la ciudad respira tranquila. A mediados de semana no hay ni un alma en los alrededores del Camp Nou. Bulle, sin embargo, la vida en la llamada Rambla del Barça. Es un contraste curioso. No hay partido hasta el domingo (contra el Getafe a las 17.00), pero decenas de aficionados, turistas (los que más) o solo curiosos pasean por esta corta calle situada en el acceso 9 del estadio azulgrana.

La mayoría habla francés. Unos pocos toman un café en una terraza. Dos parejas jóvenes y otra con un niño de unos ocho años compran entradas para el Tour por el campo y el Museu. Aunque son más los que remolonean que los que se asoman a las taquillas o entran al Museo. La entrada general son 26 euros. Hay una sesión cada 15 minutos. Nadie se agolpa a las puertas de acceso.

La vidilla y el gasto, está claro, se concentran en la tienda oficial, La Botiga. Siempre habrá niños (y no tan niños) que quieran la camiseta de su equipo. Sigue habiéndolos que desean estampar en la espalda el dorsal de su jugador favorito. Incluso después de Messi. Es más, ya existen aquellos que se dejaron encandilar por Depay, por su golazo, por su flexibilidad, por sus controles plásticos y hermosos. Hay dos camisetas en cola esperando a ser estampadas: Memphis, indica la pantalla. Las de Messi, por cierto, están preestampadas en un perchero enorme. Al margen de los bustos en representación de toda la plantilla azulgrana que le dan a uno la bienvenida a la tienda. A 110 euros, la camiseta de “aficionado”; a 160, la de profesional. Visualmente las diferencia una ligera trama de fondo. En teoría, la cara, es, claro, “más buena”, más transpirable, más de hacer deporte que de vestir, “preparada para hacer una maratón, si es preciso”, explica un dependiente.

“Dicen, además, que cuando te la pones te conviertes en Messi”, añade. Sonrisa ladeada. Confiesa que siguen entrando a la tienda aficionados preguntando por la camiseta del 10. “No entiendo muy bien por qué, la verdad”, concede, bastante menos nostálgico que aquellos que persiguen los últimos vestigios del argentino, un niño de La Masia, el ídolo del Camp Nou durante más de 15 años, hoy jugador del PSG, por el viejo estadio. Tendrán que darse prisa porque, apunta el chaval, le han explicado que esas camisetas con el 10 a la espalda y el nombre de Messi ya no se venderán pasado el mes de septiembre. De momento, la economía aprieta.

El FC Barcelona todavía está intentando levantarse tras el golpe que le dio la pandemia de covid. Los 375 millones de euros que se dejaron de ingresar por la crisis del coronavirus pesan como una losa sobre un Camp Nou más vacío de lo deseado. Si el año pasado hubo 18.510 abonados que se aferraron a la posibilidad que les ofrecía el club de acogerse a una excedencia para no renovar —una medida de gracia para ayudar a los aficionados que peor lo están pasando económicamente en esta crisis—, este 2021 en el que sigue haciendo estragos la covid pese al elevado porcentaje de población vacunada (ronda el 67%), un 2021 en el que ya se permite el regreso de público a los estadios, la cifra es todavía más elevada: 26.538 socios han decidido no renovar su abono. Eso significa que casi un tercio renuncia a ir al Camp Nou durante toda la temporada: el número de abonados hoy se ha reducido a 57.262 de un total aproximado de 83.500 socios.

Los números, además, suenan más graves al conocer que del total de socios solo 19.136 han solicitado su entrada —deben comunicarlo al club y rellenar un formulario— para el partido de mañana contra el Getafe. Para el primer partido de Liga, contra la Real en pleno agosto, fueron 15.280.

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Poca acosa. Incluso para ser agosto. Incluso en plena pandemia. La normativa covid permite llenar un 30% del aforo. Eso significa que al Camp Nou, con capacidad para 99.354 espectadores, podrán entrar un máximo de 29.806 seguidores. Pero el Barça debe asumir también las exigencias de la Generalitat (distancia de seguridad, por ejemplo), y de esos casi 30.000 asientos se queda con poco menos de 21.000. Para cubrir el cupo, el club debería vender más entradas a socios sin abono o aficionados de los que acuden esporádicamente al estadio sin serlo. Estos últimos son, mayoritariamente turistas. Y ya se sabe que, en plena pandemia, los turistas escasean.

No pide explicaciones el club a los abonados, por lo que se desconoce si al pedir la excedencia pesa más la economía familiar o el desencanto con el equipo de Ronald Koeman. Sí afirman fuentes del Barça, sin embargo, que las excedencias se solicitaron antes de confirmarse la salida de Leo Messi del club. Lo que da buena muestra del nivel de desafección que atenaza al aficionado azulgrana tras el mal final del curso pasado, unido a la crisis sanitaria. Sin Messi, el atractivo no puede ser el mismo. Lo prueban los cánticos que, al minuto 10 del partido contra la Real, recordaron al gran ausente.

No quiere ofrecer más cifras ni abordar los porqués de esa desafección el club presidido por Joan Laporta, que emplaza al periodista a la próxima Asamblea, para la que no hay fecha (previsiblemente en octubre, la última se celebró en junio). Si bien, se estima que solo con la fuga de abonados —sin contar el resto de ingresos atípicos por venta de camisetas o visitas al Museo— el club podría dejar de ingresar unos 40 millones de euros, según cifras aportadas por Catalunya Ràdio que el Barcelona no desmiente.

Ilaix Moriba se acerca al Tottenham, que ofrece 20 millones

El canterano azulgrana Ilaix Moriba, de 18 años, está cerca de destrabar su situación con el club azulgrana. Apartado del primer equipo y relegado a entrenar con el juvenil B después de que su representante pidiera unos dos millones por año, un salario superior al de jugadores como Pedri —pieza clave en el Barça de Koeman, jugador con la absoluta en la Eurocopa y con la sub-21 en los Juegos— o Araujo, en la que iba a ser su primera temporada en el primer equipo. Moriba está cerca de fichar por el Tottenham. Según fuentes de la entidad catalana, el equipo de Londres parece estar dispuesto a ofrecer unos 20 millones de euros por el fichaje del guineano, cuyo contrato expira el próximo verano.

Moriba llegó a La Masia en 2010. Nueve años más tarde, firmó un contrato récord para un canterano: 700.000 euros, con una cláusula de rescisión de 100.000 euros. El Barcelona no quiso volver a ceder ante la presión del futbolista y piensa en el traspaso.

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