Espanyol y Villarreal se abonan al cero
Entretenido empate entre dos equipos que repiten su marcador de la primera jornada
No marcan ni Espanyol ni Villarreal, que igualaron sin goles en el estreno liguero y en la segunda jornada empataron entre ellos también sin atisbo de pólvora (0-0). Ocurrió en un partido divertido de ver: albergó dos ideas diferentes para llegar a un mismo objetivo, el gol que no compareció porque no fue un partido de delanteros.
El Espanyol salió como un disparo, vertical, codicioso, con un amplio catálogo ofensivo y un ritmo de balón frenéti...
No marcan ni Espanyol ni Villarreal, que igualaron sin goles en el estreno liguero y en la segunda jornada empataron entre ellos también sin atisbo de pólvora (0-0). Ocurrió en un partido divertido de ver: albergó dos ideas diferentes para llegar a un mismo objetivo, el gol que no compareció porque no fue un partido de delanteros.
El Espanyol salió como un disparo, vertical, codicioso, con un amplio catálogo ofensivo y un ritmo de balón frenético. Se colocó bien el equipo perico, prieto en el repliegue, audaz en la presión cuando acudía a buscar al rival, e incomodó al Villarreal como pocos consiguen hacerlo.
Unai Emery, atribulado e hiperactivo como de costumbre en el banquillo, no fue el espejo de su equipo, que creció en el partido desde la paciencia. Bajó revoluciones a la liza el Villarreal y se afianzó en cuanto logró superar la primera línea de presión y entendió que, por mucho que se juntase el Espanyol, disponía de herramientas para abrir espacios. Los encontró en la combinación a un toque más que en la repetición de pases. Y a la media hora ya empezó a dejar su sello. Fue cuando una conexión entre Manu Trigueros y Capoue dejó a Moi Gómez ante el portero Diego López. En una acción muy dudosa, tanto que ni con varias repeticiones se podía discernir con claridad, ambos futbolistas se cruzaron en la frontera del área.
El árbitro resolvió el episodio con una amonestación al futbolista del Villarreal por un presunto piscinazo. Poco después fue Alberto Moreno el que entró como cuchillo en mantequilla hasta las barbas del meta local. Todo acabó en otro encontronazo, de manera que el Villarreal sustanció sus dos primeras ocasiones claras con sendas amonestaciones.
El Espanyol no se había caído. Seguía en pie el frenesí, la capacidad para girar al rival y hacerle recular, siempre con Raúl de Tomás acechando al filo del fuera de juego. La grada, anhelante de gratificar al equipo, agradeció el despliegue. El descanso, con todo, llegó tras asomar alguna sombra para los locales. El lateral zurdo Pedrosa se lesionó en una mano en la última jugada de la primera parte. Y había empezado a mostrarse Gerard Moreno.
En el Espanyol le conocen bien. El delantero de la selección creció en el vivero perico, al que llegó con apenas nueve años. En su regreso a casa mostró su capacidad para darle opciones en ataque a un equipo al que no siempre le sobraron ideas con el balón. Cada aparición de Gerard Moreno aclaró el panorama. Pero apenas dejó pinceladas y convirtió su partido en una obra inacabada.
En el tránsito de la segunda parte, el Villarreal apuntaba por clase y paciencia para gestionar las dificultades que le planteaba el partido, pero el Espanyol jugaba con alma, desprendido y generoso para llegar con un buen número de peones al área. Desdichado en la rúbrica, no tanto en el remate como en el pase que lo debía habilitar.
Empezó a correr el Espanyol y Emery debió de sentir que el partido se le iba por el desagüe, así que a la hora de partido maniobró para introducir más físico en la medular con Coquelin en sustitución de Manu Trigueros. Llegaron las piernas frescas para ambos equipos y también lo hicieron las precauciones. Después de tanto esfuerzo el punto no parecía tan malo. Incidía el cansancio, asomaba el error. Lo cometió Rulli con el balón en los pies, pero De Tomás no supo apuntillar.
El epílogo castigó al Espanyol, cansado y ya no tan agresivo para perseguir al rival. Se acomodó el Villarreal con la pelota, pero aun así los pericos encontraron fuerzas para revolverse y buscar el gol hasta el final. Se tropezó con él Wu Lei ya sobre la hora, pero con el brazo, después de un remate de Embarba al larguero. Nadie disponía de pólvora en el RCD Stadium.
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