Delio Onnis: “El PSG le ha hecho un gran favor al fútbol”
El exdelantero argentino, máximo goleador histórico de la liga francesa, analiza la llegada de Messi
Debe de ser el anónimo más extraño, al menos en Argentina, el país en el que se crió en las tribunas de la Bombonera, debutó en estadios calientes del Ascenso, pasó a Primera División y todavía hoy, a los 73 años, sigue viviendo seis meses al año sin que casi nadie lo reconozca. Si Leo Messi dejó el Barcelona como el futbolista que más goles convirtió en la Liga, apenas los especialistas en estadísticas saben que el máximo goleador histórico de la liga francesa también es de raíces argentinas: entre 1971 y 1986, Delio Onnis convirtió 299 veces para Stade de Reims, Mónaco, Tours y Sporting Toul...
Debe de ser el anónimo más extraño, al menos en Argentina, el país en el que se crió en las tribunas de la Bombonera, debutó en estadios calientes del Ascenso, pasó a Primera División y todavía hoy, a los 73 años, sigue viviendo seis meses al año sin que casi nadie lo reconozca. Si Leo Messi dejó el Barcelona como el futbolista que más goles convirtió en la Liga, apenas los especialistas en estadísticas saben que el máximo goleador histórico de la liga francesa también es de raíces argentinas: entre 1971 y 1986, Delio Onnis convirtió 299 veces para Stade de Reims, Mónaco, Tours y Sporting Toulon. Nadie festejó más que él en la Ligue 1, ni los héroes de antes ni las estrellas de ahora, ya en los tiempos multimillonarios del Paris Saint Germain: Just Fontaine, Bernard Lacombe, Carlos Bianchi, Michel Platini, Jean Pierre Papin, Zlatan Ibrahimovic, Edison Cavani, Neymar y Kylian Mbappé están detrás del goleador menos mediático. “Si solo son los de Primera en Francia, fueron 299. Pero ahí no suman los 30 que hice para el Mónaco en Segunda. En total tengo más de 450 [461]”, cuenta Onnis con acento bonaerense, desde Mónaco, la ciudad en la que reside la otra mitad del año.
Pregunta. Nació en Italia, se crió en Argentina y triunfó en Francia. ¿De dónde se siente?
Respuesta. Soy un nómada, un pasajero del mundo. Nací en Italia en 1948 pero a los dos años nos fuimos a la Argentina. Recién había terminado la Segunda Guerra Mundial y muchos tanos se iban para Sudamérica. Mi viejo hizo lo mismo y ahí arrancó todo. Después me radiqué en Francia. Vivo en Mónaco y soy residente monegasco desde 1973, pero mínimo seis meses al año los paso en Argentina. Allí están mis hermanos, mis amigos y todavía tengo a mi madre.
P. Según la Federación de Historia y Estadística del Fútbol, usted es el cuarto jugador argentino que más goles convirtió detrás de Messi, Bianchi y Alfredo Di Stéfano. ¿Cómo se explica que no sea conocido en el país donde comenzó a jugar?
R. No sé por qué. No es normal, y no lo digo porque sea yo. En Argentina se habla tanto de fútbol, de goleadores, ¿y a mí? Ni bola. No soy mediático, nunca lo fui. A lo mejor porque jugué en Gimnasia de La Plata, un equipo alejado de los grandes, y en Almagro, un club del Ascenso, pero no lo sé. Tampoco me impide dormir.
En Argentina no me dan ni bola. No es normal, pero no soy mediático
P. ¿En Francia sí tiene el reconocimiento acorde a sus goles?
R. Sí, en especial en Mónaco, donde seguí trabajando después del retiro y me conocen todos. También es una ciudad chiquita y eso ayuda. En otros lados depende de la edad. Los chicos de 20 o 25 años no se van a acordar de alguien de 70. En Italia nunca viví y voy poco. Algunos me conocen pero también hay que ver la edad.
P. Si muchos desconocen su gran etapa, en Francia, de su registro por Argentina se sabe aún menos.
R. Me crié a 25 cuadras de la cancha de Almagro. Yo soy de provincia, vivía y vivo en Caseros [cerca del límite entre la ciudad de Buenos Aires, la capital, y la provincia homónima]. Un día me fui a probar y me quedé. Iba a entrenar en bicicleta. Pero igual me crié en la Bombonera. Soy hincha de Boca y me la pasaba todos los domingos en la cancha, sin un peso, me colaba. Subía con mis amigos a las 11 de la mañana y veíamos tres partidos seguidos, de Tercera, Reserva y Primera. Quería estudiar a mi ídolo, Ángel Clemente Rojas, Rojitas. Mamita, las cosas que le vi hacer.
P. Pero Rojitas no era un nueve como usted...
P. No, era nueve y medio. Pero yo tengo otro ídolo, y que no era de Boca sino de River, Luis Artime: él sí era nueve. Qué me importaba que jugara en River: no soy como esos pelotudos de hoy que convierten un River-Boca en política, que dividen todo. Me hice un centroforward a la antigua, de mucha área y olfato. Por ubicación, podría decir que era un delantero estilo Trezeguet, pero yo no era un fenómeno.
P. ¿Se acuerda del primero de sus 461 goles?
R. Sí, para Almagro en 1966, por la Primera B, de visitantes contra San Telmo en la Isla Maciel, una cancha complicada, pero a mí no me importaba nada [a pocos metros del Riachuelo, en la orilla contraria al barrio de La Boca y la Bombonera]. Era muy joven, tenía 20 años, y en el fútbol nunca tuve miedo. La semana previa llegué a casa y le dije a mi mamá: ‘Me citaron para la Primera’. Ella se reía, ‘¿Qué vas a jugar en Primera vos?’, me respondía. Antes de salir a la cancha le dije: ‘Voy a hacer un gol antes de los 15 minutos’. Se seguía riendo: ‘Estás loco’, me decía.
P. ¿Y qué pasó?
R. Tuve suerte, lo hice antes de los 15 minutos. Mi vieja lloraba como una santa que es. Yo me tenía mucha confianza. El arquero de aquel Almagro era Luis Felicetti. En 1969 los dos pasamos a Primera, él a Colón y yo a Gimnasia. La primera fecha fue justo entre nuestros dos clubes. Le hice un gol, el tercero, y ganamos 3 a 0.
P. ¿Cómo llegó a Francia? En aquella época era una rareza una venta desde Argentina.
R. Fue una historia rara porque no me vinieron a buscar a mí. La gente del Stade de Reims fue a Argentina a buscar a otro centrodelantero, al Mono Obberti, de Newell’s. Estaba todo acordado pero a último momento la señora de Obberti no quiso ir a Francia y el pase no se hizo. El tema es que Reims iba último y tenía que llevarse un nueve. Ahí me fueron a ver jugar.
P. ¿Y los convenció con sus goles?
R. No, fui un desastre, no toqué la pelota. Fue un Atlanta-Gimnasia en Villa Crespo y perdimos 3 a 0. Yo venía de una lesión en la costilla. El empresario a cargo del pase, que se llama Rafael Santos, me cagó a pedos, me retó: ‘Te dije boludo, no jugués, mira el quilombo en el que nos metimos’. El presidente del Reims estaba con el tesorero y esa noche nos invitó a cenar a Santos, a mí y al técnico de Gimnasia, José Varacka. En un momento le preguntó: ‘Si estuviera en lugar mío y hubiese visto jugar a Onnis solo hoy, ¿se lo llevaría?’. Varacka le dijo: ‘Ni en pedo’, y ahí mismo el presidente le pidió al tesorero que trajera el contrato para firmarlo.
P. ¿También hizo goles en su debut en Francia?
R. Volví a tener mucha suerte, fue todo un éxito. Llegué 48 horas de un partido del Reims y el presidente quería que jugara. Me dolía la costilla y me puse firme: ‘No, no juego’. Me respondió: ‘Mire que después vamos de visitantes contra el Nantes, que está primero’, pero no jugué. Perdimos 2-0, volví a cruzarme con el presidente y me dijo otra vez: ‘Y ahora con los punteros’. Nantes había ganado los siete partidos y nosotros los habíamos perdido. Pero les ganamos 2-0 con dos goles míos. Imaginate. El presidente me besaba los pies.
P. ¿En qué club es más ídolo?
R. En Mónaco. Pasa que en el Reims jugué dos años nomás. Hubo seis meses en los que fuimos compañeros de ataque con Bianchi. Después me pidió el Mónaco y terminé jugando siete años. Hice 200 goles, llegamos a una final de Copa de Francia contra el Saint-Étienne en 1973, salimos campeones en 1978 y clasificamos para Europa. Ahí nació el verdadero Mónaco: nunca más bajó del pedestal y pasó a ser visto como uno de los grandes de Francia. No fue casualidad: jugábamos muy bien. Después pasé por el Tours y el Sporting Toulon. Mi carrera tuvo particularidad: en los cuatro clubes de Francia en los que jugué, llegué cuando acababan de subir de Segunda a Primera.
Messi tiene que ganar la Copa de Europa. Para eso le han fichado
P. ¿Cómo era la liga francesa cuando llegó?
R. Llegué en 1971 y todavía no era reconocida, pero ya desde hace 20 o 30 años, desde los 90, empezó a serlo. Incluso en los 80 había futbolistas tremendos: Platini, Giresse, Tigana, Rocheteau, todos de primera categoría. Y después vino Zidane. La liga y el fútbol francés mejoraron muchísimo. Ahora es uno de los mejores del mundo, y no solo porque ganó el último Mundial: la selección tiene muchas variantes en cada puesto.
P. El París Saint Germain fue fundado en 1970, un año antes de su llegada. ¿Cuándo empezó su metamorfosis a lo que es hoy?
R. Al principio era un club del medio del tablón. Los dos mejores eran Nantes y Saint-Éttienne. El PSG empezó a hacerse grande cuando yo dejé de jugar. Después terminé enfrentándolo varias veces, pero al principio jugaba más contra los otros equipos de París, el Paris FC y el Racing Matra, que también eran locales en el Parque de los Príncipes. El Racing Matra lo compró un patrón multimillonario, Jean-Luc Lagardére, y tenía muy buenos jugadores. Estaban los uruguayos Enzo Francescoli y Rubén Paz. Pero le fue mal.
P. Usted es de otra época del fútbol. ¿Qué opina de estos equipos inyectados en base a cientos de millones de dólares?
R. Yo estoy a favor de toda gente con recursos para traer a los grandes jugadores. Reunir a Messi, Neymar, Sergio Ramos, Mbappé y el resto le hace un favor muy grande al fútbol, en el país que sea, en este caso a Francia. Hacen jugar bien al fútbol y estimula al público.
P. ¿Cómo cree el máximo goleador de la liga de Francia que le irá al máximo goleador de la Liga y de la selección argentina?
R. Por supuesto que no me voy a comparar con Messi, pero le va a ir muy bien. Tiene todas las cualidades que debe tener alguien fuera de serie como él, el verdadero mejor jugador del mundo. El único problema es que, con 34 años, va a tener que cuidarse un poco.
P. ¿En el PSG la presión será similar a la del Barcelona?
R. Se llama Messi y viene a jugar a un equipo que, salvo el accidente que tuvo en la liga pasada, domina largamente desde hace rato el fútbol francés. El tema es la Copa de Europa. Por eso lo hicieron venir. Messi va a jugar bien. El tema es que tiene ganar la Copa.
P. ¿Conoce a Messi?
R. No, nunca lo traté personalmente, no soy de andar detrás de la gente. Yo leo todos los artículos y me parece una persona extraordinaria, con muy bajo perfil, como me gusta a mí.
P. ¿Y cree que él lo conoce a usted?
R. Me gustaría saberlo, que alguien se lo pregunte, pero no sé, no tengo idea.
P. Le tendría que decir su currículum.
R. Ese es mi problema, no ando mostrando mi currículum, desgraciadamente.
P. Al parecer debutará este domingo, justamente, contra su primer equipo en Francia.
R. Sí, contra el Stade de Reims. Últimamente tenía poco contacto con el club pero estoy bien con el presidente. Hace cuatro años, cuando inauguraron la cancha nueva, me invitó. Estuve en el puntapié inicial, en el primer partido y esas cosas.
P. ¿Y usted por qué nunca jugó en ninguna selección? ¿De Argentina nunca lo tentaron?
R. Era imposible jugar para Argentina, yo nunca tuve la ciudadanía, así como tampoco tengo la francesa. Siempre fui italiano, así que no había ninguna posibilidad. En un momento pensé en nacionalizarme argentino pero después me dije: ‘para qué’. Si lo hacía, tenía que hacer el servicio militar obligatorio. Sé que en Italia se acordaron de mí pero estaban Boninsegna y Gigi Riva, delanteros de la puta madre. Era muy difícil para mí entrar ahí. Amo Argentina, amo Italia, amo Francia.
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